En la isla ya se eliminó la transmisión materno-infantil del VIH, mientras que está bajo control el contagio a través de la sangre, explicó el representante permanente alterno de Cuba ante la ONU, Oscar León González.
Al hablar en una sesión de la Asamblea General sobre el combate contra ese mal, el diplomático subrayó la baja prevalencia del VIH en la población de 15 a 49 años, en mujeres embarazadas y en personas con infecciones de transmisión sexual.
Explicó que en su país existe un programa multisectorial de prevención y control en la materia y que los servicios médicos gratuitos están garantizados para toda la población.
También hay acceso universal al tratamiento antirretroviral y está asegurado el derecho al empleo, salario total, alimentación diferenciada y pleno ejercicio de todos los derechos sociales y políticos de las personas infectadas.
“Cuba produce seis medicamentos antirretrovirales y continúa las investigaciones para lograr medicamentos más eficaces y una vacuna”, precisó el representante cubano.
León González dijo que para Cuba el disfrute al más alto nivel posible de salud física y mental es un derecho humano inalienable y fundamental de todos los seres humanos.
No importan la nacionalidad, raza, sexo, creencia, religión, orientación sexual o cualquier otro pretexto para justificar la discriminación y la denegación al acceso a los derechos de la salud, apuntó.
Dijo que esos derechos gozan de un amplio respaldo legal en Cuba y que su realización práctica es amplia, pese a los limitados recursos del país y el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, resaltó la ayuda de la isla a otros países del Tercer Mundo en el campo de la salud e informó que en el presente hay 38 mil 868 profesionales sanitarios, de ellos 15 mil 407 médicos, en 66 naciones del mundo.
Además, más de 14 mil estudiantes de 122 países se han graduado en la Escuela Latinoamericana de Medicina y en otros programas de estudio.
Estimó que a nivel mundial los avances en la lucha contra el VIH-sida son insuficientes y condenó el estigma, la discriminación y la desigualdad entre los géneros como obstáculos al acceso universal a la prevención, el tratamiento y la atención a pacientes y sus familias.
Frente a todo eso demandó erradicar la pobreza extrema y el hambre, promover la igualdad entre sexos y el empoderamiento de la mujer y garantizar el derecho a la educación y la salud de todas las personas y de educación sexual a adolescentes y jóvenes.
Puntualizó que los esfuerzos de los países del sur por lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluidos los relacionados con la salud, se verán prácticamente anulados a pesar de la voluntad política para lograrlos.
Naciones Unidas, 11 de junio 2012
Prensa Latina