Intervención del presidente del Partido Comunista de Chile, diputado Guillermo Teillier, en el acto de homenaje que la Cámara de Diputados realizó al ex presidente Eduardo Frei Montalva, a 50 años de su triunfo electoral.
Convergemos en este acto de reafirmación democrática convencidos de la alta significación que tuvo para el país el resultado de la elección presidencial del año 1964, en el cual jugó un importante papel el Partido Demócrata Cristiano a cuyos militantes, dirigentes y representación parlamentaria me permito saludar a nombre de la bancada del Partido Comunista y la Izquierda Ciudadana.
Por mi parte no podría afirmar que el 4 de septiembre de 1964 estaba feliz con el triunfo en las urnas del Presidente Eduardo Frei Montalva y la consiguiente derrota de Salvador Allende. Un resultado que a no pocos hizo pensar que las posibilidades de este último de llegar a la presidencia quedaban definitivamente canceladas. Tan formidable era este adversario político de Salvador Allende. No logramos establecer y comprender en ese momento que ambas propuestas de gobierno, separadas ideológica y políticamente, tenían, sin embargo, un denominador común. Ambas respondían al clamor de un pueblo que exigía cambios ante una situación de atraso y de injusticia social que no daba para más.
Podemos afirmar con la mirada de hoy que las reformas que llevó adelante el gobierno encabezado por Eduardo Frei Montalva creaban las condiciones y la necesidad de que el gobierno que lo sucediera fuera del mismo signo o de una posición que de alguna manera diera cuenta de los sentimientos del país. Era impensable que un gobierno de derecha le diera continuidad al proceso de reformas profundas iniciadas por Frei. No podíamos saber ese 4 de septiembre que el triunfo del candidato de la Democracia Cristiana con sus postulados y con su obra creaba condiciones objetivas para que llegaran al gobierno quienes postulaban también cambios profundos, y que cerrarían un largo ciclo de lucha popular y política que encabezó Salvador Allende.
Eran tiempos proclives a los cambios. Sin embargo, creo que en esos tiempos se perdió una oportunidad histórica, la de haber puesto en movimiento al conjunto de las fuerzas progresistas que unidas significaban una formidable construcción de propuestas programáticas, de reformas estructurales, muchas de ellas comunes, que se habían fraguado tras muchos años de lucha social y política en Chile y que anidaban en el sentimiento y en el anhelo de la mayoría.
Eran tiempos de grandes tensiones internacionales, de injerencia externa en nuestros países latinoamericanos, conminados a alinearse con los Estados Unidos, la principal potencia mundial, que defendía sus enclaves económicos privilegiados desde el Río Grande hasta la Tierra del Fuego. Tal presión término por quebrantar lo que pudo ser un acuerdo estratégico de desarrollo nacional. Aquel denominador común que empujaba la posibilidad de cambios fue trastrocado y cambiado por posiciones ideológicas contrapuestas que finalmente abrieron las puertas al golpe de estado, cuya fecha ignominiosa vamos a recordar en pocos días más.
Premeditadamente contrapongo ambas fechas, la del 4 de septiembre, que nos recuerda el legítimo triunfo democrático de Eduardo Frei Montalva , que conmemoramos hoy y aquella nefasta del 11 de septiembre que significó el quebrantamiento del sistema democrático y constitucional y lo hago porque considero que aquellas fuerzas y corrientes políticas que se alineaban entonces tras las figuras de Frei y Allende tienen hoy la responsabilidad de preservar y profundizar la democracia, junto con cumplir el programa de reformas estructurales comprometidas con la ciudadanía, para lo cual es imprescindible mantener la unidad.
El desarrollo histórico de nuestra sociedad ha estado determinado no sólo por la acción contrapuesta de sectores sociales que defienden distintos intereses de clase, sino que además por las decisiones políticas de quienes representan subjetivamente a esos sectores, decisiones que pueden concretarse en avances o retrocesos. El año1964 fue un salto adelante en nuestro desarrollo como país y como sociedad, podría considerarse como el inicio de un proceso que desgraciadamente se vio truncado en septiembre de 1973, por el golpe que impulsó la derecha política chilena, bajo consignas anticomunistas y la imposición del terrorismo de Estado. La rivalidad política que mantenía la DC y fuerzas de izquierda, no justifican el Golpe de Estado, que algunos quisieran imponer como la causa del mismo.
Es por ello que la rememoración histórica que realizamos hoy en esta Cámara no puede estar desprovista de un análisis que nos permita enfrentar el presente y el futuro de mejor forma y por consiguiente se constituye en un acto de reafirmación de nuestra responsabilidad política.
Entendiendo que no se puede abarcar en un discurso todas las complejidades del periodo que abarca el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva, podemos decir que representa un gran esfuerzo por dar respuestas al país, a una mayoría de chilenos y chilenas que exigía mayores derechos políticos y sociales. Una propuesta modernizadora que surge en momentos que la propuesta de los sectores conservadores de aquel periodo, no expresaba una voluntad política ni la capacidad para hacerse cargo de las crecientes necesidades del Chile de la época.
Esta propuesta estaría marcada por las “Tres vigas maestras” definidas por el entonces candidato presidencial, que serían la base y le darían viabilidad a su programa de Gobierno: la Reforma Agraria, la “Chilenización del Cobre” y la promoción popular (BCN, 2013). Estas reformas, cuya profundidad marcarán el desarrollo posterior de la historia de Chile, no poseen un valor por sí mismas, sino en tanto que estas forman parte de un complejo superior de reestructuración nacional y profundización de la democracia en Chile.
