El resultado de la primera vuelta electoral ha sido una sorpresa. La propaganda de la Derecha y el Gran Empresariado, tenía a Los ciudadanos convencidos de la irrupción de una derecha que con Sebastián Piñera yJosé Antonio Kast superarían el 50% de los votos, que Piñera alcanzaría un 43 a 46 %. Nadie imaginó que Beatriz Sánchez se alejaría de un 10% y llego a superar el 20%, que El Frente Amplio llegaría a más de 20 parlamentarios, nadie lo avizoró.
Dos factores inciden en la sorpresa, uno, el que los analistas nunca reflexionaron sobre el compromiso de la mayoría ciudadana con los cambios en el Sistema Previsional, en la educación, en las reforma llamadas valóricas y en las conductas corruptas de actores políticos. Es decir no entendieron que los chilenos están por cambios más profundos. El otro factor fue el cambio del sistema político y electoral, que por un lado aceleró la escisión en los partidos y las alianzas y por otro permitió el surgimiento de una tercera fuerza por la izquierda.
Otro elemento pero que no cambió, fue la limitada participación electoral de los ciudadanos, se puede afirmar que del padrón electoral llegaron a votar aproximadamente los mismos.
Los resultados presidenciales permiten concluir que de manera similar al 2009 parte del electorado originalmente de la Nueva Mayoría voto por Marco el 2009 y por Beatriz el 2017. Pero esta vez en las parlamentarias con una pérdida de electores para la DC y El PPD lo que sumado al nuevo sistema electoral permitieron al FA multiplicar sus parlamentarios.
La derecha por su parte más estructurada que nunca antes, con Piñera de principal y Kast para contener los votos ultra reaccionarios, logró aglutinar a todo su potencial electoral un 44 %.
El FA esta vez logró ganar una porción del electorado de la NM en aquellos que votaron ahora por Beatriz y por los candidatos a parlamentario, mientras otro segmento solo lo hizo por la candidata presidencial de Alejandro Guillier. Con una abstención superior al 50% nadie puede concluir que el FA atrajo a un sector importante de quienes se abstenían (igual que Marcos el 2009).
Si a lo anterior recordamos el alto porcentaje que sacara Bachelet el 2013 apoyada en su prestigiosa figura por esos años y no olvidemos en la propuesta de cambios programáticos que hiciera, entonces se puede suponer sin pecar de subjetivo que a los votos duros de la izquierda más radical que sin el PC oscila entre el 4 y 6 % los votos del FA se han nutrido de la NM y la ex Concertación.
Entonces me atrevo a concluir:
El FA debiera haber considerado estos hechos en su decisión respecto de la Segunda vuelta, debió consolidar su liderazgo hacia los electores que atrajo completa o parcialmente y que con seguridad esta vez votaran por Guillier, pero no lo decidió así y permite que ellos, por la evidente ambigüedad de lo que decidieron, vuelvan a respaldar y recuperar lazos con el candidato de la NM. Sin duda que pesó en sus decisiones evitar conflictos internos con las agrupaciones y militantes más radicales y no consolidar sus nuevos adherentes.
Guillier, por su parte adquiere la condición de única alternativa frente a la derecha reaccionaria, con una propuesta de cambios en los temas más sentidos por la población, en un escenario para su futuro Gobierno mucho más favorable que el que tuviera Bachelet, sin los factótum del conservadurismo, los Walker, Saldívar y Escalona y por el contrario con una bancada de izquierda que no existía. Elemento que también debiera haber considerado el FA en su decisión. Este último hecho le da aún más juego de piernas al futuro presidente.
Chile puede esperar por lo tanto una continuidad y profundización de los cambios, dado el compromiso más progresista que acusa el electorado y si a los votos de Guillier se suman la mayoría sustancial de los votos de Marcos, Goic y el FA.
Lo más probable es que la única arma que le queda a la derecha, las campañas del terror y la explotación de la ambigüedad del FA, no serán suficientes, y si vamos a votar, Guillier gana.
Lo que al parecer nadie ni la derecha analiza, es quienes son los millones de chilenos que no votan y que son sin duda ciudadanos del mundo popular y de las capas medias. Y por qué no se sienten convocados?. Ha llegado la hora de preguntarse quienes son y qué propuestas programáticas pudieran atraerlos.
La ausencia de más agudos análisis de clase, por cierto más allá de la superada definición de burgueses y proletarios de hace doscientos años, brillan por su ausencia.
Mi impresión es que en estas materias la creatividad y la reflexión no se ven. La Juventud de sectores medios y pobres no votan, al recordar las experiencias de los sesenta, uno siente que el progresismo no tiene una propuesta cultural ni valórica atractiva para el mundo juvenil y los Medios de Comunicación se imponen con sus propuestas estéticas, consumistas y todas ellas importadas.ROL DE LAS MICRO Y PEQUEÑAS EMPRESAS
Los Micro y pequeños empresarios que superan el millón, no existen para la derecha, ni para los economistas de centro izquierda , tampoco para el FA, los Trabajadores de las MIPEs no ven en las reformas laborales (como lo ven los trabajadores de la Gran Empresa y del Estado) una alternativa para el mejoramiento de su existencia, por el contrario sienten que su patrón es uno más de ellos mismos y esos dos millones de Trabajadores por Cuenta Propia, marginales del sistema y expulsados de la economía real, no ven en el Estado más que un obstáculo que sortear.
Quien encuentre como integrar a estos sectores, que en el padrón son mayoritarios, gobernara el país en el futuro. Como va ha haber desarrollo con millones de desplazados de la economía y de todo lo que ofrece un país que ha triplicado sus ingresos?. No podemos esperar que la derecha supere su codicia, pero que la ortodoxia de izquierda no actualice sus pensamientos y visiones y que la tecnocracia solo replique a Harvard, me parece una gran irresponsabilidad y ceguera política. Esta impotencia de los liderazgos pueden darle tiempo al autoritarismo, al populismo y al fascismo si un escenario adverso en el mundo se nos llega a presentar.
Lautaro Videla
Santiago de Chile, 4 de diciembre 2017
Crónica Digital