“La guerra no es un intercambio de cumplidos, sino la cosa más odiosa del mundo: hay que comprenderla bien, y no jugar a la guerra. Debe aceptarse severamente esa terrible necesidad. Todo se reduce a eso. Rechazando los engaños y las mentiras, la guerra entonces se llevará con todas sus consecuencias y no será un juego; de otra manera, se convierte en el pasatiempo favorito de gentes ociosas y frívolas…”
(Lev Tolstói, La Guerra y la Paz)
Por Omar Cid*
La Federación Rusa y su líder Vladimir Putin, son el enemigo público de la humanidad. Ese es el relato difundido por los medios de información occidentalizada. La retórica maniquea, con su lógica de buenos y malos cubre el espacio de las comunicaciones. Bajo ese parámetro, la principal dañada es la reflexión. Se sabe que, cuando se desatan conflictos bélicos, la propaganda juega un papel relevante, en ese sentido, tanto Ucrania como Rusia, cumplen con el rol político militar que les corresponde. En tiempos de guerra, distinguir lo real de lo imaginario, se vuelve un arte para especialistas.
Una primera precisión histórica. El conflicto ucraniano, no se inicia el 22 de febrero del 2022, se arrastra desde el año 2014 con el golpe de estado contra el presidente Yanukovich. Las protestas del Maidán, dirigidas por sectores ultraderechistas, fans de la esvástica nazi, recibieron el apoyo explícito del gobierno de EE.UU, como públicamente lo reconoce su embajadora en Ucrania Victoria Nuland[1]. Derrotado el gobierno electo, el estado ucraniano, de la mano de las nuevas autoridades, establece un acercamiento militar con la OTAN, desarrolla políticas coercitivas destinadas a la población ucraniana ruso-parlante, generando una respuesta rápida y contundente en los lugares donde esa población es mayoritaria, como en La Península de Crimea y en las regiones de Donetsk y Donbass. Esos territorios, deciden separarse de una Ucrania que se ha vuelto extraña y temible, lo que resulta conveniente a los intereses de Moscú, preocupada por la peligrosa expansión de la alianza militar occidental. Rusia, conducida por la élite burguesa de San Petersburgo[2], de carácter nacionalista, vinculada a la iglesia ortodoxa, anticomunista, reticente de sus pares occidentales, con quienes negocia, no obstante, los separa de ellos una construcción civilizatoria distinta, donde se cuestiona la “arrogancia” y el “absolutismo moderno” de los vencedores de la guerra fría, incapaces de cumplir sus acuerdos en relación a la seguridad y respeto a la Federación Rusa[3]. En ese sentido, reivindican para su país, un papel de mayor relevancia en el concierto internacional, avalado por su poderío científico, tecnológico espacial y militar. Además, de un extenso territorio, colmado de recursos energéticos y alimenticios. La diferencia cardinal, con el occidente dominado por el espíritu anglosajón, es que no poseen una mirada evangelizadora de las relaciones internacionales. En palabras sencillas, no les interesa exportar, ni convencer a nadie de su modo de organización política, ni estilo de vida. Por eso, pueden dialogar con Bolsonaro, Maduro, Fernández u otros, sin exigir de antemano: recitar un credo específico.
La joven república ucraniana, avalada por occidente, comenzó los bombardeos y ordenó el despliegue de fuerzas militares, con el objetivo de recuperar los territorios autoproclamados independientes. Rusia, en tanto, sólo reconoció la Península de Crimea, la cual fue anexada plebiscito mediante, dudoso para unos, válido para otros. Las otras dos repúblicas independientes, formaron parte de las negociaciones conocidas como los acuerdos de Minsk I y II, cuyo objetivo era el alto al fuego en las regiones de Donetsk y Lugansk; incluyendo amnistías generales de ambos bandos, retiro de armas y tropas por ambas partes, cese de bombardeos, un estatuto especial avalado por el gobierno ucraniano, para las Repúblicas autoproclamadas. Esos temas, nunca pudieron progresar y terminaron luego de 8 años, con el reconocimiento ruso de las repúblicas y el ingreso de sus tropas a sus territorios, iniciando una ofensiva militar hacia Ucrania.
