Pero algo muy distinto es a un ejercicio de reafirmación de una identidad ideológica, la operación política contra el gobierno y contra su coalición lanzada por el ex ministro del Interior, el DC, Jorge Burgos, destinada a destruir su cohesión, atentar contra su continuidad y buscar una nueva política de alianzas para la Democracia Cristiana, que los organismos directivos de la DC no han examinado ni mucho menos aprobado, que significa dinamitar la actual estructura de la Nueva Mayoría y las confianzas que le dan soporte.
La figura del desleal, que abandona a sus camaradas a la menor dificultad, o traicionando compromisos asumidos sin coacción alguna es algo que históricamente y humanamente repugna y además renta poco para la imagen moral . Y esto no tiene que ver con el derecho a tener y expresar opiniones que pueden diferir de una definición dada, ser disidente, buscar respuestas a legítimas dudas y plantear sus discrepancias.
Solo que si se es de un partido de gobierno, el principal según algunos parámetros, lo mínimo que se puede exigir es una conducta prudente, un compromiso sólido con el proyecto y no andar con el hacha bajo el poncho, asumiendo una “línea propia”, con la pretensión hegemónica de imponerse por sobre los acuerdos colectivos.
La verdad es que ahora se revela una verdad que algunos sospecharon andando el tiempo: que Burgos y sus aliados en la DC- con el entusiasta apoyo mediático y político de la derecha-, tenían objetivos en el gobierno no eran precisamente sumar, sino dividir. En muchos temas, Burgos mostró tener agenda propia y diferente y contradictoria con la acordada en el Gobierno, y lo hacía notar con altanería.
La pretensión de cogobernar fue una constante que llegó a la imprudencia y a la impertinencia. Y a una violación de la institucionalidad democrática tanto como a un desconocimiento de la ética de las alianzas y compromisos adquiridos como coalición, lindante en la conspiración.
No otra cosa significó la proclamación del ex ministro del interior Jorge Burgos como virtual Primer Ministro, hecha por el ex canciller y ex presidente de la DC, Ignacio Walker, en pleno recinto del Senado.
Es evidente que Burgos y sus aliados en la DC, con el aplauso solapado pero extasiado de la Derecha, han tenido y persisten en un proyecto distinto al que suscribió su Partido al constituir la Nueva Mayoría y realizar la campaña electoral y llegar al gobierno bajo la conducción de la presidenta Michelle Bachelet.
La monserga de que la Nueva Mayoría no era un acuerdo político sino una mera táctica electoralista, que proclamó Gutemberg Martínez, fue sin duda la declaración de principios de estos díscolos de la DC, que pretenden imponerse, contra la opinión madura de muchos de sus militantes y dirigentes que ven en la coalición una perspectiva de futuro frente a la amenaza de la derecha pinochetista y empresarial.
Porque lo que está sucediendo con la “salida del closet”, de esta corriente fundamentalista, mesiánica y francamente derechista, amenaza en primer lugar a la DC, a su unidad, sus principios de humanismo cristiano y sus perspectivas de mantenerse como una fuerza progresista de cambio, en un escenario democrático.
Como es obvio no es que sean simples anticomunistas viscerales, primitivos, de esos que llegaro0n en 1973 al genocidio, al asesinato alevosos, al terrorismo de Estado – pero lo cierto y lo esencial es que están contra las reformas impulsadas por el gobierno, y que el PC y la izquierda en general comparten:- Ley Laboral, Reforma Tributaria, nueva Constitución, un sistema de pensiones justas, reforma laboral, y otras iniciativas progresistas del gobierno Bachelet.
Una figura “emblemática” de esta posición es la del senador Andrés Zaldívar, uno de los apoyos de Burgos y que defiende su derecho a asumir las banderas divisionistas en el seno del PDC y de la oposición interna al gobierno Bachelet.
Es el mismo que en septiembre de 1970 desató la “guerra sucia” contra al presidente electo Salvador Allende, y antes de que asumiera, encabezo la ofensiva contra sus proyectos de reforma económica, y en los hechos dio justificación a la conspiración cívico- militar, que el no podía ignorar que estaba en marcha,, financiada por Estados Unidos, que buscaba impedir, mediante un golpe de estado que Allende asumiera el gobierno para el cual estaba constitucionalmente y democráticamente elegido”.
Esto ya no es la táctica disimulada pero igualmente destructiva del “fuego amigo”. Es saltarse las vallas y pasarse al enemigo, en este caso en una operación que busca desestabilizar al gobierno, desmoronar su base de apoyo ciudadano, dividir su coalición y sabotear la alternativa de continuidad de las fuerzas democráticas progresistas. .
Los conjurados ni siquiera han sido cuidadosos de las formas, Ya están desatados.
