La finalización del proceso de refichaje establecido por la legislación electoral vigente para la existencia legal de los partidos políticos y la eventualidad de que no se realicen elecciones primarias para elegir el candidato presidencial de la Nueva Mayoría, ( tentación que se observa también en la Derecha) han marcado la agenda política de los últimos días, tras el forzado retiro del ex presidente Ricardo Lagos de la contienda, luego que el Comité Central del Partido Socialista lo rechazara como precandidato de la que fuera su colectividad desde 1978, prefiriendo por abrumadora mayoría al independiente y ya candidato del Partido Radical, senador Alejandro Guillier.
En conjunto la participación de los chilenos en este proceso, es además un mentíz a un supuesto rechazo a la política y a los partidos, en general, sin eludir que en las encuestas de opinión pública, tanto como en el discurso interesado y manipulador de algunos medios, analistas pontificadores y políticos antidemocráticos, existe una caricatura y una desacreditación deliberada, de la política, sobre todo cuando enjuicia a los clanes empresariales, al pinochetismo y a la derecha cómplice de la dictadura.
En segundo lugar de los partidos que reciben la mayor adhesión ciudadana está el Partido Socialista (35.471 personas), que también tiene una trayectoria democrática y popular y que recoge como herencia la figura, los sueños, las realizaciones y el sacrificio heroico del presidente Salvador Allende.
En la Derecha Renovación Nacional registra 25.126 adherentes y el neoderechista Evopoli, 20.089, en tanto que quienes han presumido hasta ahora ser el partido mayor de la derecha –pinochetista, principal protagonista de la colusión y la corrupta subordinación de la política a los intereses empresariales, nostálgico de la dictadura y su modelo económica, la Unión Demócrata Independiente, UDI, aseguró su supervivencia con 29.237 afiliados, aunque le restan dos regiones (Arica y Tarapacá) para tener presencia en todo el país, situación similar al PRI, con 19.064 adhesiones.
Por otro lado, Marco Enríquez-Ominami, se mantiene como la figura emergente del escenario político nacional, y su partido PRO, recibió 22.253 adhesiones.
La lista se completa con el Partido Humanista con 16.768 militantes y seis regiones, entre ellas tres contiguas, lo mismo con el Partido Igualdad con 15.182 afiliados, con la misma cantidad de zonas. Una situación más complicada experimentan el Partido Ecologista Verde con 7.958 adherentes y el MAS con 3.749, los cuales no han logrado la meta en ninguna región.
En cuanto a Revolución Democrática, que lidera el llamado Frente Amplio, le faltan 8 mil mil firmas para ser reconocido como partido. Su candidata presidencial, la periodista Beatriz Sánchez, se acogió al Partido Humanista, que la proclamó como su abanderada, con lo que evitaría la recolección de las 33 mil firmas que exige la legislación a la postulación de una candidatura independiente.
De todos modos, aunque las cifras sinceran las cosas, en cuanto a la representatividad real de los partidos, dato que puede servir como muestra de su potencial de adhesión y capacidad de negociación, no deja de ser solo un dato a tener en cuenta en el análisis del futuro político electoral.
Lo realmente importante es la capacidad de acción política, la aceptación de ciertas normas de lealtades y respeto mutuo y de superación de la tentación de imponer condiciones, de chantajear, de fraccionar las fuerzas y hacer juegos de conspiración florentinos, o del estilo más moderno de “House of Cards” a los que parecen tan aficionados algunos príncipes y barones criollos.
Pero sobre todo es indispensable una real definición y compromiso con los cambios que Chile necesita, con una ética como principio rector de la política y un real respeto con la institucionalidad democrática y la palabra empeñada. Es decir, el programa.
Los chilenos tienen derecho a esperar y exigir de sus políticos una conducta decente y no seguir, por ejemplo, con este espectáculo, entre farándula y grosería, de olvidar sus protestas de buscar una más, mejor e inclusiva democracia para dignificar la escena política chilena, avanzar en darle representatividad y derechos a los ciudadanos, mediante el ejercicio de las Primarias para decidir sobre los candidatos presidenciales de su coalición o sector.
Personeros de la Democracia Cristiana, como Gutemberg Martínez, Ignacio Walker Prieto, Edmundo Pérez Yoma, entre otros, a los que ahora parece haber sucumbido la propia presidente del PDC, Carolina Goic, no ocultan sus deseos de pasar directamente a “primera vuelta”, olvidando el compromiso solemne con sentido democrático de las Primarias.
Por el lado de la Derecha piñerista también se ha relativizado el compromiso, señalando el jefe político de la campaña del empresario, su primo Andrés Chadwick, “si las circunstancias cambian, podemos y debemos reevaluar las decisiones adoptadas”.
Si los líderes políticos, de la Nueva Mayoría y de la derecha piñerista, olvidan sus promesas de garantizar el respeto a la voluntad ciudadana internamente, en las Primarias Presidenciales del 2 de julio, es mejor que se olviden de que se les puede respetar y creer en su palabra.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 17 de abril 2017
Crónica Digital