El conflicto hasta ahora, se maneja en cuatro ejes: el financiero económico, el técnico-militar, la guerra comunicacional donde la disputa en las redes digitales, son el elemento más novedoso, extendiéndose a una dimensión cultural-civilizatoria.
En este contexto, los medios de comunicación uniformados chilenos, han hecho gala de su parcialidad. Asistimos al circo de la desmesura colonial anglosajona en su versión the chilean wey. La demonización, el ninguneo, el desprestigio a todo lo que huela a ruso, se ha vuelto irracional y vomitivo. El señor de los suspensores, actor, guionista y dueño de su ópera bufa, compara Rusia con el PIB de Italia, el detalle economicista podría pasarse por alto, salvo por omisiones notables, como el hecho que Rusia arrastra sanciones económicas desde el año 2014. Sin embargo, la miopía intelectual no redunda sólo en eso, la verborrea liberada a partir del espacio de confort traiciona. El error básico, es pretender comparar La Federación Rusa, con países que suplicaban por mascarillas y respiradores o se robaban mutuamente insumos médicos. La realidad es triste, cuando el públicamente difamado, investiga, desarrolla vacunas, siendo una de las tres potencias que deciden los destinos de la humanidad. El dato duro, omitido por diversos comentaristas, salvo excepciones, radica en el hecho que, los dos únicos países europeos con capacidad nuclear, son Francia y Reino Unido. Alemania es potencia económica, posee armamento convencional selecto, pero está impedida de poseer equipamiento de ese tipo. Tema a parte, es que la OTAN, se sostenga esencialmente, por el tonelaje bélico norteamericano. Tómese en consideración que, las más de dos mil ojivas nucleares declaradas por los rusos, acompañadas por misiles hipersónicos, sumado a la posibilidad de destrucción espacial[4] que poseen, eran argumentos bastante sólidos para negociar en su momento[5], mucho antes del anuncio de las líneas rojas[6] advertidas por Moscú y no respetadas por EE.UU.
Enarbolar de modo simplón y propagandístico, las banderas de la democracia y la libertad, como un ideario incorruptible a defender a cualquier costo, cuando bajo esas consignas, La OTAN bombardeó población civil de la ex-Yugoslavia, el 24 de marzo de 1999. Mientras Bill Clinton, presidente demócrata, perfeccionaba sus investigaciones sobre la versión patriarcal del Kama Sutra en el salón oval, acompañado de una becaria[7]. Obviar, que el bombardeo e invasión a Irak en el año 2003, bajo la presidencia republicana de George W. Bush, fue propiciada por una acusación falsa[8] -y donde el costo en vidas humanas, bajo cifras conservadoras reconocen 600.000 muertos[9], producto de la intervención militar de EE.UU y sus aliados, debiera a lo menos, exigir una reflexión más profunda y crítica de esos conceptos.
La ciudadanía necesita información de calidad y con sentido ecuménico. ¿Por qué la OTAN siguió extendiéndose, si el enemigo del este, disolvió el Pacto de Varsovia? ¿Por qué la sociedad occidental y defensora de la libertad, necesita bases militares instaladas en diversos continentes, especialmente rodeando a La Federación Rusa? ¿Por qué EE.UU. y Ucrania votaron en contra de la resolución[10] que se opone a la glorificación del nazismo? ¿Cómo reaccionaría el gobierno de la potencia de América del Norte, si se instalaran bases militares de China o Rusia, en la frontera de Canadá o México? Dejo abierta a la imaginación del lector las posibles respuestas.
Las caricatura elaborada y difundida, bajo el simbolismo de David y Goliat, ultraja la mínima inteligencia. Un David que permite en su territorio, el desarrollo de armas biológicas[11], totalmente prohibidas por acuerdos internacionales, convenios que EE.UU. se ha opuesto a suscribir,[12] abriendo dudas razonables, sobre su participación y financiamiento en el desarrollo de este tipo de armamento. Un David, protegido por fuerzas político militares abiertamente nazis.[13] Un David, bombardeando población civil en Donbass, ante el silencio cómplice de occidente. Un David, elevado al ridículo persiguiendo lengua, opciones religiosas, libros. En buenas cuentas, el Antiguo Testamento y los creyentes que lo conocen, tienen derecho a indignarse, con quienes establecen comparaciones abusivas.
