Le faltaba tocar un jazz en Chicago, con acento chileno, para convertirse otra vez en finalista de la Copa América, ahora del Centenario y con los reflectores enfocados en la Argentina de Lionel Messi.
Si el pasado año a Chile se le daban algunas posibilidades por su condición de anfitrión frente a los argentinos, ahora el despliegue de velas llenas de brillo y récords conceden a Messi y la Albiceleste el favoritismo.
Empero, la Roja demostró con creces que su sentido colectivo, el entendimiento de los jugadores del plan táctico del director técnico, Juan Antonio Pizzi, y la entrega absoluta, no creen en rivales de más o menos categoría.
Aplausos para el fútbol chileno que con todos los méritos ya es finalista del certamen continental. Arrancó con dudas y una mala racha que puso en capilla ardiente a Pizzi, además de los escándalos de corrupción que gravitan sobre federativos.
Derrota con México en un amistoso 0-1, antes con Jamaica 1-2, y en el debut en la Copa América Centenario, 1-2 frente a Argentina. Una victoria in extremis contra Bolivia, y el respiro al golear a Panamá 4-2.
Luego venía México, inspirado, con el favor de sentirse como en casa, con muchos seguidores y un andamiaje de prensa y patrocinadores listos para hacer la fiesta en Santa Clara, California, en cuartos de final.
Chile llegó con el martillo de Thor y la humillación a los mexicanos no pudo ser peor: 7-0, con un balompié hermoso, cercano a la perfección.
Sin Arturo Vidal, su manija en el mediocampo, luego con una lesión de su sustituto Pedro Pablo Hernández, y ni aún así bajó los brazos. Se impuso a Colombia con autoridad 2-0, en un partido semifinal accidentado a causa de la lluvia.
En la Ciudad de los Vientos, una tormenta eléctrica intentó dañar el espectáculo y hasta cierto punto le restó más dinamismo en el complementario, en el cual Colombia luchó por revertir la desventaja y Chile se plantó bien en la cancha del Soldier Field.
La cueca es el ritmo tradicional de los chilenos, pero en Chicago se escucharon notas de jazz, un género que domina las calles de la Second City y que desde el majestuoso lago Michigan, celebró el encumbramiento de la Roja.
En el papel vuelve a impresionar Argentina y en la vida real, nadie descartará a Chile, que sin muchos grandes nombres ni el glamour de los rioplatenses, se ha instalado en la élite mundial de fútbol.
Será cosa de verlos el domingo en el MetLife de East Rutherford, Nueva Jersey.
Por Fausto Triana
Chicago, Estados Unidos, 23 de junio 2016
Crónica Digital / PL