Las relaciones entre Chile y Argentina atraviesan hoy nuevos momentos de tensión tras las declaraciones del presidente Javier Milei y altos funcionarios de su administración, que descalifican el trabajo del gobierno de este país.
Los problemas entre las naciones vecinas comenzaron en abril pasado, cuando la Armada argentina inauguró el Puesto de Vigilancia y Control de Tránsito Marítimo Hito 1, que se adentró más de tres metros en la Región de Magallanes y la Antártica chilena para colocar allí sus paneles solares.
En un principio, el embajador del país trasandino en Santiago, Jorge Faurie, trató de quitarle relevancia al asunto al declarar que se trataba de un “error” de la empresa encargada de la instalación del puesto y que era imposible desmantelar la construcción al menos hasta el verano austral.
Esa posición provocó un fuerte repudio en Chile, y el presidente Gabriel Boric emplazó a Argentina a retirar las estructuras tras recordar que “las fronteras no es algo con lo que se pueda tener ambigüedades. Es un principio básico del respeto entre los países”.
“O lo sacan ellos o lo sacamos nosotros”, dijo en aquella oportunidad el mandatario.
Faurie ya había protagonizado otro incidente cuando en un encuentro en el paso fronterizo de Los Libertadores le faltó el respeto a una delegación oficial chilena.
“Mi país ya era una potencia agrícola cuando ustedes recién aprendían a comer”, fue uno de los dichos del diplomático, quien también menospreció al delegado presidencial de la comuna de Los Andes, al afirmar que “el Estado chileno acostumbra a crear figuras de representación”.
Meses después la ministra de Seguridad trasandina, Patricia Bullrich, quien participaba en Bariloche en un Curso Avanzado en la Lucha contra el Narcotráfico, alertó sobre un aumento en el sur de ese país de modalidades delictivas que vienen supuestamente de Chile.
Antes, Bullrich había asegurado, sin pruebas, la presunta presencia en territorio chileno de miembros del grupo Hezbollah, lo cual provocó una nota de protesta entregada en la sede diplomática argentina.
Por si fuera poco, esta semana Milei respaldó las declaraciones de su ministro de Economía, Luis Caputo, quien dijo que a Chile “hoy los gobierna prácticamente un comunista que los está por hundir”.
Un mensaje circulado aquí en las redes sociales y titulado “Mejor que hablen las cifras” da una sólida respuesta al gobierno de Milei al comparar la situación en ambos países.
En Argentina la pobreza alcanza al 53 por ciento de la población, mientras que en Chile es de 6,5; en el primer país la inflación anual está al 166 por ciento y en el segundo es de 4,2; el salario mínimo en la nación trasandina es de 239 dólares, la mitad del chileno, que asciende a 532.
Políticos de todas las tendencias, con excepción del ultraderechista Partido Republicano, condenaron los dichos de funcionarios del gobierno de Milei, la intromisión en los asuntos internos y sus descalificaciones que impiden una relación armónica.
Interrogado sobre el tema, Boric expresó: “Hay que tener un poquito más de humildad, porque nosotros, los presidentes pasamos, pero las instituciones y los pueblos quedan”.
Y añadió “yo no me voy a referir con adjetivos ni insultos al presidente de Argentina, como él está acostumbrado a hacerlo”.
Santiago de Chile, 23 de diciembre 2024
Crónica Digital/PL