Delegaciones de Cuba y Estados Unidos acaban de concluir dos días de conversaciones oficiales en esta capital, durante las que abordaron temas como la emigración ilegal y el curso hacia el restablecimiento de las relaciones diplomáticas.
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Con una amplia cobertura de medios de prensa nacionales e internacionales, las negociaciones, que se realizaron en el capitalino Palacio de las Convenciones, tuvieron como base la voluntad expresada al respecto por los presidentes de ambas naciones el 17 de diciembre pasado.
De acuerdo con las autoridades cubanas, el mayor obstáculo hacia el acercamiento que desean los dos gobiernos es el bloqueo económico, comercial y financiero que Washington mantiene contra Cuba desde hace más de medio siglo.
Pero a pesar de las profundas diferencias entre ambas partes, los voceros de las dos delegaciones coincidieron en calificar de positivas, constructivas y flexibles las negociaciones.
De todas formas, ambas delegaciones precisaron que este es el comienzo de un largo proceso.
Como parte del plan previsto, el 21 de enero se realizó la vigésimo octava ronda de conversaciones migratorias entre Cuba y Estados Unidos.
En esta fase, la delegación norteamericana estuvo presidida por el subsecretario asistente del Buró para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Edward Alex Lee.
El funcionario expresó de manera pública su satisfacción por los resultados de los intercambios y reiteró la tradicional posición de Washington de mantener vigente la Ley de Ajuste Cubano, en vigor desde 1966, y la política de pies secos-pies mojados.
Por su parte, la Directora General de Estados Unidos de la cancillería cubana, Josefina Vidal Ferreiro, quien encabezó la representación de la isla caribeña, enfatizó que estas regulaciones confieren beneficios exclusivos a los cubanos y constituyen los principales estímulos a la emigración ilegal hacia el país norteño.
El 22 de enero se realizaron las pláticas sobre el proceso para restablecer los nexos diplomáticos y las embajadas en las respectivas capitales, que según las dos delegaciones necesitará tiempo suficiente como para resolver un grupo de obstáculos legales y logísticos.
En este intercambio, la parte norteamericana estuvo presidida por la secretaria asistente de Estado para los Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, mientras la representación de la isla la encabezó Josefina Vidal.
En varios contactos con la prensa, voceros de las dos delegaciones coincidieron en que estos pasos deben basarse en los principios del derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y las Convenciones de Viena sobre relaciones diplomáticas y consulares.
Al concluir esta sesión en la tarde del jueves, Vidal reafirmó que la historia demuestra que Cuba nunca ha respondido ni responderá a presiones de ninguna parte.
La aclaración la hizo en respuesta a un comunicado que la delegación norteamericana entregó a la prensa, que asegura que la representación norteamericana en los diálogos presionó a la cubana en el tema de los derechos humanos.
En ningún momento fue empleada la palabra presión en el intercambio de este jueves, y ese no es un vocablo que se utiliza en conversaciones de este nivel, reafirmó Vidal, quien reiteró la propuesta de su país de abordar con Estados Unidos a nivel de expertos nuestras visiones sobre dicho asunto.
La funcionaria cubana expresó la evidente contradicción que existe entre el proceso hacia la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos y el hecho de que Washington mantenga a la mayor de las Antillas en la lista de países que según la Casa Blanca auspician el terrorismo.
Por otra parte, en un comunicado de prensa, la delegación isleña expresó serias preocupaciones por la falta de garantías y de protección a los derechos humanos en Estados Unidos.
Al respecto, la representación cubana destacó en particular la persistente ilegalidad de las detenciones en la cárcel de la base naval norteamericana en Guantánamo.
Condenó además la brutalidad policial cada vez más alarmante, como en los hechos recientes en la localidad de Ferguson, estado de Missouri, y en la ciudad de Nueva York, que evidencian el incremento del racismo y la discriminación racial en la nación norteña.
Por Roberto Garcia Hernandez
La Habana, 23 de enero 2015
Crónica Digital / PL