De manera recurrente, se escucha la idea que estamos sometidos a una especie de novela por encargo: SQM, PENTA y CAVAL con sus vínculos cruzados, dosificación de datos, delirios de persecución y un cinismo a toda prueba, hacen de esta trama un contubernio delirante, donde el hilo conductor es la corrupción.
Por el 1605, Miguel de Cervantes, sin tener la menor idea, construía la primera novela denominada moderna. En su capítulo IV el ingenioso Hidalgo, cuyo nombre común era Alonso Quijano, se encuentra con un joven lacayo que estaba siendo agraviado por su señor a latigazos. Don Quijote detiene el abuso, luego se entera del problema y propone una salida justa, no más golpes y pagar al muchacho lo que se le adeudaba, sino es así, el labrador conocerá el filo de la espada, del gentilhombre. Como era de suponer, el granjero llegó a un acuerdo de “caballeros”. El Hidalgo conforme se retira. El señor –en tanto- espera que se aleje, para continuar con un castigo doblemente feroz, del que nuestro héroe se enterará recién en capítulos posteriores.
“De todo lo cual tiene vuestra merced la culpa, porque si se fuera su camino adelante y no viniera donde no le llamaban, ni se entremetiera en negocios ajenos, mi amo se contentara con darme una o dos docenas de azotes, y luego me soltara y pagara cuanto me debía. Mas como vuestra merced le deshonró tan sin propósito y le dijo tantas villanías, encendiósele la cólera, y como no la pudo vengar en vuestra merced, cuando se vio solo descargó sobre mí el nublado, de modo que me parece que no seré más hombre en toda mi vida”. (El Quijote de La Mancha. Cap. XXXI.)
Los sectores progresistas, las izquierdas se encuentran hoy frente a un profundo dilema. ¿Están dispuestos a detener los abusos, la corrupción desatada, destrabando los enclaves autoritarios, restringiendo sus propias ambiciones o bailarán al ritmo del culebrón por encargo, de los defensores del modelo?
Hay sectores dentro de la derecha que buscan el acuerdo. Los escuchamos de tanto en tanto. “Por cierto, esto implica olvidarse del discurso hegemónico que ha venido reclamando la superación del modelo de desarrollo que hemos construido colectivamente entre todos los chilenos y que ha llevado a nuestro país a ser reconocido como un ejemplo digno de imitación” (Jorge Jara quemada R. 7 -04-2015 Fundación Jaime Guzmán).
Desde otros grupos de influencia, incluidos en la propia Nueva Mayoría, se busca minar el piso político del gobierno, presionando por un cambio de gabinete que traiga consigo una nueva estrategia, en el ánimo de matizar las transformaciones. Edmundo Pérez Yoma (DC), desde El Mercurio realiza un llamado concreto a Bachelet: “en los gobiernos, cuando uno quiere hacer un cambio de escenario político, el método preferido es un cambio de gabinete profundo, que le dé una señal al país de que aquí se ha terminado una etapa y se está iniciando otra”., (19 de Abril de 2015). La respuesta desde La Moneda fue tranquila y categórica, de haber cambio, se buscará a las personas que estén alineadas con el programa.
Desde el duopolio, se argumenta que la presidenta no tiene la representación necesaria, porque ante los anuncios de comenzar con la discusión sobre la nueva carta fundamental, el pánico cunde desde distintos lugares de la geografía política. Así lo refleja en su editorial del día 3 de mayo el diario La Tercera “Lo cierto es que en el actual escenario, marcado por la desconfianza ciudadana y un respaldo presidencial debilitado en las encuestas de opinión, este debate constitucional resulta tan forzado como riesgoso. Intentar recuperar el apoyo ciudadano mediante la modificación del pilar que ha sustentado el período democrático más significativo de la historia chilena, parece tan inadecuado como pretender imponer esta preocupación por encima de los verdaderos problemas que hoy afectan al país”.
La molestia con la mandataria, es evidente. Su intervención hace pocos días atrás, buscó retomar la conducción de la agenda política y eso para quienes necesitan imponer la idea del caos creciente, resulta incómodo.
Sin embargo, son demasiados los cabos sueltos, la molestia generalizada con el mundo político, reflejada en las encuestas, repercute con fuerza volcánica en la administración actual.
Desde el mundo social, las críticas a los procesos de reforma, apuntan a temas donde todavía no existe claridad, por ejemplo: ¿La des-municipalización de los colegios cómo se gestará? Es un misterio. ¿Cómo se explica la negativa del gobierno a incluir la negociación por rama, en la llamada arista laboral? Sin contar las propuestas de diversa intensidad, en torno a los caminos que conduzcan hacia una nueva constitución política, donde la asamblea constituyente no parece ser la ruta. Se buscaría una salida intermedia -se dice- entre un mundo social acotado y las instituciones políticas existentes.
Las otras izquierdas, las que no tienen representación parlamentaria, tienen razón en sus sospechas, porque S.Q.M. en toda su magnitud nos muestra las limitaciones de la Nueva Mayoría. El tema de fondo es si esto amerita la consigna “que se vayan todos”. Ciertamente hay parlamentarios que jamás debieron estar en el Congreso Nacional. Pero las particularidades de la transición chilena, la capacidad de maniobra de los poderes fácticos; la actitud pusilánime de la naciente Concertación de Partidos Por la Democracia, sumado a la desidia de una ciudadanía carente de sentido crítico, tiene que invitarnos a una reflexión política más amplia, lo que no aminora la sátira, ni puede significar alguna claudicación de expectativas, la pregunta es si se está en condiciones de ofrecer algo mejor al soberano que el acuerdo de “caballeros”.
La comisión Engels cree que es posible más. Con un aire masoquista por supuesto, donde el mundo público es flagelado, mientras los empresarios pasan del “cuco de la Capitán Yáber” a mirar el mundo, desde el SPA del dormitorio.
Las señales del gobierno son confusas. Las boletas ligadas a S.Q.M. ubican al ejecutivo en una posición delicada.
Tal es así que José Antonio Kast, presiona la casilla débil y apunta a la presidenta, buscando socavar al máximo su autoridad: “Michelle Bachelet plantea, después de todos estos problemas de financiamiento a la política, que va a llevar adelante una agenda de probidad. Pero ella, creo, ya perdió la legitimidad para llevar esa agenda”. (3 -05-2015 La Tercera)
Para su infortunio, aunque la crítica pueda ser atendible, los militantes de la UDI se encuentran inhabilitados, a la hora de buscar salidas políticas a la crisis; de hecho en estos días, comenzarán las primeras formalizaciones y en calle Suecia, el nerviosismo se hace palpable.
El mismo ambiente se percibe en los recovecos de La Nueva Mayoría, donde la Democracia Cristiana en particular, sumado a otros actores políticos del sector, leen con resignación el libreto kitsch a representar.
Miguel de Cervantes en su lúcido relato del capítulo XXXI, nos recuerda que la búsqueda de la justicia, la posibilidad de equiparar la cancha y limitar los abusos, no se puede lograr con meros anuncios, tampoco con batucadas, ni enfrentamientos con la fuerza pública y mucho menos con discursos sin capacidad de concretarse. Los resultados de esas estrategias, terminan profundizando las desigualdades y dejando a rienda suelta a los abusadores.
La gran sátira de Cervantes nos toca la puerta -y nosotros- no tenemos más que un insistente folleto lumpen.
Omar Cid
Crónica Digital
Santiago de Chile 6 de mayo del 2015