La académica del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la U. de Chile explica en esta columna que Chile, siendo el país con mejor PIB en la región, debe poner atención en la investigación y aumentar la inversión pública destinada a este campo. Además, indica que el “modelo de dejar el sistema de educación superior en manos de los privados es insostenible”.
Las tasas de cobertura en educación superior en Latinoamérica han aumentado drásticamente, con Argentina y Chile liderando este crecimiento, según la OECD y la UNESCO. Las primeras generaciones de estudiantes que ingresan al sistema tienen altas expectativas de movilidad social a través de un título universitario, una oportunidad que sus padres no tuvieron. Sin embargo, estas expectativas constituyen aún un sueño remoto para muchos de ellos.
Cuando se masifica un sistema educativo, éste se estratifica en forma de pirámide de manera tal que las instituciones de elite (generalmente universidades de investigación) quedan en la parte superior y las instituciones masivas (dedicadas a la docencia) ocupan la parte inferior.
Este tipo de estratificación, si bien está presente en todo el mundo, es particularmente marcado en América Latina. De esta manera, sólo aumentar la cobertura al sistema como política pública no reduce la brecha social y económica entre los pobres y ricos. Se requieren políticas adicionales que pongan el acento en la calidad del sistema.
Otro elemento que requiere atención e inversión pública es la investigación. La inversión en investigación y desarrollo en América Latina es muy baja. Esto es comprensible en los países más pobres, pero es menos entendible en Chile, que tiene el mayor PIB de la región y es el único país de América del Sur miembro de la OCDE.
También es difícil de explicar en Argentina, Uruguay y México, tres países con economías relativamente ricas. Sólo Brasil está haciendo esfuerzos financieros para invertir en investigación y desarrollo en un nivel adecuado. Y esta inversión parece haber tenido efectos positivos en los resultados de investigación, en citas en revistas de impacto y en índices de innovación global. El resto de los países debe invertir en investigación y desarrollo para mejorar su productividad científica y disminuir la brecha entre países del norte y el sur.
Las formas en que los sistemas de educación superior en América Latina se han venido desarrollando – especialmente en países en los que el sector privado ha crecido sin ninguna garantía de una educación de calidad y donde el Estado no está invirtiendo lo suficiente en investigación y desarrollo como una política pública estratégica- demuestran que el modelo de dejar el sistema de educación superior en manos de los privados es insostenible. Cuando pensamos acerca de la educación superior en América Latina, tenemos que reflexionar sobre el papel del Estado y los mercados, así como en los ciudadanos como algo más que meros consumidores. El tipo de sociedad que queremos no se basa necesariamente en un modelo de educación superior originado en los países del norte. En América Latina, necesitamos instituciones de educación superior que promuevan el beneficio social y la igualdad en toda la región.
Este artículo se basa en un documento de trabajo preparado por Carolina Guzmán Valenzuela, investigadora del CIAE para el Centre for Global Higher Education de UCL-IOE, UK y que fue escrito originalmente para el Times Higher Education.
Por Carolina Guzmán, investigadora del CIAE
Santiago de Chile, 29 de julio 2016
Crónica Digital /uchile.cl