“Un total de 57 nuevos hospitales estarán construidos de aquí a 2026. De esos, sólo seis son nuevos hospitales (de distinta complejidad), que no existían antes. Los restantes, son normalizaciones de recintos ya existentes pero que requieren ser refaccionados”. (La tercera, 28 de Agosto de 2018)
Este fue el anuncio que, con bombos y platillos, dio a conocer el Ministro de Salud en Agosto de este año. En la ocasión, el ministro entregó con lujo de detalles las características tanto constructivas como número de camas y modalidad de construcción de cada recinto.
Desafortunadamente, pareciera ser que las autoridades de salud no aprenden mucho de la historia y su voluntarismo les lleva recurrentemente a cometer errores que involucran expectativas ciudadanas y que –finalmente- tienen altos costos políticos para las autoridades de turno.
Algo de esto ocurrió en el primer año del Gobierno de Michelle Bachelet cuando, con igual o mayor grado de parafernalia, se anunció el ya tristemente recordado 20/20/20 el cual, a poco andar, costó la salida de su cargo de Jefe de Inversiones de la cartera de salud. Luego, la propia Ministra pago con su cargo este gigantesco cúmulo de errores no forzados, aunque públicamente la explicación de su salida se debía a sus polémicas declaraciones con respecto al aborto y las clínicas clandestinas.
Pero porque razón se producen estos errores y desaciertos que tanto dan que hablar y que tan alto costo político tienen para los gobiernos, en circunstancias que deberían ser motivo sólo para celebraciones y cortes de cinta.
Veamos. Construir un recinto hospitalario no es cosa de uno o dos años. En primer lugar se requiere un largo tiempo para realizar diferentes tipos estudios que permitan tomar las decisiones adecuadamente, toda vez que estamos hablando de un proyecto que afectará la vida de las personas por los próximos cuarenta o cincuenta años. Eso significa tener en consideración una enorme cantidad de elementos antes de tomar siquiera la decisión. Entre otros, lugar, tipo de recinto, número de camas etc. Ya cuando estamos en la etapa de licitación (independiente del modelo), es necesario considerar la oferta constructiva y el estado financiero de los oferentes toda vez que una falla en esa decisión afectará el proyecto en cuatro o hasta seis años dependiendo del grado de complejidad. Un ejemplo más sencillo: en el primer gobierno de Michelle Bachelet se hicieron anuncios que involucraban la palabra de la Presidenta pero que no consideraron que en Chile no existía la oferta que el ministerio comprometía. Se ofrecieron 200 ambulancias en un año, en circunstancias que existen sólo dos empresas en Chile especializadas en armar ambulancias y su capacidad no da para estos volúmenes en ese estrecho periodo de tiempo.
Otro anuncio rimbombante de principios del gobierno de Bachelet 2, cuyo único fue dejar contenta a la galería por un poco de tiempo: Gran programa de formación de especialistas para solucionar “definitivamente” la falta de estos en el sector público. “Formaremos cuatro mil nuevos especialistas y destinaremos 1480 médicos a la atención primaria”, se dijo. Lo que no se dijo fue que esta oferta de becas para los futuros especialistas debían pagarlas quedando presos del Minsal para trabajar en cualquier lugar de Chile por seis años.
Mi pregunta es simple: Cuantos especialistas se formaron y en qué porcentaje se cubrió la brecha?. Sin embargo, una cuestión si resultó de esto: el ex jefe del programa consiguió su beca en condiciones que ningún otro becario tiene.
Pero bueno, como dijimos, los desaciertos innecesarios no son, ni con mucho, patrimonio de los anteriores gobiernos.
El actual Ministro de Salud, nuevamente hizo cómplice al presidente de anuncios que difícilmente estará en condiciones de implementar. Si el lector tiene dudas de lo afirmado, espere unos pocos meses y veamos qué pasará con la construcción de los hospitales de Linares, Barros Luco y eventualmente Melipilla. Permítanme un ejemplo simple para que usted –que no es un experto en estas materias- pueda entender con facilidad: cuando usted tiene una sola secretaria o secretario, es natural y obvio que en algún momento se quedará sin esa importante ayuda porque, o bien se enfermará o tomará vacaciones o algo pasará que le obligue a estar fuera, aunque sea por unos días. Eso pasará, no depende de usted. Sin embargo, pero un directivo público tiene la obligación de estar preparado para la contingencia porque la contingencia afecta personas y, lo que es también grave: la credibilidad de la máxima autoridad del país.
Pero el Ministro pareciera no querer aprender; piensa que estando presente en twitter, Facebook, Instagram etc.., las cosas marchan bien. Su departamento de comunicaciones debería advertir al Ministro que esos son mundos virtuales, intangibles y que un ministro en redes tiene el mismo peso que un avezado twittero. Lo más probable es que su evidente ambición de competir por un cupo parlamentario le esté jugando una mala pasada. Esto último, resultó evidente después de ver sus grandilocuentes frases para la galería cuando fue interpelado por la Diputada Dra. Marcela Hernando. Más aun, mintió tanto durante esa interpelación que mostró cualidades políticas que se le desconocían.
