Dos talentosos escritores cubanos que por caminos distintos emigraron, pero mantienen ese nexo vital con la patria que los vio nacer, prestigiaron el Festival Iberoamericano de Literatura en la capital de Estados Unidos.
Ella, Gabriela Guerra, residente en México, y él, Vicente Amor, quien vive en Tampa, dialogaron con el público asistente al Instituto Cultural Mexicano en Washington DC, para escuchar en voz de sus autores cómo transcurrieron sus más recientes “partos literarios”.
Guerra, Premio Juan Rulfo 2016 por su novela Bahía de Sal, habló sobre Avándaro, un libro que escribió durante la pandemia de la Covid–19 en 2021 y que se publicó el pasado año, el cual tuvo el gusto de presentar en febrero en la Feria Internacional del Libro en La Habana (Fillh).
Dijo que la obra, que pertenece a su Trilogía del Agua, gira en torno lo que “pasa a un humano cuando llega a esa tierra que debía ser la ‘tierra prometida’, pero que en realidad fue la que tuviste delante”.
Es la vida de una familia que emigra desde Bahía de Sal a través del mar, a través de esas grandes travesías que hemos hecho los cubanos, y llega en busca de un nuevo comienzo a Avándaro, un pueblo ficticio, pero ahora está inspirado en una tierra continental, contó la también periodista y editora naturalizada en México.
Por su parte, Amor coincidió con Gabriela en que la etapa de la pandemia fue el momento para su creación literaria Isabella, su primera novela, que lo inspiró al punto que le rondan actualmente “como cinco libros más en mi cabeza”.
Isabella fue un texto que surgió “en Florida durante ese evento traumático para todos y en especial para Cuba”, relató al hacer alusión al diferendo de larga data entre los dos países, cuyo principal obstáculo es el bloqueo económico, financiero y comercial de más de seis décadas contra la nación caribeña.
Amor explicó que en Isabella –también presentado en la Fillh– hay un punto de vista positivo hacia Cuba, “buscamos la manera de refugiarnos, de disfrutar de nuestro país, de disfrutar las cosas hermosas que tiene” y es una historia “que transcurre entre Tampa, La Habana y Madrid”.
La trama tiene entre sus personajes a Daniel, quizás un reflejo de parte de él mismo o lo que tal vez quisiera ser, e Isabella, una modelo, en “un amor a distancia” en época de WhatsApp, Messenger y de correos electrónicos, subrayó.
La encargada de Negocios de la embajada de Cuba en los Estados Unidos, Lianys Torres, agradeció la presencia de ambos autores y comentó que sus exposiciones motivan a buscar y disfrutar su obra.
El cantautor Mauricio Figueiral regaló un bolero (Lo que quise ser) escrito especialmente para la diva de la canción cubana, Omara Portuondo. “Soy una isla que presume/… y afronté con un bolero todo lo que quise ser…”, dice parte de la letra.
Lindo encuentro este, sobre todo porque en estos días en Washington DC se celebra y respira la Jornada de la Cultura Cubana.
El Festival Iberoamericano de Literatura se extenderá hasta la próxima semana.
Washington, 19 de octubre de 2024.
Crónica Digital / Prensa Latina.