Por Oleg Yasinsky
Señores de Infobae:
Leí su largo y detallado texto revelando el trabajo que hago para el público latinoamericano. La “supersecreta ‘Red Yasinsky'”, “descubierta y desenmascarada” por la investigación de ustedes da valor a su aplicada labor.
Aunque se nota que su artículo les supuso un gran esfuerzo intelectual, creo que no logra su objetivo. Una vez más, le han hecho publicidad gratuita a su adversario, pues, como de costumbre, no tienen idea de nada: ni de Rusia, ni de Latinoamérica, ni de periodismo.
Lo que no entiendo es por qué se dedican a escribir sobre temas tan complejos como la política internacional; creo que con su lógica y lenguaje les iría mucho mejor si solo se concentraran en los temas del corazón, o de gastronomía, o del cuidado de mascotas… por ejemplo de perros, ya que tienen un presidente que los adora (excepto al maligno can Cerbero, que ustedes mencionan). Además, su artículo es excesivamente largo. Un escritor clásico de apellido Chéjov y otro de apellido Cortázar recomendaban a los escritores ser breves. Si a ustedes les pagan por número de letras, la extensión de su texto es comprensible, pero si no… Y lo más lamentable, casi tan lamentable como la ausencia de juicio, es la falta de sentido del humor, que no les permitirá entender las verdaderas claves de la perversa ‘Red Yasinsky’.
Con el título ‘El hombre del Kremlin que creó una red para manipular audiencias en Latinoamérica’ es casi imposible cumplir con la expectativa tan alta que me asignan, ya que con las primeras frases del texto ustedes mismos entran en contradicción. Ustedes me caracterizan como un monstruo manipulador que “saluda con prístino español y cara sonriente”. Es evidente que su idioma español, al igual que el tipo de prensa que ustedes dignamente representan, no tiene de nada prístino. La tergiversación de mi patronímico, Vladislávovich, como ‘Vladslavovich’, que en ruso suena como un insulto, se la perdono, porque seguramente ni saben qué es un patronímico. Que me pongan algunos años más tampoco es tan terrible, solo revela la falta de prolijidad de la información que brindan y que se nota en todo.
Ustedes aseveran que yo planté en Latinoamérica “un relato propio en temas tan diversos como polémicos”. Tuve que leer y releer esta frase para poder entender si era un halago o una crítica. ¿Cómo puedo crear un relato propio si obedezco las órdenes de mis jefes del Kremlin? Y si son temas diversos y polémicos, ¿por qué es condenable tratarlos? ¿Expresar un pensamiento propio, diferente de lo oficialmente establecido, es un crimen? Ustedes también usaron el verbo ‘crear’: “Crear un relato propio”. ¿Acaso la creatividad y la imaginación son también sus enemigos?
En el presunto documento secreto al que “tuvo acceso Infobae” se dice: “Es extremadamente importante llevar a cabo una campaña mediática seria para crear un espacio de información alternativo”. No puedo confirmar ni desmentir la exactitud de estas palabras, ni la existencia de un tal texto, pero en estos años escribí cientos de materiales donde abiertamente digo y reafirmo que lo considero necesario. Si se crean espacios de información alternativos al paradigma de información occidental que domina el planeta Tierra, ¿cuál es mi delito? Los seres humanos, independientemente de la nacionalidad, origen o pasaporte, ¿no tenemos derecho a buscar cómo crear y construir espacios alternativos de pensamiento y análisis?
La ‘Red Yasinsky’, otro invento de los autores del artículo, confieso que existía desde los años 1980 en la antigua Unión Soviética, cuando con los compañeros estudiantes nos solidarizamos con los pueblos de América Latina en su lucha contra las dictaduras militares y la bota sucia del imperio norteamericano, tan adorados por los medios democráticos como Infobae. Dicha red, con o sin Yasinsky, existió y existe en Ucrania, Rusia, Chile, Argentina, Colombia, México o cualquier otro lugar del mundo donde tenemos compañeros con quienes buscamos un pensamiento crítico y un mundo más humano.
Respecto a mis entradas con dos pasaportes diferentes a Argentina, obviamente era para organizar una guerrilla prorrusa. Además, en el mundo se sabe que no hay mejores pasaportes para eso que uno ucraniano y otro chileno. Para los especialmente ignorantes: cuando una persona tiene un pasaporte viaja solo con ese pasaporte; cuando obtiene otra nacionalidad le dan otro pasaporte, y si este pasaporte le permite entrar a más países sin visa, empieza a viajar con ese pasaporte.
