Las muestras obtenidas hasta ahora abarcan todos los continentes y 43 países, desde las regiones árticas hasta las antárticas.
Los investigadores analizaron miles de bacterias y arqueas procedentes de una amplia variedad de entornos geográficos y medioambientales.
El proyecto, iniciado en 2010 estableció unos protocolos básicos para compartir la información de la base de datos de manera abierta y colaborativa, puntualizó la revista científica.
Los autores del estudio valoran asimismo las potenciales aplicaciones de la base de datos, la cual permitirá a los investigadores responder a ‘preguntas casi ilimitadas’.
‘Por ejemplo, ahora podemos identificar de qué tipo de entorno procede una muestra en el 90 por ciento de los casos’, resaltó uno de los autores del estudio, Rob Knight, fundador del Proyecto Microbioma Terrestre (EMP).
Washington, 3 noviembre 2017
Crónica Digital/PL