Basta recordar que una encuesta del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, arrojó que el conflicto alcanza tal magnitud, que, en la ciudad de Cheb, una localidad checa de 36 mil habitantes, situada en la frontera con Alemania, los niños de algunos jardines públicos, parecidos a las guarderías, juegan y les ruego lean bien, a las prostitutas y los macarras
Los macarras en el argot del bajo mundo checo, son los que en otras partes se conocen por proxenetas, gigolós o, simplemente, chulos Ese, digamos, jueguito, para los entendidos, es sólo un reflejo de la realidad que vive una parte de la República Checa SI bien la revelación golpea la sensibilidad, no es menos doloroso comprobar que aquellos niños checos acuden a esa diversión alternativa, según el sondeo divulgado, como una expresión del ambiente de prostitución, trata de blancas, tráfico de drogas, y la desesperación que, afecta a la colectividad marginal contemporánea checa.
Así de sencillo, impresionante y dramático es el suceso Una organización, alemana, no gubernamental, que actúa en ese ámbito desde hace diez años, afirma que la complicación de la prostitución en la República Checa creció a principios de los años noventa, con el final del comunismo, y amenaza ampliarse, mientras la situación económica no evolucione y haya las diferencias actuales, en los niveles de vida El jefe de la policía de la mencionada población de Cheb, acusa a la comunidad gitana de ser la principal abastecedora de la prostitución infantil en la República Checa Alega que para los gitanos checos, es un medio de subsistir, y que ese negocio, además, permite atraer a determinados turistas a los suburbios, para atracarlos
Varios funcionarios de los municipios checos, situados en el borde de la frontera, que pidieron el anonimato, precisaron que en esos lugares se dan cita pedófilos, drogadictos, consumidores de la prostitución infantil y, desde luego, mafiosos de todo tipo. Apuntaron que los principales clientes proceden de Alemania, Austria y Gran Bretaña. A las instituciones defensoras de los derechos humanos y, en especial la prensa, les cuesta trabajo obtener detalles sobre la prostitución infantil en la República Checa, ya que por lo general, luego de una denuncia, judicialmente, no se logran resultados aleccionadores y, después, los que informan, quedan a merced de la mafia, incluso, internacional, que protege su mercado, seguro y variado, en aquel país de Europa del Este
Uno de los pocos expedientes conocidos es el de Helena, el encubierto nombre de una joven en la República Checa que asegura empezó en la prostitución a los 16 años, cuando fue vendida a un macarra, un chulo Helena, la checa, como también la identifican en un informe divulgado, trabajó, en la carretera y los bares de la frontera, fue revendida, golpeada y drogada durante años Ahora, trata de localizar a su hermana, llevada a un cliente, cuando iba a cumplir siete años Pienso, que, no es necesario una observación final
Santiago de Chile, 13 de febrero 2007
Crónica Digital / Revista Mujeres , 0, 50, 2