Considerando que “aunque la medida de revocar la residencia en Chile del condenado cura irlandés John Reilly se ajusta a derecho, lo más parecido a lo justo habría su expulsión inmediata del país” dijo el senador Alfonso De Urresti, quien agregó que “seguir viéndolo en las páginas sociales y recorriendo libremente las calles del país, después de haber sido condenado por abuso de menores, es una provocación para las víctimas”.
El legislador del PS recordó que “desde el mismo día en que le quitamos la nacionalidad chilena que no se merecía estamos pidiendo que se le expulse del país, porque tal como señala la resolución del Ministerio del Interior, no siendo ni útil ni ventajosa su permanencia en el territorio, nada justifica que siga entre nosotros, en tanto constituye un peligro para el bien común, a la sociedad y especialmente las niñas y niños”.
De Urresti señaló que “esperar hasta que cumpla su condena el 2018 se hará una eternidad y con toda seguridad los poderosos e influyentes amigos que conforman su red de protección tratarán de buscar algún resquicio legal para prolongar su estadía más allá de esa fecha. Confiamos en que la justicia seguirá privilegiando los derechos y la seguridad de los menores, por sobre los alegatos de un pedófilo que no ha manifestado ni el más mínimo arrepentimiento, tal como lo consignó durante el proceso judicial el informe de Gendarmería”.
Finalmente el parlamentario de Los Ríos dijo que “lamentablemente, pese a las normas legales y la letra chica en que todavía puede escudarse este cura que ni siquiera asume su verdadero apellido, este tipo de hechos exacerban y prolongan la sensación de impunidad para algunos delincuentes. Los adalides de la seguridad pública también debieran abogar por que autores de tan deleznables delitos como los cometidos por este extranjero una vez sentenciados, deban abandonar de inmediato nuestro país”.
Santiago de Chile, 23 de agosto 2015
Crónica Digital