Pese a la resistencia de la derecha en Chile, la inmensa mayoría de la población parece perder el miedo y son más visibles las denuncias a los vejámenes cometidos por la dictadura de Augusto Pinochet.
La batalla apenas llega a un punto de inflexión definitivo por la madurez que adquiere la ciudadanía y el rechazo a las manipulaciones, comentó a Prensa Latina un activista de derechos humanos que prefirió mantener su nombre en el anonimato.
Una referencia imprescindible se encuentra en el Centro de Salud Mental y Derechos Humanos (Cintras), que más allá del deseo de mantener la memoria viva, se apegan al llamado de distintas agrupaciones de ÂíVerdad y Justicia Ahora!
Las cifras de los informes de las comisiones Rettig y Valech coinciden en fijar en más de 40 mil las víctimas de la dictadura cívico militar; de estas, 38.000 fueron torturadas y más de tres mil asesinadas.
Además, se consideran alrededor de mil 200 personas detenidas desaparecidas.
Con estadísticas de tal magnitud pareciera un contrasentido y hasta una miopía política que la Alianza (Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional) pidiera un minuto de silencio en el Parlamento para recordar a Pinochet la víspera.
Cintras recordó a Prensa Latina que la dictadura ejerció el terrorismo de estado como medio de control social y junto a ello impuso a sangre una política económica neoliberal cuyos efectos sociales, culturales, políticos y económicos aún persisten.
La entidad detalló que con casi 29 años de asistencia a más de cuatro mil personas, víctimas de la dictadura, “hemos aprendido que no hay proceso de elaboración posible del trauma psicológico y social sin que medien los actos de justicia (…)”.
“Es indudable que se han desplegado una serie de esfuerzos de reconstrucción de una parte significativa de la memoria histórica, asociada al período de la dictadura militar, en tres documentos significativos”, anotó.
Después del regreso a la democracia en 1990, “la llamada Comisión Rettig y las dos versiones de la Comisión Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech”, elaboraron documentos de efectos beneficiosos para la sociedad chilena.
Aunque el Gobierno de Michelle Bachelet manifestó una política vertical contra los desmanes cometidos por la Junta Militar de Pinochet, la Alianza no esconde su compromiso con el régimen condenado mundialmente de forma casi unánime.
De hecho, la víspera el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, anunció el envío de dos proyectos de ley al Parlamento que declaran imprescriptibles los delitos de lesa humanidad, para poner fin a la legislación de Amnistía.
Cintras argumentó que el reconocimiento de la verdad de lo que fue la detención con desaparición, el asesinato y la tortura en Chile ha sido imprescindible para el inicio de los necesarios procesos de reparación del trauma psicosocial.
Subrayó que como organismo de salud mental y derechos humanos ha planteado en todos los niveles la necesidad de una comisión de carácter permanente que recoja testimonios y vivencias de todas aquellas personas fueron víctimas de la detención y tortura.
Los expertos explicaron que un trauma tan destructivo para el psiquismo como la tortura inhibe de manera determinante y perenne su socialización, y tiende más bien a su encapsulamiento patógeno.
Es necesario entender que este silencio, aparentemente voluntario de miles de afectados enChile, representa dolorosamente la persistencia en el largo plazo del miedo y del silenciamiento resultantes del terrorismo de Estado, añadieron.
Entre una serie de propuestas y exigencias, Cintras pidió al Gobierno que se investiguen todos los casos de víctimas de tortura y tratos crueles inhumanos o degradantes y que los responsables sean sancionados.
Asimismo, demandó la modificación del Código Penal, que data de 1874, el que no incluye el concepto de tortura, sino que se califican como “apremios ilegítimos”.
Instó a indagar y sancionar los delitos de tortura de connotación sexual registrados en el periodo dictatorial y que se tipifique esta práctica aberrante.
En fechas recientes, por primera vez algunas personas que sufrieron vejaciones sexuales por parte de los agentes de Pinochet, comenzaron a ofrecer sus testimonios.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 11 de septiembre 2014
Crónica Digital