Para venezolanos y foráneos se impone la reflexión una vez concluidas la víspera las elecciones en las que resultó reelecto a la presidencia del país Nicolás Maduro, con el 68 por ciento de los votos.
El candidato del Frente Amplio de la Patria en un contexto extremadamente complejo, caracterizado por el bloqueo y la guerra económica, la injerencia de la Unión Europea, Estados Unidos y gobiernos aliados, y todo tipo de agresiones desde la mediática hasta la violencia paramilitar, venció a sus rivales con amplia ventaja.
En el primer boletín, presentado por el Consejo Nacional Electoral, obtuvo un total de cinco millones 823 mil 728 votos, seguido por el candidato de oposición del partido Avanzada Progresista, Henri Falcón con un millón 820 mil 552 votos y Javier Bertucci con 925 mil 42 votos.
Tenían el derecho constitucional al sufragio un total 20 millones 526 mil 978 electores para elegir al Presidente de los que apenas votaron un total de ocho millones 603 mil 936 venezolanos, lo que debe ser el primer aspecto a analizar en cualquier aproximación a la situación venezolana.
El país está profundamente dividido, la oposición perdió una oportunidad con su llamado a la abstención, pero la sostenida agresión contra el gobierno tocó a muchos venezolanos que prefirieron no asistir a la votación como una forma de castigo contra las autoridades a las que culpan de una situación inducida desde el exterior.
Sin embargo, Maduro triunfó en buena lid con una diferencia enorme sobre sus rivales, quienes incluso juntando sus votos se quedarían cortos en una apuesta.
Al respecto de esta situación, el expresidente del gobierno de España José Luis Rodríguez Zapatero planteó, desde su arribo al país como parte de la misión internacional de acompañantes, la necesidad de promover el diálogo entre los factores políticos en Venezuela.
En ese sentido, aun antes de consumar su victoria, Maduro llamó a consolidar la paz y la convivencia entre todos los sectores políticos de la sociedad venezolana con vistas a avanzar hacia la solución de los problemas económicos de la nación sudamericana.
Para observadores de la situación y acompañantes de los comicios, si los venezolanos quieren patria están obligados a retornar a la mesa de conversación, llegar a acuerdos y echar a andar una economía que lo más que necesita es trabajo y entendimiento entre los que de ella dependen.
De no alcanzar este punto de encuentro, seguirán siendo blanco de los ataques de intereses voraces que aspiran a apoderarse de los cuantiosos recuersos del país, considerado un emporio de materia primas para alcanzar un gran desarrollo.
Maduro extendió su mano anoche en Miraflores durante la celebración de la victoria popular cuando llamó a recuperar la economía venezolana a través de una jornada de diálogo permanente y de reconciliación con todos los sectores políticos, sociales y económicos.
Sin embargo, aun resta por ver como se moverá el país en los próximos días, luego que los candidatos opositores Henri Falcón y Javier Bertucci dijeron desconocer el resultado electoral pese a que el vencedor pidió auditar el 100 por ciento de los votos.
La oposición utiliza para justificar su demanda su propia incapacidad de alcanzar un mecanismo de movilización como el logrado por las fuerzas populares con una bien “aceitada maquinaria” para llevar a sus simpatizantes a las urnas.
Comentaristas políticos consideran que todo lo demás que se diga es pura justificación para que la derrota tenga un padre y no caiga en saco vacío.
Asimismo no descartan que el desconocimiento del resultado también sea parte del libreto, presuntamente escrito y en ejecución por poderosos intereses externos, para descarrilar a la Revolución bolivariana.
Por Luis Beatón
Caracas, 21 mayo 2018
Crónica Digital /PL