En los últimos días, las chilenas y chilenos hemos tenido oportunidad de conocer, a través de la televisión, las propuestas de los abanderados presidenciales de las principales coaliciones políticas del país en los más diversos ámbitos. Temas tributarios, reformas políticas y constitucionales, salud, desarrollo de las regiones y educación en todos los niveles, cruzan transversalmente los discursos de los distintos candidatos.
Una idea central es compartida por la gran mayoría: los chilenos queremos vivir en un país desarrollado, en todos los aspectos. Sin embargo, esta aspiración común requiere dirigir la mirada hacia un elemento que, hasta ahora, no ha sido suficientemente relevado, y es que cualquier camino al desarrollo social, económico y humano, pasa necesariamente por avanzar en la generación de conocimiento, fortaleciendo nuestro sistema de ciencia, tecnología e innovación.
Recientemente, una Comisión Asesora Presidencial dio a conocer una propuesta de modernización y fortalecimiento de nuestras instituciones de ciencia, tecnología e innovación, con el objetivo de lograr un mayor impacto de la inversión que Chile realiza en estas áreas de tanta relevancia.
Dicha comisión -conformada por un destacado grupo transversal de expertos- detectó una alta dispersión y fragmentación en la estructura del actual sistema, factores que dificultan los necesarios avances en los niveles de inversión en I+D+i, en la formación de investigadores y profesionales de excelencia, en el fortalecimiento de la base científica y en la participación del sector productivo del país.
Porque agregar mayor valor a nuestros recursos naturales, aumentar la productividad de nuestras empresas y responder de manera efectiva a los desafíos en sectores como energía, medio ambiente y salud, entre otros, requiere contar con una institucionalidad científica moderna, dinámica y flexible, con una clara definición de roles, una instancia asesora a nivel de Presidencia de la República que propone la estrategia de largo plazo, una autoridad a nivel Ministerial que lidere la definición de políticas públicas asociadas y agencias ejecutoras, modernas y acordes a la singularidad de los desafíos correspondientes. Sólo a partir de ello, el país podrá avanzar hacia la construcción de una sociedad del conocimiento, el desarrollo del país en su conjunto y una mejor calidad de vida de las personas.
En esta época de definiciones, las chilenas y chilenos esperamos de nuestras y nuestros representantes un sólido compromiso con el desarrollo de políticas que posicionen la ciencia, tecnología e innovación en su papel de auténticos motores del progreso y de un mejor futuro para todas y todos.
Por Vivian Heyl Ch.
Directora de Investigación y Postgrado
Universidad Central de Chile
Santiago de Chile, 27 de junio 2013
Crónica Digital