En su discurso, que se retrasó una hora, el mandatario insistió en avanzar hacia un equilibro en las cuentas públicas porque, agregó, no podemos gastar más de lo que tenemos, al tiempo que reconoció que la megadevaluación del peso traerá más pobreza.
Macri, quien volvió a defender todo lo hecho hasta ahora por el Gobierno desde 2015, señaló que en estos meses se desataron todas las tormentas juntas, pero, dijo, no por eso vamos a perder las esperanzas, debemos madurar como sociedad.
‘El camino a recorrer siempre fue difícil (…) los argentinos llevamos décadas de crisis recurrentes, déficit permanente, deuda para cubrir, inestabilidad cambiaria, inflación’, resaltó.
Tras confirmar que hoy un equipo viajará a Estados Unidos en busca de adelantar parte del préstamo convenido con el Fondo Monetario Internsacional que, sostuvo, va a permitir despejar cualquier duda sobre nuestro financiamiento en 2019, llamó en varios momentos a no gastar más de lo que tenemos.
‘Para cubrir lo que falta durante toda esta transición que se ha transformado en emergencia, sostuvo, vamos a pedirle a aquellos que tienen más capacidades, a los que exportan en Argentina que su contribución sea mayor’.
Sabemos que es un impuesto malo, que va en contra de lo que queremos fomentar, que son más exportaciones para generar más trabajo, pero tengo que pedirles que entiendan que es una emergencia y necesitamos de su aporte, insistió el mandatario.
En uno de los ejes de su discurso, Macri subrayó que para combatir la situación por la megadevaluación reforzarán los planes sociales para aquellos más expuestos en este momento, con un refuerzo en programas como la Asignación Universal por Hijo, los alimentarios, y el de precios cuidados.
Esta crisis no es una más, tiene que ser la última, manifestó el presidente tras considerar que ‘estos fueron los peores cinco meses de mi vida después de mi secuestro’.
Con el recorte de su gabinete, Macri envía una señal de ajuste de la estructura política en otro intento para contener la crisis económica por la corrida cambiaria que, además de devaluar el peso considerablemente, ya comienza impactar en las góndolas y supermercados mientras crece el escepticismo.
El mandatario trata de apagar el fuego en un país donde a muchos ya el salario no le alcanza, sin contar los miles de despedidos por la reducción de plantilla en varios organismos estatales y el cierre de cientos de pequeñas y medianas empresas.
Buenos Aires, 3 de septiembre 2018
Crónica Digital /PL