Se trata decenas de esqueletos de hombres, mujeres y niños encontrados en la década de 1990, quienes intentaron escapar llevando consigo monedas y joyas y se refugiaron en una habitación en la Villa de Lucio Crassius Tercio, descubierta accidentalmente en 1974, propiedad de un próspero comerciante de la época.
Al menos dos de las osamentas estudiadas pertenecen a mujeres embarazadas a término y la mayoría de las víctimas eran parientes entre sí, lo cual se comprobó por la existencia de rasgos genéticos comunes aportados por análisis del ADN de muestras de hueso y dientes.
Los resultados de estas indagaciones con personas muertas de forma violenta y en pleno estado de salud, contrasta con otras realizadas con restos óseos encontrados en necrópolis y por lo tanto correspondientes a individuos fallecidos de causas naturales o debido a enfermedades, como anemia, fracturas, infecciones y artritis.
Ello permite llegar a conclusiones importantes sobre estilo de vida y dieta de personas en las cuales no aparecen señales de anemia ni otras enfermedades significativas como la malaria, por lo que se presume que tenían una dieta balanceada.
Sobre ese particular, según los primeros resultados del estudio, se podrá profundizar a través del análisis de isótopos estables en cada esqueleto, que aportará información sobre los alimentos consumidos por los individuos en sus últimos años de vida.
La investigación es realizada por expertos de las universidades estadounidenses de Michigan, Carolina del Sur y West Florida, junto con la dirección del Parque Arqueológico de Pompeya.
Roma, 8 de agosto 2017
Crónica Digital /PL