Desde el 3 de mayo, una serie de sismos sacudieron la ínsula y provocaron lanzamientos de lava y gases tóxicos desde el Kilauea, considerado el más eruptivo del archipiélago y también uno de los volcanes más activos de la Tierra.
De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos, la actividad sísmica, la deformación del terreno y los elevados niveles de emisión continua de dióxido de azufre en la zona sugieren la posibilidad de que se produzcan fisuras y corrientes adicionales de lava en los próximos días.
El viernes, las autoridades declararon el condado de Puna como zona de desastre con el objetivo de comenzar a recibir asistencia financiera federal.
Las emanaciones obligaron a la evacuación de miles de personas, mientras se contabilizan hasta el momento 37 estructuras quemadas, incluidas 27 viviendas.
Washington, 14 mayo 2018
Crónica Digital /PL