Por Rafael Calcines Armas
La semana que finaliza hoy marcó en Chile el pistoletazo de salida de la campaña electoral en la televisión y en las calles con vistas al plebiscito del 25 de octubre por una nueva Constitución.
A un mes de ese histórico acontecimiento el viernes se inicio la franja televisiva con sendos espacios de unos 15 minutos en la mañana y la noche, en los cuales los partidarios del Apruebo o el Rechazo expondrán sus argumentos para sumar electores.
Con ese objetivo partidos, movimientos políticos y organizaciones sociales pusieron en tensión todos sus recursos para convencer a más de 15 millones de electores de votar por una nueva Constitución para Chile o mantener la vigente, impuesta por la dictadura.
Dos opciones opuestas y sin términos medios, pues mientras lo primera busca establecer una ley fundamental que siente las bases de un país con más equidad y que priorice lo social, la segunda opta por mantener la esencia del actual modelo neoliberal y excluyente.
Tal polarización se apreció desde el mismo inicio de la franja televisiva, en la cual los inclinados del rechazo apelaron a las creencias religiosas más conservadoras y a identificar con la violencia a los partidarios del cambio.
También se reforzaron las inconformidades de sectores que critican desigualdades a la hora de exponer los mensajes electorales, pues algunos han tenido que hacer malabares para poder trasmitir sus ideas en menos de un minuto en pantalla, lo que perjudica sobre todo a organizaciones sociales e independientes.
Ante esa realidad, el comando Chile Digno, formado por los partidos Progresista, Comunista, Humanista, Federación Regionalista Verde Social y otras fuerzas, cedió su tiempo de trasmisión a más de 120 organizaciones, por considerar que el pueblo y no los políticos debe protagonizar el proceso y decidir soberanamente.
En tanto, parece generalizada la percepción de que el Apruebo saldrá victorioso en el plebiscito, lo cual ratificó esta semana un informe del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social de la Universidad de Chile, según el cual el 82 por ciento de los ciudadanos está de acuerdo o muy de acuerdo con cambiar la actual Constitución.
Pero los promotores del cambio no parecen confiar e insisten en que el resultado de la votación debe ser contundente no solo a favor de una nueva Constitución sino también de la Convención Constitucional como vía para redactar esa carta magna.
Al respecto el alcalde comunista Daniel Jadue, una de las figuras de la oposición más populares, advirtió que los sectores progresistas “deben luchar por alcanzar más de dos tercios para acercarse lo más posible a una Asamblea Constituyente”, e impedir con ello que la derecha frustre los cambios de fondo que la mayoría reclama.
Santiago de Chile, 26 de septiembre 2020
Crónica Digital/PL