Una grata sorpresa fue saber que los autores del artículo conocen algo sobre los mitos griegos, al mencionar al perro Cerbero, seguramente víctima de la ‘catástrofe comunista’ de Chernóbil (por aquello de las tres cabezas). Al perrito tricéfalo ustedes le asignaron la nacionalidad rusa; según su investigación, varias de sus malvadas cabezas están sancionadas por diversas entidades europeas, una de ellas por fortalecer “la identidad cívica y los valores espirituales y morales entre los jóvenes”. En serio, ¿hoy en el mundo civilizado se censura por fomentar la espiritualidad o los valores de los jóvenes? Nos dicen en la cara que la espiritualidad y la moralidad de las personas es algo muy peligroso para ellos.
Respecto a la publicación de mis ‘documentos secretos’ ‘enviados a Moscú’ con la lista de algunos medios que fueron nombrados allí, cualquier periodista cuenta con una lista de contactos diversos de personas que son amigos, conocidos o simplemente desconocidos. No hay que ser espía ni agente de nadie para contar con esa información personal. A ninguna lista de contactos jamás en mi vida y en ningún idioma la llamaría “contactos simpatizantes”, como el personaje que ustedes inventaron dice que los llama. Aparte de los honorarios por mis artículos en RT o en otros medios de información estatales y privados rusos, ninguna entidad del Estado ruso jamás me ha pagado un solo rublo.
Y ahora viene lo importante: el desprecio de los que se venden por quienes no nos vendemos. Ustedes cuentan que conversaron con varios de estos medios del que yo soy su “cerebro manipulador” y “los medios no lograron explicar su financiamiento” y además pudieron “sobrevivir la crisis de los medios que atraviesan en todo el globo”. Después insultan a los medios independientes, que a diferencia de Infobae son pequeños, pobres, mantenidos solo con el trabajo voluntario, el entusiasmo y los ideales de sus trabajadores, insinuando que el único periodismo posible es el que se prostituye.
Es asombroso que, por traducir y publicar en pequeños medios latinoamericanos un par de textos (que no son de su agrado), ustedes adviertan al mundo acerca de esta historia sobre las “megaestructuras del Kremlin” para manipular las mentes, pero en cambio cuando se comenten magnicidios o se atenta contra presidentes que no quieren obedecer órdenes de sus amos, los grandes medios de comunicación aseveran que sus autores son ‘lobos solitarios’.
Con respecto a mis dos objetivos para el continente que conozco y amo, efectivamente son estos:
“1 – Crear en América Latina la opinión pública de que Ucrania y el pueblo ucraniano no son lo que pintan los medios occidentales, y que no todos los ucranianos apoyan al régimen de Zelenski y la OTAN.
2 – Transmitir a Ucrania y a los países de la antigua Unión Soviética que las voces de los latinoamericanos, los europeos y los ucranianos que viven en el extranjero apoyan al pueblo, a una Rusia/Ucrania pacífica y amistosa.”
Otros crímenes que efectivamente propongo son “traducir y publicar materiales en publicaciones amistosas en toda América Latina, desarrollar una red no oficial de personas de ideas afines para crear columnas permanentes […], incluyendo materiales de ficción producidos en Rusia”. Es el gran delito de querer difundir una cultura que pretenden borrar y prohibir.
¿Por qué nuestro enemigo, que tiene tanto dinero y tantos mercenarios desempleados, no contrata a alguien mínimamente inteligente con quien por lo menos se pueda discutir ideas y no corregir sus errores escolares en un medio leído por millones de personas? Es especialmente trágico en un país que hace poco votó por Milei y, además, me parece una falta de respeto hacia sus lectores.
Al exponer los trozos mutilados de mis artículos de RT, me sorprendí al ver que sí me entendieron bien, pues cuando opiné de Israel descubrieron mi esencia “antisemita”, “conspiranoica” y me recordaron que “no puedo opinar nada sin el permiso de mis jefes”. Y cuando dudé de la inocencia del Estado sionista, se preguntaron: “¿Insinúa que algunos de los asesinos pudieron ser israelíes?”. Por supuesto que no. ¡Si los asesinos solo pueden ser árabes, rusos y comunistas!
En síntesis, su largo escrito, más que de mí, habla de ustedes y es un ejemplo perfecto de cómo sus amos continúan menospreciando la inteligencia de nuestros pueblos, que ya no soportan tanta estupidez y mentira ni la prepotencia con que nos tratan los infobaes del mundo. Y no hay que ser ‘agente ruso’ para darse cuenta de eso.
Oleg Yasinsky, periodista ucraniano chileno, colaborador de los medios independientes latinoamericanos como Pressenza.com y otros, investigador de los movimientos indígenas y sociales en América Latina, productor de documentales políticos en Colombia, Bolivia, México y Chile, autor de varias publicaciones y traductor de textos de Eduardo Galeano, Luis Sepúlveda, José Saramago, subcomandante Marcos y otros al ruso.
Moscú, 19 de noviembre 2024
Crónica Digital