El PC en un comunicado de prensa al que tuvo acceso Crónica Digital declaró que mientras el pueblo iraquí no recupere su plena soberanía y pueda abordar un proceso de reconstrucción democrática, no habrá justicia ni instituciones legítimas en Iraq.
Los comunistas sostienen que sólo al pueblo iraquí le corresponde enjuiciar a los gobiernos de Iraq anteriores a la invasión de 2003, a los creados bajo la ocupación, y a los responsables de los crímenes cometidos por los ocupantes, encabezados por George W. Bush.
El 26 de diciembre, un tribunal de apelaciones ratificó la sentencia en primera instancia de la Corte penal iraquí que había resuelto la condena a morir en la horca contra Saddam Hussein, el 5 de noviembre pasado. Ayer, la sentencia ha sido ejecutada en Bagdad.
Variadas reacciones ante la condena a muerte de Hussein han señalado que los tribunales creados bajo ocupación y en situación de excepción, como es el caso de Iraq, son ilegales y sus sentencias, nulas. Es sabido que durante el desarrollo del juicio han sido asesinados cuatro abogados de la defensa.
En noviembre, el organismo estadounidense Human Rights Watch condenó el veredicto en un detallado informe, señalando que era poco sólido y afirmando que la Corte cometió tantos errores que había sido imposible realizar un juicio justo.
Después de la ratificación de la sentencia del 26 de diciembre, expertos en derechos humanos de la ONU pidieron al gobierno de Iraq que no ejecutara la pena de muerte y que garantizara el derecho de Hussein a apelar de la pena, indicando que el juicio tuvo fallas graves. Por su parte, la presidenta finlandesa de la Unión Europea instó a Iraq a no aplicar la pena de muerte decretada contra Hussein.
En tanto, Medidas de excepción están en vigor en la víspera en las localidades de Tikrit y Samarra, tras el ahorcamiento del ex presidente Saddam Hussein, cuya ejecución es improbable que detenga la resistencia contra la ocupación militar informó la agencia de noticias Prensa Latina.
El ex mandatario ascendió al patíbulo con calma y rechazó la capucha que le ofreció el verdugo, se constató, pues el ahorcamiento fue transmitido por televisión, excepto el momento de la muerte.
La ejecución fue precedida por una ola de versiones contradictorias sobre la fecha, al parecer difundidas por el propio gobierno para evitar manifestaciones en contra y pedidos de clemencia de gobiernos y personalidades opuestas a la pena capital.
El propio presidente norteamericano, George W. Bush, dijo en Washington que la eliminación del hombre al que convirtió en bestia negra no significa la solución de la crisis iraquí, su principal jaqueca polìtica.
El anuncio de la muerte de Hussein, derrocado por una invasión estadounidense en 2003, fue seguido de otro sobre un atentado dinamitero que ocasionó 31 muertos y casi seis decenas de heridos en el poblado de Kufa, según recuento preliminar.
Un desconocido, capturado y asesinado a golpes en el lugar de los hechos, colocó bajo un minibús el ingenio explosivo accionado por un mecanismo de reloj, según testimonios de testigos a medios de prensa.
Poco después informes confiables aunque fragmentarios reportaron otra detonación en un distrito al noroeste de esta capital, causante de siete muertes y 19 heridos, según fuentes hospitalarias.
De inmediato se carece de precisiones sobre el atentado, pero el ulular de las sirenas de las ambulancias hacia la zona confirma la veracidad de las informaciones del hecho, parte de la vida cotidiana en este atormentado país.
De otra parte, se informó la muerte de cinco soldados estadounidenses a causa de las heridas sufridas en combates en la provincia de al Anbar, uno de los bastiones de la resistencia nacional, y en Bagdad.
Las bajas letales fueron tres miembros del cuerpo de elite de la Infantería de Marina y, de los restantes, ambos adscriptos a la 1 División Blindada del ejército, uno cayó en la propia al Anbar y el otro en la explosión de una mina al paso de su patrulla en Bagdad.
Las muertes elevan a 108 las bajas definitivas sufridas por las fuerzas estadounidenses dislocadas en Iraq en lo que va de diciembre, ahora el mes más mortífero del año que agoniza después de las 105 reportadas en octubre pasado.
Horas antes de terminar 2006, el número de muertos en las filas estadounidenses en los últimos 12 meses es de dos mil 997, acorde con un saldo de aceptación universal, pero sin confirmación independiente.
En las apenas 36 horas que restan de año no se descarta que la ominosa cifra alcance la cantidad de tres mil muertes, mágica por su indudable repercusión en Estados Unidos, donde el rechazo a la permanencia en Iraq es cada vez más tangible.
Santiago de Chile, 31 de diciembre 2006
Crónica Digital
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