En varias ocasiones, Moscú ha negado su implicación en ese hecho y denunciado la ausencia de pruebas concluyentes, la falta de explicaciones convincentes sobre varios aspectos del caso y la campaña mediática y política impulsada por la nación norteamericana y Reino Unido.
Las sanciones están estructuradas para imponerse en dos partes, la primera de las cuales incluye una prohibición de licencias para el envío de algunos productos a Rusia, como dispositivos electrónicos.
En la segunda ronda de castigos se cortaría casi todo el comercio entre los dos países, disminuirían las relaciones bilaterales y podrían suspenderse los vuelos de la compañía rusa Aeroflot a Estados Unidos.
El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, aseguró recientemente que la imposición de esas nuevas sanciones sería considerada una declaración de guerra económica, a la cual su país respondería mediante la aplicación de las medidas necesarias.
Otro de los temas previstos para las conversaciones entre Putin y Merkel es el fortalecimiento de la cooperación energética y proyectos como el gasoducto Nord Stream -2, que suministrará gas ruso a la nación germana a través del Báltico, y al cual se opone Estados Unidos.
Durante la reunión, ambos líderes debatirán también sobre la situación en Siria y Ucrania, además de impulsar sus relaciones bilaterales, explicó a la prensa el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
La víspera, el jefe de prensa del gobierno aleman, Steffen Seibert, informó que el encuentro tendrá lugar en el Palacio de Meserberg, ubicado a unos 70 kilómetros al norte de la capital germana.
En mayo de este año Merkel y Putin se reunieron en la ciudad rusa de Sochi y analizaron los temas antes mencionados y otros como el pacto nuclear con Irán, abandonado por Washington ese mes.
Moscú, 14 de agosto 2018
Crónica Digital /PL