El académico de la Usach, Mario Radrigán, menciona dos impactos que este cambio tendría para los cotizantes. “Primero, en la medida que la gestión sea exitosa y genere remanentes, esas utilidades solo se podrían reinvertir en el giro de la empresa a través de las cuentas individuales de sus afiliados. El otro punto radica en que habría una mejor focalización en lo que se denomina economía real, de tal manera que tenga un impacto en el desarrollo del país”.
Si bien la Asociación de AFP descartó ante la Comisión de Trabajo del Senado que sean ellos los responsables de las bajas pensiones de los chilenos, parece existir cierto acuerdo en que se requiere una reforma que beneficie a las y los trabajadores chilenos “que son quienes viven las condiciones más difíciles, sin duda”, como dijo la ministra Jeannette Jara.
Para el doctor en economía aplicada, académico de la Usach y Director del Centro Internacional de Economía Social y Cooperativa, CIESCOOP, Mario Radrigán, las cooperativas están en condiciones de administrar las pensiones de los chilenos.
El especialista opinó que si la reforma previsional logra destrabarse, esta opción debería avanzar ya que hay acuerdo transversal desde el partido republicano hasta el partido comunista en aplicar esta idea.
“Hay detalles eso sí que considerar, por ejemplo, si estás cooperativas son filiales o no de cooperativas existentes, pero cuando uno se pregunta cómo otorgar mayor competencia e incluir a distintos tipos de actores vinculados a la temática, todos lo consideran interesante, porque se eliminaría la distorsión del cómo y dónde se invierte”, dijo.
Radrigán explica que las cooperativas estarían en condiciones de administrar fondos de pensiones, porque se les pondría como exigencia que una cooperativa administradora de inversión de pensiones debe contar entre sus socios fundadores con una cooperativa de ahorro y crédito fiscalizada por la Comisión para el Mercado Financiero.
A juicio del especialista, técnicamente eso es viable “porque en términos del capital que se necesita, tanto en la fórmula antigua como en la actual, las sociedades de inversión debieran contar con un capital bastante menor que el que se requiere para constituir una AFP”.
El académico de la Universidad de Santiago remarca su tesis señalando que hay experiencias en el extranjero donde entidades de la economía social y cooperativas administran fondos de pensiones.
Menciona dos impactos que este cambio tendría para los cotizantes. “En la medida que la gestión sea exitosa y genere remanentes, el diseño de las últimas indicaciones hace que esas utilidades solo se puedan reinvertir en el giro de la empresa a través de las cuentas individuales de sus afiliados”, precisa.
En ese caso, los socios no podrían retirar excedentes salvo cuando se jubilen. “Todos los remanentes deberían ir a las cuentas de estos socios afiliados a las administradoras de inversiones”, señaló.
La otra ventaja que observa es que si bien la normativa actual es rígida y severa en el destino de las inversiones, sí podría haber una mejor focalización en lo que se denomina economía real, de tal manera que tengan un impacto en el desarrollo del país ya que en la actualidad el 40% de las inversiones están en el exterior y eso lo definirían los propios socios.
Consultado si en este nuevo modelo podría repetirse que las cooperativas no asuman las pérdidas, sino que solo disfruten de las ganancias, reitera que la gestión tiene que primero ser exitosa. “Hay que hacer bien las cosas. Siendo afiliado, asociado y propietario voy a estar aún más comprometido con los resultados de la propia empresa al ser esta una cooperativa”, destaca.
Agrega que esto significaría mejores políticas de educación previsional y financiera para sus socios. “Hoy las AFP en función de sus resultados piden declarativamente a los afiliados que se acerquen a la institución para ofrecerles orientación, pero eso no implica que estemos mejor informados para tomar decisiones”, concluyó.
Santiago de Chile, 16 de abril 2024
Crónica Digital