Lo cierto es que ni siquiera respetan sus compromisos morales y partidarios, la palabra empeñada. Pusieron como presidenta a la senadora Carolina Goic, una figura decente , pero detrás de ella, entre bambalinas preparaban la artera emboscada a la que han puesto a la cabeza a Burgos, siempre preparado para las soluciones de fuerza, para el ejercicio de la violencia política.
Las conspiraciones de Palacio de los Borgia quedan chicas y como anécdotas de la historia, frente a estas nuevas y rocambolescas historia de capa y espada, donde “príncipes” y condotieros, entran y salen de escena con sus oscuros objetivos , destinos y traiciones .
Se trata de una ofensiva polìtica, que seguramente tendrá nuevos episodios tensos, en el camino ya proclamado del “camino propio” o de una pretensión hegemónica en la Nueva Mayoría y en el Gobierno, o de la alianza con la Derecha- q1uizás RN o algunas de esos partidos o políticos “renovados” de la derecha como Evopoli a Amplitud, quizás algunas sorprendentes plataformas, donde se alinearán personajes, fuerzas económicas políticas y sociales, que se irán atrincherando, tomando posiciones en un combate sin tregua.
De manera que es mejor sincerar .las cosas. Y los que no participan del proyecto deben dar el paso al costado que están buscando y ambientando desde hace tiempo.
El Partido Demócrata cristiano tiene derecho a defender sus principios y su línea en el gobierno de lla presidenta Michelle Bachelet, y de proyectar su futuro político. La Nueva Mayoría ofrece un amplio espacio, un proyecto transversal de renovación del país, de reformas, y ofrece un lugar a quienes , desde sus propias perspectivas y aspiraciones, se comprometen en su logro, en beneficio del país y de su futuro.
Sin duda, la Nueva Mayoría , o cualquier proyecto democrático, reformista de futuro, no tiene perspectiva sin la Democracia Cristiana, pero también no la tendrá sin el Partido Socialista, el Radical, el Partido por la Democracia, el Partido Comunista, el MAS, y Izquierda ciudadana, y otras sensibilidades de izquierda.
Nadie puede, no tiene derecho , a plantear una perspectiva polìtica que merezca la definición de democrática y progresista sobre la base del mesianismo, el chantaje o de las exclusiones.
Pero además, la realidad política del `presente y del futuro no se puede concebir sin incorporar a los nuevos protagonistas del movimiento social emergente, las nuevas sensibilidades, perspectivas y orgánicas políticas que abren las fuerzas emergentes, los movimientos
Si los actuales partidos de la Nueva Mayoría no reconocen esta realidad emergente y sus liderazgos en desarrollo, no están leyendo adecuadamente la realidad y quedarán, seguramente atónitos, pero sin duda fuera de escena, de una nueva configuración social y política que se desarrolla ante sus narices, pero que pareciera que no quieren ver.
Precisamente esta pretensión de Burgos, Zaldívar, Walker, Martínez y otros de creer que su enemigo principal es la izquierda, y en particular el Partido Comunista, no solo es un ejercicio de deslealtad y oportunismo político, sino que es un error garrafal de análisis y de cálculo, al separarse de los temas principales del debate y del futuro de Chile.
Y no solo los identifica o hace coincidentes con el pinochetismo y la Derecha, sino que los hace responsable de la derrota de los objetivos democráticos de su propio partido, de la razón de ser de su existencia en el escenario polìt6ico chileno.
Es oportuno recordar hoy a Radomiro Tomic, una de las figuras emblemáticas de la Democracia Cristiana, cuando dijo en los álgidos años 70, “Cuando se gana con la derecha es la derecha la que gana” y cuando se pronunciaba, sin dudas ni dobleces por “la unidad política y social del pueblo” y por “la vía no capitalista para el desarrollo”.
La propia DC tuvo que pagar un precio muy caro, en prestigio político e incluso en vidas, al no haber entendido claramente en los 70 este dilema, cuando figuras entrañables de su historia y para la historia de Chile, como Bernardo Leighton, Jaime Castillo, Eduardo Frei Montalva, Manuel Bustos y centenares de sus militantes, dirigentes gremiales, sindicales, profesores, políticos, fueron víctimas , junto a comunistas, miristas, socialistas, radicales, sin distinción política, de la represión
y la orgía criminal del régimen militar-derechista de Pinochet.
Es oportuno y recomendable recordar la historia.
Por Marcel Garcés Muñoz
Director de Crónica Digital
Crónica Digital
La DC son los Radicales de ayer La traicion a la isquierda a sido tradicional con los OPORTUNISTAS,Y SIEMPRE LA HABRA…..OJO pestaña y ceja,eso esta claro ,para los comunistas o no?