La sureña localidad está virtualmente bloqueada por fuerzas de la policía desde el pasado lunes para impedir las protestas de los vecinos contra un estudio de impacto ambiental que despejaría el camino para que la planta de Valdivia envíe sus desperdicios tóxicos al mar.
Jordi Berenguer, especialista de la Fundación Océana, confirmó a Prensa Latina y Crónica Digital que el ambiente que se vive en la zona es tenso ante la determinación de las autoridades de impedir a toda costa la legítima defensa de los pescadores de sus fuentes de trabajo.
Pese al mal tiempo, las embarcaciones lograron burlar la vigilancia y salieron a alta mar para tratar para bloquear al barco “El Colono”, que realiza las mediciones que la empresa requiere para iniciar el estudio ambiental del ducto de su planta de Valdivia, según Berenguer.
Las fuerzas policiales cortaron la luz desde la madrugada de hoy para impedir las protestas y las actividades normales de la comunidad. La falta de electricidad interrumpe los equipos de comunicación que usan los pescadores para mantener la coordinación en la zona costera.
“Lo novedoso es que a la media hora de llegar los carabineros a la comunidad se cortó la luz y nadie responde. Creemos que hay una estrecha relación con los estudios que Celco pretende hacer en la zona”, explicó Eliab Viguera, vocero de los pescadores.
Viguera confirmó que también hay “resguardo marítimo de parte de la Gobernación Marítima de Valdivia”, para facilitar el trabajo de la embarcación que pretende hacer el estudio, rechazado por los vecinos y organizaciones ambientalistas chilenas.
“Vamos a salir al mar con el consiguiente riesgo para la vida de los pescadores que pueda ocurrir un accidente fatal por las malas condiciones del tiempo. El puerto está cerrado y eso puede desatar una tragedia”, expresó el dirigente a una radioemisora local.
Viguera fue enfático en manifestar la acción decidida de los pescadores, quienes pretenden defender su fuente de trabajo, dadas las experiencias altamente contaminantes ocurridas en las plantas de celulosa en el Golfo de Arauco, Constitución y la planta Valdivia.
“Nosotros hemos asumidos públicamente nuestra defensa del mar, por un mar sin contaminación. Alguien va a tener que asumir lo que pudiese ocurrir aquí. No queremos que ocurra una desgracia, pero estamos dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias”, advirtió.
Berenguer, por su parte, dijo que las autoridades gubernamentales conocen el desastre ecológico provocado por la planta de Valdívia y aún así continúa protegiendo a los intereses de económicos de sus dueños.
“Hoy quieren contaminar nuestra zona marítima, en este lugar donde sobreviven del mar muchas comunidades costeras. El gobierno deberá asumir de una vez por todas lo que aquí pueda ocurrir”, recalcó el activista.
Santiago de Chile, 26 de julio 2006
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