En el primer experimento participaron 56 personas divididas en dos grupos. A uno le dieron una sustancia a base de amisulprida, un medicamento que bloquea la actividad de la dopamina en el cerebro, mientras que al otro le dieron un placebo.
Posteriormente, los participantes se encontraron en una situación hipotética en la que tenían que decidir si aceptaban una gran cantidad de dinero para sí mismos o si la repartían con una persona cercana o desconocida.
Los resultados mostraron que tras la toma del placebo, el 51 por ciento de las mujeres y el 40 por ciento de los hombres optaron por compartir el dinero; sin embargo, en el grupo que consumió la amisulprida, las mujeres se sintieron menos altruistas y solo el 45 por ciento prefirió hacerlo, frente al 44 por ciento entre los hombres.
Los investigadores también analizaron los resultados de la tomografía que hicieron a los 40 participantes en el momento en que estaban resolviendo la tarea sobre el dinero; en ellos descubrieron que en el cerebro de las mujeres se generaba más dopamina que en el de los hombres mientras hacían elecciones prosociales.
De esta manera, ambas pruebas sugieren que el sistema de recompensa del cerebro, basado en la dopamina, hace que las mujeres se comporten de forma más altruista y que los hombres sean más egoístas.
No obstante, el estudio no pudo deteminar si esta diferencia de comportamiento se debe a los genes o a los modelos y normas sociales.
Londres, 12 de octubre 2017
Crónica Digital /PL