Así como hay diferencias en los modos de ser y actuar de hombres y mujeres, a través de los siglos de evolución, ambos géneros han establecido mecanismos y visiones diferentes de la vida íntima, marcados muchas veces por los prejuicios sociales.
El sexo ha sido uno de los temas más polemizados desde todos sus ángulos posibles. Las interrogantes surgen a menudo: ¿cuán importante es la vida sexual para la relación de pareja? ¿El sexo precave de la separación? ¿Determina el sexo por encima de otros elementos en el equilibrio de los cónyuges?
Con el desarrollo en los últimos tiempos de los estudios en la sexología y las terapias de pareja, se han definido ciertas tendencias que buscan dar respuestas a estas preguntas.
Para la mayoría de las personas el sexo constituye un elemento determinante en la vida, especialmente en el matrimonio, como única vía para mantener viva la pasión y el deseo.
No pocos hombres y mujeres aseguran que les importa mucho tener una intimidad satisfactoria, pues ello aumenta su calidad de vida, y el estado de felicidad.
Y es que el goce sexual ayuda a mantener la ilusión, activa el mecanismo de acercamiento, de disfrute, crecimiento y erotismo, se dice que es un importante factor emocional que motiva a resolver las dificultades de la vida cotidiana con pensamiento optimista.
De hecho algunas investigaciones indican repetidamente que la intimidad, junto a la empatía, ocupa el primer lugar entre los objetivos que se buscan en el matrimonio, y dicha intimidad se asocia tanto a la satisfacción sexual como a la marital.
Por si fuera poco, se ha demostrado que puede existir una estrecha relación entre disfunciones sexuales y estados depresivos. Sin embargo, aunque los beneficios de las relaciones íntimas son indiscutibles, sería válido reflexionar en torno a los factores que contribuyen a un equilibrio y la durabilidad de la pareja, más allá del intercambio carnal y placentero.
Factores y complementos
El ser humano, como organismo altamente complejo y desarrollado, requiere de un nivel de satisfacción que abarque distintos componentes para poder alcanzar una sensación de armonía y plenitud.
La literatura especializada describe a las llamadas teorías neurobiológicas como responsables de la explicación del papel del placer sexual en el refuerzo natural del vínculo en parejas con relaciones estables y persistentes.
Estas ideologías postulan que cada vez que la pareja experimenta un encuentro sexual satisfactorio, se libera tal cantidad de oxitocina en el cerebro y en el cuerpo que incrementa la sensación de unión entre ellos, de pertenencia y seguridad.
Sin embargo, esto puede perderse con el tiempo y la monotonía, por lo que resulta imprescindible tener otros factores en cuenta. El sexo tiende a ocupar un lugar preferencial durante los primeros tiempos, sin embargo, en la medida en que se descubre la intimidad, se van valorando otros aspectos en la convivencia.
Una sexualidad positiva e integral supone una gratificación mucho más elevada y completa que la meramente biológica, por lo que si se la realiza dentro del contexto de pareja afectivamente adecuado, nos permitirá satisfacer tanto las necesidades de orden físico como las psico-emocionales y las psicosociales.
En este sentido justamente entran en juego los mecanismos de convivencia entre una pareja, los sentimientos, empatías, comunicación, comprensiones, apoyo y la construcción de proyectos de vida comunes.
En matrimonios con varios años de convivencia, muchas veces la intimidad pasa a un segundo plano, pues se establecen otras prioridades de afecto, y se pierde un poco ese instinto carnal que los atrapó la primera vez.
El sexo es un vínculo que une poderosamente a la pareja y que representa una forma de estar de a dos que es cualitativamente muy diferente a como se puede estar con otras personas.
Cada quién con su elección
Una relación de pareja lograda es un punto de gran satisfacción en la vida y para muchos es uno de los aspectos más importantes: un llamado natural y elemental en pos de la evolución que nos trasciende como seres racionales.
Cada una con sus costumbres, su historia, su destino, sus dificultades y sus valores particulares. Lo difícil de esto es que cada uno de los miembros de la pareja, siente que lo suyo es lo eficaz y este es el comienzo del conflicto.
Pero la pareja no es una solución para la soledad personal, ni está en condiciones de suplir nuestras carencias, como tampoco muchas de nuestras necesidades personales.
En este punto el sexo tampoco puede ser esa salida de escape a una vida solitaria donde no se quieren, o se temen compromisos.
Los lazos que unen a diferentes personas y las reacciones que éstos provocan, se caracterizan por una sensación de afinidad en donde juegan un papel muy importante una serie de sentimientos, actitudes y conductas.
Antes de llegar a la intimidad en una relación de pareja es importante distinguir los diferentes momentos que se experimentan, tales como el primer contacto, el cortejo, el enamoramiento, donde entran en juego factores biológicos, bioquímicos, psicológicos y emocionales, que promueven un acercamiento más profundo con la pareja.
De ahí que muchos sigan considerando el sexo como un factor más, mientras que otros lo asumen como un ingrediente esencial que mueve el motor de la pareja hasta llegar al final. En cualquier caso la lección es válida: puedes tenerlo todo o simplemente un complemento más.
Fuente: Cubahora
La Habana, 23 de abril 2012
Crónica Digital