Pero cuando aún no salimos de la sorpresa, otro anuncio rimbombante, que pareciera evidenciar una pasión por dispararse a los pies: nuevamente en presencia del Presidente de la República y diversas autoridades, incluidos parlamentarios, se lanza en el palacio de la moneda el “Programa Nacional de cáncer”. Gran cobertura, decenas de páginas en todos los diarios, muchísimo Twitter, mucha tele pero –para los que algo sabemos- poca sustancia. Anuncios improcedentes y sin asidero en la realidad que generarán expectativas, pero que pasarán la cuenta en las próximas elecciones. Entre otras cosas dicho programa anuncia –básicamente- lo siguiente:
- 130 oncólogos formados al 2022. No puedo negar que ver este anuncio y recordar las palabras sonrientes de la entonces ministra Helia Molina cuando anunciaba: “La meta es alcanzar 1.480 médicos en la atención primaria y formar 4.000 médicos especialistas y odontólogos para el período 2015 – 2018”. En aquella ocasión, a diferencia de este anuncio de Santelices, se inyectaron más de 40.000 millones a este plan, el cual de todas maneras no cumplió –ni con mucho- con las expectativas. Porque formar especialistas no es sólo cuestión de expectativas o buenos deseos; formar especialistas requiere –en primer lugar- disponer del capital humano dispuesto a aceptar las condiciones que el oferente anuncia, disponer de los campos clínicos adecuados, disponer de los recursos necesarios para dotar al becado de todas las herramientas que requiere y un largo etc. Además, formar un especialista requiere, a su vez, considerar que detrás de ese especialista también necesita formarse todo su personal de apoyo. En este anuncio no existe un plan de formación, no se sabe siquiera si habrá los candidatos necesarios para formarse, no se sabe cuál será la oferta monetaria para esos especialistas, no se sabe cómo se pretende retenerlos en regiones que es donde se concentra mayormente el problema y tampoco se sabe cómo deberán devolver la beca al Servicio Público, los eventuales becarios.
- Aumento de becas. Dice el anuncio del Ministro Santelices. No habrá candidatos para llenar esas becas porque ni siquiera se llenan las actuales, dice el ministro Mañalich. La falta de especialistas no es un problema de becas, dice el mismo ex ministro de la cartera. A quien creerle entonces?
- Once nuevos centros especializados en regiones. Esto contempla la promesa del candidato Santelices. Promesa que hace a costas del prestigio de su propio jefe y basándose en el desconocimiento que tiene la población de temas muy técnicos. Detrás de este anuncio, hay varios hoyos negros que quedan en la incertidumbre: Donde estarán emplazados esos nuevos centros? Cuál es el costo que tendrá la construcción y puesta en marcha de esos centros? En que partida de la ley de presupuesto figuran los dineros para cubrir esa promesa del ministro candidato?. Como decía el filósofo Camilo Sesto: “… Preguntas sin respuestas, llenas de esperanza… “
En consecuencia y si hacemos el simple ejercicio de tomar en cuenta las propias informaciones del Ministerio con respecto a la situación del cáncer, vemos que el anuncio es, en sí mismo, un innecesario salto al vacío.
Esta loable promesa de campaña, no figura en la planificación que el propio Ministro Santelices dio a conocer en Agosto de este año, lo que demuestre un grado de improvisación inexcusable en una cartera como salud. El plan de inversiones es clarísimo tal y como se detalla al comienzo de este artículo. Allí no figuran los once centros y si el Ministerio hubiera tomado la decisión de sumarlos, debería decir de dónde sacará el dinero porque esas platas no están en la ley de presupuesto y el Ministro Larraín no ha dicho ni una cosa distinta a la que ya dijo. Los jueces hablan por sus fallos de la misma forma que los ministros hablan por sus leyes y la ley de presupuesto NO CONTEMPLA NADA DE ESTO. Más aun, al respecto tal vez no sea mala idea traer nuevamente al tapete las declaraciones del Ministro Hernán Larraín del 28 de Junio de 2018 en el diario la tercera, en la cual deja claramente establecido que “no hay platas para el sector salud”.
Porque me imagino que estará meridianamente claro que hablar de 20.000 millones de pesos para este plan, es por decir lo menos, una burla en la cara de la gente. 20 mil millones es, con suerte, lo que se requiere para construir la cuarta parte de un centro pequeñito en alguna región. Pero faltan, según el ministerio, 16 aceleradores lineales, en circunstancias que se requiere 35 y cada uno cuesta alrededor de 2500 millones.
Este “programa va a resolver de manera estructural este problema”, ha dicho el ministro, al mismo tiempo que (por problemas de protagonismo personal), deja sin asiento en la ceremonia de lanzamiento del programa, al Subsecretario Castillo quien es justamente la persona que debe poner todo su empeño en llevar adelante este anuncio.
Pero bueno, se nos viene un nuevo año y con él seguramente Julfather nos traerá un nuevo ministro o ministra (se ve bastante a Karla Rubilar visitando centros hospitalarios) que, con suerte, se dedicará a discutir menos con su subsecretario y aprovechará su expertize y conocimiento del sector para trabajar juntos darle un poco de sentido y dirección a tan importante cartera. Hacen falta ministros, no candidatos.
La galería tiene la palabra, pero ya es tiempo de que las autoridades políticas aprendan que la mentira tiene patitas cortas como decía mi santa y desaparecida madre. Ya es tiempo que el Ministro Emilio Santelices se ponga serio y deje de tomar el pelo a la enorme cantidad de compatriotas que hoy se ven aquejados con esta lamentable enfermedad.
Esta comedia (o drama más bien) continuará…
Francisco Gonzalez Losada
Analista político
Santiago de Chile, 27 de diciembre 2018
Crónica Digital