Por Cristóbal Chávez Bravo
El Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array (ALMA) cumplió 10 años desde su instalación en el desierto chileno de Atacama, a más de 5.000 metros de altura sobre el nivel del mar.
Sus 66 antenas conforman el observatorio astronómico más grande y a mayor altura del planeta, que nació gracias a la cooperación internacional científica.
En el hangar de mantenimiento de las antenas, a unos 2.900 metros sobre el nivel del mar, se realizó la ceremonia de aniversario la noche del lunes y reunió a autoridades chilenas e internacionales, además de miembros de la comunidad astronómica.
El director de ALMA, Sean Dougherty, señaló en el evento que “en este escenario, con un gran cielo, hemos construido el telescopio más grande: ALMA”.
“Donde cada noche y cada día nuestros científicos de todo el mundo empujan las fronteras del conocimiento para poder encontrar nuestros orígenes”, expresó.
“Hoy, celebramos una década de la inauguración de ALMA, el momento cuando recibimos nuestras últimas antenas, la culminación de muchos años de gran trabajo en esta sociedad para cumplir el sueño de tener una gran instalación para poder observar el universo”, dijo.
ALMA se levantó gracias a una asociación entre el Observatorio Europeo Austral (ESO), la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón, en cooperación con Chile, entre otros.
Por su parte, el director general de ESO, Xavier Barcons, complementó que esta institución nació en octubre de 1962 como un tratado internacional entre cinco Estados miembros europeos, unidos por el propósito común de construir un telescopio de vanguardia para la astronomía óptica desde tierra.
“Apenas un año después, la ESO firma un acuerdo con Chile que abre paso a una larga colaboración bilateral y que comienza con el establecimiento del observatorio de La Silla, en la región de Coquimbo (norte)”, destacó.
“De este sobrevuelo de 60 años de historia se desprende un mensaje muy relevante y esperanzador: la cooperación no es fácil, pero funciona y cuando se comparten objetivos y se juntan fuerzas se consigue cumplir las misiones que nos planteamos conjuntamente”, agregó.
Entre los logros de ALMA, Barcons resaltó el descubrimiento de la primera evidencia visual directa del agujero negro en el centro de la galaxia masiva M87, a 55 millones de años luz de la Tierra con una masa 6.500 millones de veces mayor que la del Sol, noticia que fue difundida en abril de 2019.
A su vez, el jefe de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile, Gonzalo Arenas, subrayó que la cartografía del universo la realizan “estas máquinas del tiempo que son los observatorios que tenemos el privilegio de tener en nuestro país”.
Destacó que el llano de Chajnantor, a más de 1.600 kilómetros al norte de Santiago, donde están instaladas las antenas de ALMA, la atmósfera es “muy tranquila, sin turbulencia, con poca cantidad de vapor de agua, con su promedio de 330 noches despejadas”, una característica del norte de Chile.
“Una veintena de países junto a Chile se unieron para que la coreografía de 66 antenas nos permitiera estudiar el universo frío, para responder a las preguntas ancestrales como: ¿de dónde venimos? y ¿desde cuándo estamos acá?”, complementó.
ALMA es un instrumento “único en su clase y además es gigante en su tipo”, porque permite simular un telescopio de hasta 16 kilómetros de diámetro por la distancia entre las antenas; mide las ondas milimétricas provenientes del cielo que con un telescopio normal no se pueden ver, según han señalado científicos del centro astronómico.
El observatorio está ubicado en el desierto chileno de Atacama, uno de los puntos más áridos del mundo.
Santiago de Chile, 15 de marzo 2023
Crónica Digital/Xinhua