Entre los cambios sobresale la nueva reglamentación para los partidos empatados, puesto que solo se jugará la prórroga en la ronda semifinal y final, a diferencia de los restantes encuentros de la fase de cruces en los cuales se irá directamente a la definición de penales.
Una vez concluida la reunión del Consejo, Infantino expresó que para el nuevo formato se requerirán unos 12 estadios como en la pasada edición de Brasil-2014 y en la venidera de Rusia-2018.
Al mismo tiempo especificó que existirá una euforia de fútbol sobre todo durante las jornadas de fases de grupos con cuatro encuentros diarios.
Aún sin revelarse el sistema de eliminatorias por áreas geográficas, Europa tendría una cuota de 16 conjuntos clasificados, Asia y África ocho más uno a repesca (8+1) cada uno; Norte, Centroamérica y el Caribe (6+1), Sudamérica (6+1), Oceanía (1) y la sede tendría asegurado el otro boleto.
‘Esta es una oportunidad para más países y para más jugadores. El fútbol tiene que moverse hacia adelante. Tener 48 equipos nos hará más globales aún’, confesó Infantino en conferencia de prensa en Zúrich.
La reforma resulta beneficiosa sobre todo para las naciones de menor fuerza en este deporte, como los representantes de África, Asia, Norte y Centroamérica y el Caribe, quienes contarían con mayores opciones de clasificar a la fiesta cuatrienal por sus respectivas confederaciones regionales, dado el incremento de los cupos.
Pero, ¿hasta dónde llega la tan generosa voluntad de dicha entidad y su presidente? Pues de momento una gran mayoría de personas, especialistas deportivos, entrenadores, directivos y jugadores plantean que el principal leitmotiv de dicha ampliación parece ser el dinero y los compromisos. Sí, porque detrás de este proyecto sobresalen los mecanismos del negocio futbolístico, cuyo principal objetivo de globalizar la disciplina -nunca mejor dicho por Infantino- es llegar a un 60 por ciento de la población en un período de 10 años, en pos de generar marketing, publicidad, mercado y muchísimos seguidores.
Según estimados iniciales, la justa generaría la inédita cifra de seis billones de dólares, exactamente unos seis mil 495 millones, refleja un documento confidencial de la FIFA expuesto por el diario español As.
Una de las principales fuentes de ingresos de la organización mundial estaría marcada por el concepto de derechos de transmisión, de tal manera que hasta la fecha ya se ha cerrado el 40 por ciento de los acuerdos de televisión.
También se le achacan a la propuesta cuestiones políticas, como la necesidad de Infantino de mantener contento al electorado, cuyos votos se agenció para asirse a la presidencia bajo la promesa de realizar varios cambios en el fútbol mundial, como la mencionada ampliación.
En este sentido, Infantino continúa los pasos de sus predecesores Joao Havelange, quien a inicios de su mandato (1974-1998) amplió la cifra de 16 a 24 participantes para la justa de España-1982, y su amigo Joseph Blatter (1998-2015), con el incremento a 32 en la cita de Francia-1998, ambos caídos en desgracia debido a escándalos de corrupción.
Lo cierto es que la propuesta del titular de la FIFA no parece transitar por la ‘unanimidad’ referida, mucho menos cuenta con el agrado de la mayoría, sobre todo de los clubes profesionales, como el Real Madrid, el Barcelona, el Bayern Munich y el Manchester United.
De tal manera, el presidente de la Federación Alemana de Fútbol, Reinhard Grindel, expresó su preocupación por la propuesta, al igual que la Asociación de Clubes Europeos (ECA), cuyo titular Karl-Heinz Rummenigge instó a la FIFA ‘en interés de los aficionados y de los jugadores a no aumentar el número de participantes en la Copa Mundial’.
Asimismo, resultó tajante al argumentar que ‘la política y el comercio no deben ser la prioridad exclusiva en el fútbol’.
Mientras, la ECA manifestó su descontento al decir que ‘no vemos los méritos de cambiar el formato actual de 32 que ha demostrado ser la fórmula perfecta desde todas las perspectivas’.
Refirió también lo cuestionable que resulta la urgencia de la decisión, cuando todavía quedan nueve años por delante, sin la participación adecuada de las partes interesadas (clubes), las cuales se verán afectadas por el cambio.
Además del exinternacional germano, aparecen entre sus más férreos detractores Massimiliano Allegri, entrenador de la Juventus; y el exinternacional germano Michael Ballack, quien tildó de irresponsable la decisión de la FIFA, además de considerarla un ataque hacia el fútbol -supuestamente se reduciría la calidad del torneo y el interés en las fases clasificatorias.
El escudo de Infantino quizás sea recurrir a las reticencias que usualmente generan los cambios, por ello usó como una de sus estrategias el rodearse de figuras como Diego Armando Maradona, Carles Puyol, Roberto Carlos y el técnico del United José Mourinho, para mejorar la imagen de este controvertido proyecto.
También entre las opiniones favorables al cambio aparece la del presidente de la Federación Nigeriana de Fútbol, Amaju Pinnick, quien comentó que ‘la mayor parte de África está entusiasmada con ello’.
Igualmente, Maradona tuvo palabras de elogio para el nuevo formato, al sentenciar: ‘me parece una idea fantástica. Eso dará más posibilidades a más países que nunca antes habían alcanzado ese nivel de la competición’.
Por Alejandro Martínez Martínez
Periodista de la Redacción de Deportes de Prensa Latina.
La Habana, 14 de enero 2017