Al dirigirse a los líderes mundiales en la inauguración de la cumbre anual de la OTAN, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, intentó asegurar que la alianza político militar es hoy más fuerte que nunca.
Pero el discurso en el Auditorio W. Mellon la víspera en esta capital tuvo un especial escrutinio porque ocurrió mientras Biden sigue bajo presión para que abandone la carrera electoral en medio de cuestionamientos sobre su capacidad para enfrentar un segundo mandato.
En su discurso de unos 10 minutos reiteró lo que en sesiones informativas con la prensa habían anticipado funcionarios de su administración: Ucrania será la protagonista de la cita.
Biden anunció lo que llamó una «donación histórica» de nuevas capacidades críticas de defensa aérea para reforzar los equipos de guerra de Ucrania para enfrentar a Rusia.
Aseguró que la nación europea que «recibirá cientos de interceptores adicionales durante el próximo año”, una promesa de ayuda que se produce en momentos en que se analiza minuciosamente su desempeño en el escenario mundial ante esas interrogantes sobre su futuro político.
El mandatario anfitrión reconoció también al secretario general saliente de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, al que agradeció su liderazgo y lo honró con la Medalla Presidencial de la Libertad, la máxima distinción de Estados Unidos que se otorga a un civil.
Biden saludó en su discurso la presencia de los 38 jefes de delegaciones en Washington DC para esta cita que concluirá mañana, que, según anticipó la Casa Blanca, es histórica.
Un reporte de la radiodifusora NPR dijo que las palabras del presidente fueron como «música para los oídos de los aliados».
Mientras otros expresaron preocupación en cómo sería una relación de Estados Unidos con la OTAN en caso de un eventual triunfo de Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre.
Desde que inició su campaña electoral, Trump prometió que de ser reelegido no defendería a los miembros de la OTAN que no cumplan sus objetivos de gasto en defensa.
El exgobernante (2017-2021) se quejó por mucho tiempo de que Washington carga injustamente con una parte desproporcionada de lo que deben asumir los miembros de esta asociación.
Previo a su elección en 2016, el republicano cuestionó más de una vez el propósito y la eficacia de la OTAN, a la que llegó a calificar de “obsoleta”.
Así que un escenario postBiden es el que tendría que enfrentar el exprimer ministro de Países Bajos Mark Rutte, próximo secretario general de la OTAN a partir del 1 de octubre como relevo de Stoltenberg, quien comandó la alianza desde 2014.
Durante el fin de semana decenas de activistas por la paz participaron aquí en la Conferencia No a la OTAN, sí a la Paz y en una manifestación en el Parque Lafayette, frente a la Casa Blanca, para expresar su oposición a esta alianza, la cual, como expresaron, no es bienvenida.
La protesta contó con la asistencia de varios oradores, entre ellos la diputada alemana Sevim Dağdelen. «La OTAN y el país líder, Estados Unidos, no tienen nada que ver con los derechos humanos, siempre y cuando no dejen de matar gente en todo el mundo», denunció.
Por su parte, para Medea Benjamin, cofundadora de CodePink, reclamó el fin del gasto del dinero de los contribuyentes para financiar guerras como la de Ucrania.
La OTAN nació como resultado de la firma del Tratado de Washington, el 4 de abril de 1949. Por décadas, supuestamente, ha brindado garantías de seguridad al mundo, pero en realidad, a juicio de historiadores y analistas, ha sido uno de los factores desestabilizadores a nivel global.
Washington, 10 julio 2024
Crónica Digital/PL