Saddam interrumpió constantemente la lectura del veredicto dando vivas al pueblo, la nación y gritando para nosotros la vida, para ustedes la muerte por ser parte de la ocupación extranjera.
El presidente del tribunal, Raud Abderrahman, ordenó a los guardias que obligaran a Saddam a escuchar el veredicto de pie, pues también pretendió mantenerse sentado de forma altanera al no bajar la cabeza, ni la mirada en ningún momento.
Esas y otras incidencias se registraron durante una sentencia, cuya legalidad desconoce, y la cual fue trasmitida mutilada por la televisión, al censurarse las escenas más polémicas.
Durante el proceso también fueron condenados a la pena máxima Awad Hamad al Bandar, ex presidente del tribunal revolucionario, y Barzan al Tikriti, ex jefe de los servicios de inteligencia, quienes reaccionaron de la misma forma que el ex mandatario.
A los tres les imputaron una matanza de chiítas en 1982.
Mientras, en declaraciones al canal qatarí Al Jazeera, Buchra Kahlail, uno de los abogados defensores de Saddam, denunció la ilegalidad del proceso por ser un tribunal constituido por razones política y servir a los intereses de Estados Unidos.
En medio del rechazo de la comunidad internacional, en marzo de 2003, tropas anglo-estadounidenses invadieron Iraq sin el consentimiento de Naciones Unidas.
Unas semanas después, el 9 de abril, el ejército iraquí no resistió la embestida y el estado árabe fue ocupado por los invasores.
Desde entonces, el paradero de Saddam se desconoció hasta que fue capturado el 13 diciembre de 2003, en una aldea cercana a su ciudad natal, Tikrit, en el norte iraquí.
Bagdad, 5 de noviembre 2006
Prensa Latina , 0, 55, 2