El director del radiotelescopio ALMA, el más grande del mundo, Sean Dougherty, celebró las contribuciones “transformadoras” para el estudio de los astros realizadas en este observatorio, en el marco del décimo aniversario de su inauguración en el árido desierto chileno de Atacama.
“La idea inicial del observatorio ALMA fue construir un telescopio ambicioso para estudiar las ondas milimétricas del universo”, señaló a Xinhua el astrofísico canadiense Dougherty durante una actividad realizada la noche del lunes en el sitio para conmemorar una década de funcionamiento.
“El otro hito fue formar una asociación internacional para construir la instalación, un desafío multicultural, multinacional, que nunca se había hecho antes a tal escala”, agregó.
Las instalaciones del Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array (ALMA) fueron abiertas en 2003 en el llano de Chajnantor, un complejo volcánico a más de 1.600 kilómetros al norte de Santiago, la capital chilena, y a 5.058 metros de altura sobre el nivel del mar, en la zona alta de la cordillera de Los Andes.
Allí, un conjunto de 66 antenas de entre 7 y 12 metros que apuntan al cielo conforman el observatorio astronómico terrestre más importante y poderoso del planeta, bajo condiciones geográficas de altura, sequedad y alta radiación solar que favorecen el trabajo de centenares de especialistas en el norte de Chile.
Para Dougherty, uno de los grandes descubrimientos realizados en ALMA fue la imagen nítida obtenida de la joven estrella HL Tauri en 2014, que permitió ver en alta resolución los anillos concéntricos en torno a ese cuerpo celeste, ubicado a 450 años luz de la Tierra, en la constelación de Tauro, y rodeado de planetas que orbitan en cada espacio de este sistema de anillos.
“Sin ninguna duda, los primeros metros de discos protoplanetarios fueron verdaderamente transformadores y cambiaron las reglas del juego de la ciencia”, señaló el director sobre esta foto ampliamente difundida a nivel global que entrega una pista sobre la formación de los planetas en una estrella semejante al Sol.
El astrofísico destacó que ALMA “es un telescopio muy complejo, de alta tecnología”, cuya calidad y sensibilidad de imagen permiten alcanzar “un nivel de detalles sin precedentes”, algo que “está cambiando la forma en que tratamos de entender las áreas de investigación”.
Dougherty aseguró que la labor realizada en ALMA ha permitido delimitar el quehacer científico y profundizar en las diferentes teorías elaboradas por especialistas de todo el mundo que llegan al inmueble.
Otro de los hallazgos revolucionarios mencionados por Dougherty fue el avistamiento de moléculas orgánicas con componentes esenciales cercanas a una estrella joven, lo que contribuiría al estudio sobre la formación de los planetas y la vida en el Universo.
A juicio del astrofísico, la colaboración entre países que dio paso a ALMA es la única manera de construir y hacer funcionar con éxito un centro de radioastronomía de esta envergadura.
“A tal escala, con ese costo, se requiere la colaboración de muchos países. ALMA es algo que ningún país podría lograr por sí solo (…) Creo que este tipo de colaboraciones van a ser mucho más frecuentes simplemente porque el alcance de estas instalaciones exige una asociación”, dijo Dougherty.
Entre sus mayores aportaciones a la ciencia, ALMA permitió revelar en 2019 una imagen de alta resolución que captó la sombra de un agujero negro en la galaxia Messier 87 (M87), a 55 millones de años luz de la Tierra.
El observatorio también logró posteriormente retratar la primera foto de otro agujero negro más pequeño en nuestra galaxia, la Vía Láctea.
ALMA es una asociación entre el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés), la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón, en cooperación con Chile.
Según datos de la entidad, esta colaboración global es el mayor proyecto astronómico basado en tierra desarrollado hasta el momento.
Santiago de Chile, 15 de marzo 2023
Crónica DIgital/PL