El vacío más notable, es la desaparición forzosa de una visión latinoamericana del conflicto. La élite dolarizada, el periodismo entreguista y carente de reflexión propia, ha quedado al desnudo. ¿Acaso un conflicto de estas características, no afecta el destino de nuestros pueblos? ¿Qué vuelco se experimentará en las relaciones internacionales? ¿Qué problemas enfrentará un país cuya economía está basada en la exportación de productos naturales y que necesita petróleo, gas, fertilizantes? ¿Dónde queda la discursividad globalizadora en un mundo tapizado de sanciones mutuas? Estas y otras preguntas quedan en el aire. Acaso el conflicto en Ucrania, no merece una reflexión de la propia Convención Constituyente, de los sectores políticos que se encuentran en el gobierno y oposición, particularmente de nuestras izquierdas (a ustedes los invito a leer este artículo[14]);del mundo académico y cultural, en relación al espacio de soberanía, de lo que estratégicamente definimos como Estado, para asegurar que nuestro territorio esté libre de presencia militar extranjera -y que las decisiones en cuanto a colaboración en este ámbito con otros países, debe estar sujeta a un acuerdo con quorum calificado alto, porque si se deposita en una minoría interesada en sus negocios particulares, en última instancia, las consecuencias serán pagadas por los pueblos de Chile en su conjunto. En vista que, nuestro territorio, puede ser identificado como objetivo militar estratégico.
*Escritor, analista político
Subdirector de Crónica Digital
[1] En una conferencia ofrecida en diciembre de 2013 la embajadora Nuland resaltó la importancia de la inversión estadounidense en Ucrania en los últimos años: más de 5.000 millones de dólares. Desde 2014 Washington ha destinado más de 2.700 millones de dólares en asistencia y desarrollo de las fuerzas de seguridad ucranianas, en las que está integrado el batallón Azov, nacido como una fuerza paramilitar de ultranacionalistas que emplean símbolos nazis y que en la actualidad dependen del ministerio de Interior. Victoria Nuland, es actualmente Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos en la Administración Biden y está muy presente en los pasos que se están tomando en torno a la crisis de Ucrania. Fue asesora del vicepresidente Dick Cheney entre 2003 y 2005 durante la ocupación de Irak y embajadora de EEUU ante la OTAN durante el segundo mandato de George W Bush, cuando ya apoyó la expansión de la Alianza Atlántica hasta la frontera rusa, defendiendo «bases permanentes a lo largo de la frontera oriental de la OTAN”. https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/fuck-the-european-union_129_8708966.html.
[2] https://kontrainfo.com/nikolai-patrushev-consejo-de-seguridad-de-rusia-eeuu-y-sus-aliados-arruinan-al-mundo-entero/
[3] Discurso Presidente Putin https://www.youtube.com/watch?v=bSxhhFLtizM&t=8s
[4] https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20211116-rusia-admite-prueba-de-misil-espacial-pero-rechaza-haber-comprometido-la-iss
[5] https://elpais.com/diario/2007/11/21/internacional/1195599608_850215.html
[6] https://actualidad.rt.com/actualidad/412471-lineas-rojas-agudizar-tensiones-declaraciones-rusia-otan
[7] https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/07/140704_eeuu_monica_lewinsky_entrevista_interes_tsb
[8] https://elpais.com/diario/2003/07/09/internacional/1057701603_850215.html
[9] https://elpais.com/diario/2006/10/12/internacional/1160604002_850215.html
[10] https://www.prensa-latina.cu/2021/12/17/repudian-voto-de-eeuu-y-ucrania-contra-resolucion-anti-nazi-en-la-onu
[11] https://www.wsws.org/es/articles/2022/03/11/nula-m11.html
[12] https://elpais.com/diario/2001/07/26/internacional/996098401_850215.html
[13] https://www.jornada.com.mx/notas/2022/02/25/politica/batallon-azov-la-extrema-derecha-nazi-tras-zelensky/
[14] https://cronicadigital.cl/2022/02/23/sumision-otan-y-guerra/