Interrogado por la prensa sobre el tema, el autor de Unicornio azul, El necio y muchas otras canciones conocidas aquí a pesar de la censura de la dictadura de Augusto Pinochet, alterna los ensayos con el descanso.
Dijo que en vísperas de sus conciertos “como ligero, sólo bebo agua mineral, descanso y leo mucho”, agregando que cuatro o cinco horas antes de subir al escenario se toma una aspirina.
En las últimas horas, también ensayó aspectos del espectáculo, previsto para esta noche en el coliseo cerrado Arena Santiago de esta capital, con capacidad para 15 mil personas.
Sus músicos acompañantes llegaron el miércoles de Lima, donde tuvieron dos exitosas presentaciones después de 21 años sin que Silvio visitara el Perú.
En esta cuarta visita a Chile, el popular cantante visitó durante una hora a la Presidenta Bachelet en el palacio de La Moneda, a quien le obsequió sus más recientes CDs y una obra original del pintor cubano Roberto Fabelo.
La invitó, asimismo, a asistir a cualquiera de sus conciertos (habrá tres en esta capital, uno en Viña del Mar y otro en Talca).
El trovador reveló que le había sugerido respetuosamente buscar fórmulas para que los artistas internacionales que vengan a Chile tengan que ofrecer, aparte de sus compromisos comerciales, también un concierto gratis para el pueblo.
En otros momentos de su estancia aquí, manifestó que esa había sido su intención al llegar a Chile, pero que no logró obtener apoyo para su idea.
A los periodistas, les dijo: “es triste, pero parece más fácil vender que regalar”.
Silvio Rodríguez también asistirá, el día 5, a la inauguración de la nueva sede de la Fundación Gladys Marín, en homenaje a la fallecida luchadora comunista chilena, de quien el cantautor fue amigo durante muchos años.
Sobre el repertorio que presentará esta noche, informó que se trata de una especie de antología, porque recorre distintas épocas y temáticas de su obra, algo que se había propuesto al cumplir 60 años de edad.
En vísperas de sus conciertos, un agradecido intelectual aprovechó un encuentro amistoso para decirle que sus canciones, que llegaron aquí clandestinamente, de mano en mano, durante el régimen de Pinochet, habían “ayudado a respirar a los chilenos”.
Santiago de Chile, 1 de marzo 2007
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