Por Carlos Ernesto Sánchez*
Para muchos – cientos- la prohibición de concurrir en peregrinación al Santuario Lo Vásquez, que se encuentra cerrado por causa de la pandemia, y sin acceso al lugar por cualquier medio, es una medida que no pueden aceptar, porque sea como sea, deben concurrir a agradecer y venerar a la Virgen.
Chile, sin duda es un país mariano. La madre de Jesús está en el alma nacional, y se venera en diferentes lugares bajo advocaciones distintas; Virgen de la Tirana, Santuario de lo Lourdes, Virgen de las Cuarenta Horas y así suma y sigue.
Esta mujer bella – no con la estética capitalista- sino con las características de su pueblo. Mujer joven, audaz, sacrificada. Su vida no fue fácil. Su hijo nació en pobreza y no en los pesebres idílicos que hoy se construyen, conoció el exilio, y escucho gritos de dolor de los infantes asesinados por Herodes, que buscaba a Jesús para darle muerte. Y sin duda la prueba más difícil; vivir la pasión y muerte de su hijo. En el tormento atroz de la Cruz, estuvo a su lado.
Mujer joven, que supo decir Sí, sin cuestionar nada y sin ser tocada por hombre alguno, cobijo en su seno al hijo del mismo Dios.
A esta mujer miles de peregrinos concurren a saludar, agradecer e invocar. Es sin duda expresión de fe sencilla, honesta, de compromiso, pase lo que pase, de visitarla en sus santuarios.
No solamente soy creyente. Soy mariano, desde la infancia, cuando en el Colegio Marista, vi su imagen, rece y cante alabanzas en su honor. En momentos trágicos y dolorosos como el de la enfermedad que me mantuvo 2 meses hospitalizado, el Rosario recitado con fe y entregado totalmente a su protección, fueron y son fuerza para seguir en la lucha del día, en este valle de lágrimas.
Es cierto no es prudente, en estos momentos, concurrir al santuario, pero es constatación del fuerte lazo de María Virgen con los más pobres y explotados de este país.
A la muerte de Jesús, los apóstoles invadidos de temor, sintieron la fuerza de María, confianza y cariño por ellos compañeros de ruta de su hijo.
Chile debe ser cada día más Mariano. Su vida y testimonio es una hoja de ruta para hombres y mujeres que quieren vivir plenamente.
No es fácil ser hombre o mujer de fe. Es vivir atreviéndose, con el corazón abierto, No ser manada, sino un ser que vive profundamente su dignidad de Hijo de Dios.
Hoy 8 de Diciembre, que no se puede ni debe ir a los Santuarios, en reemplazo podemos encender en la puerta de nuestras casas una vela, que exprese el amor y agradecimiento a María Virgen y de testimonio de nuestra fe católica.
A los 6 años más o menos, aprendí en el colegio la siguiente oración, que ahora a mis 65 años no he dejado de repetir.
“Ilustre hija de Joaquín y Ana
Alcanzarme de vuestro Santísimo hijo
Las Gracias que necesito para mi salvación”
Saber que cientos de personas, desafiaron la autoridad y medidas sanitarias, para concurrir a saludar a María, emociona. Son hombres y mujeres de buena voluntad.
Ser cristiano, es ser valiente. No es opción para timoratos. No hay apuesta más audaz que el amor. Y María amo a su hijo en todo momento y circunstancia, y de la misma forma nos ama a nosotros. Y de esto estoy seguro.
*Poeta y escritor chileno
Crónica Digital
Santiago de Chile, 8 de diciembre 2020