Se ha convocado a conmemorar los 50 años de la “tarea militar” de la izquierda chilena, lo que, según la convocatoria, remite a la formación en las Escuelas y Academias Militares de Cuba a militantes comunistas y socialistas en tiempos de la resistencia a la dictadura de Augusto Pinochet. En el origen de esa tarea habría participado el propio Fidel Castro. Y dice la convocatoria que los conocimientos que ellos adquirieron “a poco andar contribuyeron en las experiencias de resistencia y liberación en Nicaragua”, entre otros.
Una parte de esa historia lo recogió el propio Fidel Castro en su libro “La Paz en Colombia”, publicado por la Editora Política de La Habana, en 2008. Su lanzamiento, el 12 de noviembre de ese mismo año, tuvo una gran cobertura pública en Cuba y una enorme circulación. “Fidel revela por primera vez el contenido de importantes documentos, entrevistas y sus propias vivencias”, señalaba la nota de invitación que fue enviada a la prensa extranjera.
El cable de la Agencia Prensa Latina, indicaba: “‘La Paz en Colombia’” es el título del libro escrito por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, como un reportaje de largo aliento calzado por una investigación rigurosa, análisis certero y una documentación abundante, elegida con tino (…) Gran parte del material utilizado en los 14 capítulos permaneció inédito hasta ahora. Se incluyen otros ineludibles para comprender los problemas.
“Con una prosa ágil, en armonía con su espíritu investigativo y una vocación de historiador –deslizada siempre por cauce paralelo a su condición de estadista–, eligió ‘resaltar las ideas básicas de ese proceso’, como método expositivo para abordar las raíces de un conflicto armado que dura ya más de 40 años”.
Por su parte, el sitio “Fidel soldado de las ideas”, consigna: “El título y el autor bastarían para convertir a este libro en el más demandado y leído de los días que corren en todo el mundo”. Agrega: “Lo que no puede develarnos la vista de cubierta es lo que en realidad resulta ser este libro: nada más y nada menos que un trozo esencial de medio siglo de la historia contemporánea, narrada por uno de sus protagonistas fundamentales, con todos los encantos de una novela, sin faltar ni una letra a los hechos de la vida real”.
El portal CubaDebate indica que el libro contiene “revelaciones sobre los vínculos de la Revolución Cubana con los más destacados movimientos revolucionarios latinoamericanos”, para posibilitar que la insurrección que desarrollaban en ascenso pudiera culminar con el derribar la dictadura de Anastasio Somoza.
A continuación, reproducimos un fragmento significativo del texto:
“Una brigada de apoyo fue organizada rápidamente con revolucionarios nicaragüenses, salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y uruguayos que se entrenaban entonces en Cuba, y 51 oficiales del Partido Comunista de Chile, 20 del Partido Socialista de ese país y ocho del Partido Comunista Uruguayo, formados durante años en nuestras academias militares, que fueron integrados a esa fuerza con autorización previa de sus respectivas organizaciones políticas.
“Diez médicas y dos médicos chilenos, militares todos, formados igualmente en Cuba, fueron enviados al Frente Sur para atender a los heridos de guerra.
“Los sandinistas habían promovido un levantamiento en el sur de su país, próximo a la frontera de Costa Rica. Después de más de diez días de combate, se habían replegado hacia territorio tico. Por diversas vías legales se movieron los hombres que fueron en su apoyo. En un viejo cuatrimotor DC-6 que podía cargar 14 toneladas se enviaron las armas pertinentes, que eran desembarcadas en el aeropuerto de Liberia, a pocos kilómetros de la frontera con Nicaragua. Se portaron valientes las autoridades de Costa Rica que suscribieron el acuerdo.
“Las armas asignadas a los nicaragüenses iban para el Frente Sur y otros puntos en rebeldía. En uno de esos vuelos viajó el teniente coronel de Tropas Especiales Alejandro Ronda Marrero, entonces jefe de Operaciones de esa importante unidad, como asesor del Frente Sur.
“La idea de promover una insurrección para derrocar la tiranía pro yanqui de Anastasio Somoza prevaleció entre las tres concepciones sandinistas que luchaban por la Revolución en Nicaragua. La unión de las tres fuerzas en que se había dividido el movimiento logró instrumentarse con la cooperación de Cuba.
“En junio y julio de 1979, todas las vertientes unidas estaban enfrascadas en la difícil contienda. El levantamiento popular dio lugar a que en algunos departamentos como León, Masaya y otros se luchara heroicamente casa por casa contra las fuerzas armadas del régimen a un alto costo de vidas sandinistas. Fue, a mi juicio, en ese instante que la solidaridad internacional desempeñó un papel decisivo en el desenlace victorioso de 1979.
“Los comunistas chilenos, sus compañeros socialistas y los oficiales comunistas uruguayos, como oficiales de carrera, escribieron una página imborrable en la historia de América Latina, tarea que prosiguió después de la victoria, junto al esfuerzo solidario e irrestricto de nuestro país”.
EN LA FOTO PRINCIPAL: El comandante Fidel Castro con el chileno de origen mapuche Moisés Marilao Pichún, uno de los primeros oficiales graduados en la especialidad de Tanques en la Escuela de Cadetes General Antonio Maceo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. Fue uno de los oficiales que fueron acuartelados por Fidel Castro para partir al Frente Sur en la frontera de Nicaragua y Costa Rica, en el marco de la ofensiva final contra la dictadura somocista. La imagen fue tomada en ese contexto.
Moisés Marilao fue ejecutado en la madrugada del 19 de abril de 1985, por anemia aguda causada por “disparo de arma de fuego de características homicidas”, según acredita el Certificado de Defunción. Era entonces Jefe Regional del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) en Temuco, fue detenido el día anterior y recluido en la Segunda Comisaría de Carabineros de esa ciudad.
Santiago, 27 de marzo de 2025.
Crónica Digital.