Se trata del primer viaje de trabajo al exterior que realiza como Jefa de Estado, en el que se reunirá con los presidentes Néstor Kirchner (Argentina) y Tabaré Vásquez (Uruguay), dos de los líderes regionales con quienes más sintonía ha mostrado la mandataria.
En Buenos Aires, a donde arribará el martes en la mañana, Bachelet sostendrá un encuentro con representantes de la comunidad chilena residente en el vecino país y depositará una ofrenda floral ante el monumento al Libertador General José de San Martín.
La presidenta y su comitiva se trasladarán luego hasta la Casa Rosada, donde se reunirá con Kirchner antes de integrarse al encuentro ampliado de ambas delegaciones. Los dos gobernantes firmarán una declaración conjunta y conversarán con la prensa.
El miércoles, a primera hora, la médico socialista se reunirá con los gobernadores de las provincias argentinas que limitan con Chile, como Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Concluida esta reunión, la Jefa de Estado viajará hasta Montevideo, donde luego de depositar una ofrenda floral ante el monumento al General José Artigas, se dirigirá hasta el Palacio Independencia, sede del gobierno uruguayo.
Allí mantendrá un encuentro de trabajo con su homólogo uruguayo Tabaré Vásquez, con quien ofrecerá una conferencia de prensa conjunta previo a su retorno al país, previsto para esa misma noche.
Bachelet viajará con el canciller chileno, Alejandro Foxley, quien subrayó el énfasis que le dará el nuevo gobierno a sus relaciones con América Latina, para romper el relativo aislamiento de Chile en su propia región, poblada hoy de gobiernos progresistas.
“Con Argentina queremos no sólo tener una buena vecindad, sino una alianza estratégica, es decir, un avance gradual y sistemático a la mayor integración posible entre nuestros pueblos y a la mayor cercanía posible entre los gobernantes”, dijo.
Referente a Bolivia, el canciller afirmó que “Chile no le tiene miedo a innovar, a hacer cambios incluso revolucionarios y lo principal de todo es aprender a escucharse unos con otros”.
Sus declaraciones, que en otros tiempos hubieran generado críticas y “cacareos”, vienen a tono con lo que parece ser el nacimiento de una cada vez más amplia corriente de opinión favorable a una salida al mar para Bolivia.
Bachelet, quien desde la misma proclamación como presidenta electa advirtió a sus seguidores que no había tiempo que perder, terminó a todo tren su primera semana en La Moneda, dejando la sensación de que el Gobierno llevase ya meses instalado.
Hubo implementación de importantes medidas de carácter social, enredos políticos, debates tributarios, disturbios de pobladores, codazos en el parlamento, instalación de comisiones de trabajo, proyectos de ley y hasta los primeros balances.
En este estado de gracia que la sociedad le ha conferido a una Presidencia investida de legitimidad, incluso la oposición de derecha se presentó con su plana mayor en La Moneda para ofrecer su apoyo a las primeras medidas sociales.
Llamó la atención que la medida inicial de Bachelet no fue macroeconómica, del tipo comisión para evaluar las posibles intervenciones de la autoridad monetaria respecto de la caída del dólar.
Ella anunció jardines infantiles, aumento de pensiones, reforma del sistema previsional y atención gratuita en los hospitales públicos para todos los mayores de 60 años.
Santiago de Chile, 20 de marzo 2006
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