Los profesores hemos decidido mantener el paro indefinido tras la propuesta de algunos diputados asumida por el ministro. Nuestra exigencia del Retiro del Proyecto Ley de Carrera Docente se mantiene firme a pesar de las voces al interior del Colegio de Profesores que llaman a, simplemente, no hacerle la vida más difícil a la Presidenta de la República. Me propongo aquí explicar las razones de esta exigencia.
Sabemos que un Proyecto Ley puede salir muy distinto a como ha sido ingresado al Parlamento, sin embargo las evidentes señales del ministro – y los maquillajes de los diputados que tratan de salvar un gobierno que se hunde rápidamente en su propia inconsistencia – anulan cualquier posibilidad de eliminar una certificación inútil, burocrática, costosa y anti-pedagógica. Graciosamente, los diputados le cambian el nombre y prometen que se considerará “el quehacer pedagógico”, pequeño detalle que es justamente la base de una Carrera Docente real.
La decisión del profesorado es sabia: En lugar de aceptar una flexibilización de los términos de esta falsa acreditación, como si estuviéramos movilizándonos hace cuatro semanas para que sea “más fácil” ascender de tramo, demandamos una Carrera Docente real. Los diputados, en su propuesta con forma de salvavidas a la talla del ministro, nos dan tres argumentos más para retirar el Proyecto:
1.- Confeccionar una Carrera Docente: “El quehacer pedagógico” y su vinculación con los Aprendizajes de los estudiantes es el eje de una Carrera Docente real. Esto justamente no existe hoy. Es preciso definir las responsabilidades profesionales docentes en la escuela y generar desde allí una estructura con correlato en el salario: A mayor responsabilidad, mayor salario; y no a mejor nota en la certificación, mayor salario. De lo contrario, se produce el absurdo que el profesor puede abandonar sus labores en la escuela para dedicarse a su certificación y así ascender en la Carrera. Es sorprendente como el Proyecto traiciona sus propios “Fundamentos” al proponerse corregir las “lógicas de cuasi mercado”.
Las responsabilidades docentes son múltiples y podemos generar especializaciones muy interesantes que enriquecerían la vida escolar y que sí tienen impacto en los Aprendizajes de los estudiantes: La jefatura de curso (que constituye una herramienta fundamental en el seguimiento de los procesos de aprendizaje particulares), confección de material didáctico e instrumentos de evaluación, actividades de extensión e investigación, liderazgo de equipos de trabajo, asesorías de Centro de Alumnos y Centro de Padres, seguridad y primeros auxilios, convivencia ciudadana, entre muchísimas otras. Las escuelas son pequeñas ciudades.
A partir de ello, se pueden generar procesos de evaluación formativa en relación con este desempeño. En ella pueden combinarse perfectamente factores centralizados y descentralizados y las propuestas han proliferado en medio de este intenso debate. En lugar de la inútil certificación, debe asegurarse un perfeccionamiento que constituya al menos una “actualización” periódica dentro de la jornada laboral del profesor. Hoy, si no trabajamos en dos o más colegios, debemos costearnos costosos programas para los cuales no hay facilidades de compatibilización con la jornada laboral.
2.- El presupuesto: El ministro, a todas luces, no tiene un margen de presupuesto claro y la Nueva Mayoría está muy complicada con su promesa de Educación Gratuita que tiene hoy a varias Universidades Privadas tomadas por sus estudiantes exigiendo ser parte del proceso. Dada la desaceleración, el bolsillo no le alcanzará para todo esto. Se deberá redefinir el presupuesto de una Carrera Docente real.
3.- Reforma al sistema de financiamiento de la educación pública: La respuesta de los diputados a la inmensa deuda del Estado con las condiciones de ejercicio docente son “mesas técnicas”, famosas por su incapacidad de generar soluciones concretas (Qué comprensivos de los procesos legislativos se han vuelto Giorgio Jackson y Camila Vallejo del 2011 a la fecha). Si se va a invertir tal cantidad de recursos, nos resulta impresentable que no sea prioridad las condiciones de ejercicio docente ya bastante conocidas.
Es sabido que hay un Proyecto Ley llamado Nueva Institucionalidad para la Educación Pública y que nuestro paro ha frenado su envío al Congreso para evitar agravar el conflicto. La Carrera Docente de Eyzaguirre pretende instalarse sobre un articulado administrativo que será modificado prontamente. El perverso sistema de subvención por alumno deberá ser modificado y eso naturalmente que tendrá efectos en la situación contractual del profesorado, asunto fundamental para una Carrera escalar.
Nos han acusado de intransigentes y de estar desinformados a pesar de la enorme cantidad de declaraciones públicas, cartas y correos electrónicos enviados a los diputados, el ministro y la presidenta explicando por qué rechazamos este Proyecto Ley con tanta vehemencia. El inmenso debate generado a partir de esta contingencia – debate que ha extendido el paro, debate que el ministro prometió hacer antes de presentar el Proyecto Ley – permite confeccionar una real Carrera Docente.
Hoy comienzan las represalias más duras con los descuentos. La casta política se organiza rápidamente cuando su gobernabilidad tirita. Es la razón de la desesperación de los aspirantes a esta casta política enquistados en el Colegio de Profesores que simplemente entregan a sus colegas por evitarle un problema a la Presidenta. Sin embargo, hubo muchos militantes que supieron leer como profesores este escenario, o bajo la presión que han ejercido los profesores de base movilizados, y por eso ha ganado esta posición en la Asamblea Nacional. Leer el escenario como profesores no los vuelve “apolíticos”: Se toma posición en contra de la profundización de las lógicas neoliberales en educación y punto.
Hoy es la hora del profesor. Queremos volver a clases, pero no podemos simplemente desechar todo el esfuerzo hasta ahora desplegado por una propuesta tan equivocada. No somos ingenuos, sabemos que el retiro del Proyecto sería una señal política del ministro muy difícil de asumir, pero no es nuestra culpa: Es el costo de intentar instalar una política pública desastrosa, que le costaría al Estado más de 2.300 millones de dólares sin potenciar las condiciones laborales y de ejercicio docente ni los Aprendizajes de los estudiantes.
Por Gabriel Núñez Arancibia
Consejo Gremial Liceo A-1 “Javiera Carrera”
Santiago de Chile, 27 de junio 2015
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