Jonás Figueroa, arquitecto y urbanista de la Universidad de Santiago, se refiere a la idea de los concejales Ismael Calderón y Francisco Olea -representantes de Santiago y La Reina, respectivamente- quienes proponen destinar los muros de la ribera del Río Mapocho para que los graffiteros se expresen sin inconvenientes en ese sector de la ciudad.
El fin de semana pasado, dos concejales de la Región Metropolitana plantearon la idea de que los muros que bordean el Río Mapocho podrían ser un buen espacio para acoger manifestaciones de arte urbano, tales como los “graffitis”.
El concejal por Santiago, Ismael Calderón junto a Francisco Olea, representante de La Reina, hicieron un llamado al Ministerio de Cultura para respaldar esta propuesta e integrar este tipo de expresiones ciudadanas. Mediante un comunicado, los representantes comunales, expresaron que «los graffiteros en su mayoría son jóvenes, artistas y de agrupaciones que expresan legítimamente su mirada de la sociedad, la ciudad y la cultura. El graffiti es una opinión social y urbana, por lo tanto, proponemos que las riberas del Río Mapocho sean también un espacio para graffiteros y la expresión cultural».
Frente a esta iniciativa, el arquitecto y urbanista de la Universidad de Santiago, Jonás Figueroa, sostiene que “es bueno que los jóvenes tengan lugares de expresión, ya que de alguna manera, los graffitis son una demostración de los espacios que se gana la sociedad para expresar sus ideas”.
Asimismo, Figueroa sostiene que esta propuesta debe resguardar el espacio fluvial. “Deberíamos de alguna manera ordenar quienes son los que se van a expresar en estos planos del Río Mapocho, teniendo presente que el río se ha transformado en un lugar importante para todas las grandes necesidades de la ciudad, tanto para la expresión como para la vialidad”.
Ordenar el espacio público
Respecto de la iniciativa de los concejales Calderón y Olea, el académico de la estatal sostiene que si bien es importante entregar espacios para expresarse, también es relevante que exista una regulación. “Se pueden hacer concursos urbanos a nivel nacional o concursos comunales de graffiti, que vengan a mejorar algunas zonas que están en deterioro social”, sostiene el especialista.
A su vez, el urbanista considera importante incluir este tipo de manifestaciones en el espacio público. “Ya que los graffiteros tienen intención de expresar sus deseos, sus ideas. Sería interesante que pudiésemos ordenar esta actividad y transformarla en un aporte para la ciudad”, sostiene el arquitecto.
En ese contexto, el académico de la U. de Santiago también plantea la necesidad de integrar otros espacios dentro de la ciudad para el desarrollo de estas manifestaciones urbanas, por ejemplo, en “zonas de pavimento o muros en los que sea posible realizarlas”.
Dentro de las expresiones artísticas, Figueroa menciona que algunos graffitis de la ciudad son comparables con los mosaicos, otro tipo de intervención cultural en la urbe. “He quedado impresionado por la calidad técnica de algunos graffitis que son casi fotografías. Estamos entrando en algo que podría ser interesante tal como los mosaicos, proyectos que se han hecho en ciertos sectores de la ciudad como en el barrio poniente y aquí mismo, fuera de la U. de Santiago”.
Respecto al uso que podría otorgársele a los bordes del río, el urbanista sostiene que “el graffiti tenemos que verlo sociológicamente desde la postura que hay gente que quiere expresarse y no siempre tiene los espacios. En el Río Mapocho, sería un aporte, siempre que responda a la condición fluvial, que haya un esfuerzo del graffitero para crear en función del río”.
Recalca, en todo caso, que lo ideal es que finalmente no se transforme en un problema de ornato, porque el borde río es una zona de alta sensibilidad en el paisaje urbano.
Por Valeria Arias
Santiago de Chile, 9 de julio 2012
Crónica Digital