La ley 16.640 de Reforma Agraria, promulgada el 16 de julio de 1967, dio solución a más de 35.000 familias que antes de esta reforma eran presa de la injusticia social que el modelo de desarrollo agroexportador, basado en el latifundio, traía consigo. 35.000 familias que juntó a otras miles no tenían garantizados el acceso a derechos ni siquiera básicos, sino que indispensables para una vida digna como lo puede ser la salud, la educación o una vivienda digna.
Más allá de los resultados beneficiosos para el país que esta reforma reportó, cabe destacar para el momento actual del debate, todo lo que suscitó tal tentativa. Se evidenció la ira de quienes veían en dicha reforma la violación del derecho de propiedad, para ellos natural. Sectores minoritarios que llevaban adelante una campaña de rechazo virulenta como se puede inferir de las páginas de él Mercurio y el Diario Ilustrado de la época–, intentaban poner freno y sembrar un campo de confusión en torno a tan importante y justa transformación social. Una posición que contrastaba con el apoyo mayoritario de los fuerzas políticas a la que se sumaban actores de la agro industria, comerciantes y, más importante aún, de trabajadores y campesinos. En ese sentido, cabe destacar que la reforma se aprobó en la Cámara de Diputados con 105 votos a favor y 8 en contra, mientras que en el Senado el margen fue de 15 votos a favor y tan solo 4 en contra.
El Gobierno de Frei Montalva entendía que la legitimidad de esta reforma pasaba por generar un apoyo amplio y mayoritario de los chilenos. Entendía también que su viabilidad y proyección en el tiempo estaba dada por profundizar los derechos laborales y políticos del campesinado chileno, fomentando su participación en la reforma y no por las concesiones que se le pudo haber hecho a aquellos sectores minoritarios. Bajo esta premisa es que se promulga la ley 16.625 de Sindicalización Campesina. Es notable también el avance que representó esta reforma al declarar el agua como un bien nacional de uso público.
Similar situación acaeció con la chilenización del cobre. Este proceso fue una respuesta a lo que todo el país demandaba: que los recursos naturales estuvieran al servicio de un desarrollo verdaderamente nacional y no de intereses particulares o externos. En palabras de Radomiro Tomic, la chilenización del cobre se enmarcó en “la necesidad de que sea el Estado quien asuma la dirección de dicha política … en reemplazo de los directorios privados de compañías con sede matriz en el extranjero, representantes obvios de los intereses particulares de sus accionistas y no del interés público nacional” (BCN, 2013, pág. 207).
El valor de la chilenización del cobre consistió en reconocer que la soberanía nacional, la autonomía del pueblo chileno y el fortalecimiento de nuestra democracia, pasaba necesariamente porque el país y el Estado fuesen un agente activo, dirigiendo la producción del metal rojo en función del interés de la sociedad chilena.
Podríamos enumerar muchas otras realizaciones, sobre todo de carácter social. Sin embargo, ninguna transformación podía producir el efecto de desarrollo estratégico a largo plazo -y esto es importante destacarlo a 50 años del Gobierno del presidente Frei Montalva- si es que estas no iban acompañadas de una profunda reforma educacional, asumida como un deber de estado, donde el derecho a la educación se constituía –en palabras del propio mandatario– en una “extensión de los derechos democráticos, de la igualdad de oportunidades” (BCN, 2013, pág. 249). Esta concepción implicó romper con la exclusión antidemocrática del sistema educacional chileno, para lo cual fue necesario ubicar al Estado como un garante de este derecho fundamental; reforma educacional que no sería consensuada porque – en sus palabras– “el pueblo votó porque haya educación para todos los que quieran estudiar” (BCN, 2013, pág. 231)
Junto con valorar estas y otras reformas como hitos en las transformaciones sociales de nuestro país, no se puede dejar de destacar como un hecho trascendente la decidida voluntad de Frei de cumplir íntegramente con su programa de Gobierno; es materia de otro análisis el sí logró íntegramente o no su cometido, pero siempre proclamó su intención de gobernar para todo el país, para todo un pueblo, por sobre intereses mezquinos y de privilegios desmedidos.
Efectivamente, desde el mismo día que asumió el presidente Frei, las fuerzas conservadoras se propusieron modificar el programa con el que fue electo. Sin embargo, fue el propio presidente Frei Montalva, hace ya 50 años, quien hizo un llamado a esos sectores, diciéndoles: “No me pidan que cambie una línea del programa que he planteado al país. No está sometido mi pensamiento a compromisos, cubileteos o transacciones”. Un llamado que todavía hace eco y que hoy, medio siglo después, debemos asumir con igual vehemencia.
Para terminar quiero expresar nuestra disposición a acoger y estudiar la rica experiencia de aquella época como un modo de entendernos mejor en el proceso de desarrollo social y democrático que estamos construyendo.
Evidentemente la obra política de Eduardo Frei Montalva no se enmarca sólo en el periodo de su gobierno. Antes y después jugó un papel relevante en la política nacional como parlamentario y ministro. Sólo quiero recordar que en un momento en los años 80, tomó la decisión de enfrentar a la dictadura, haciendo un llamado a la unidad de las corrientes democráticas y progresistas del país para recuperar el sistema democrático. No pudo seguir participando de ese proyecto que finalmente le cobró la vida. Tal crimen indudablemente no puede borrar la esperanza que la figura de este presidente significó para parte importante de nuestro pueblo al ganar la Presidencia de la República, el 4 de septiembre de 1964, y tampoco podrá borrar la proyección de su obra para el presente y el futuro.
Por Guillermo Teillier, diputado y presidente del Partido Comunista de Chile
Santiago de Chile, 4 de septiembre 2014
Crónica Digital
Excelente análisis de la reciente historia contemporánea de nuestro Chile que ha realizado el presidente del PC en este breve discurso.
Obviamente, somera y de grandes trazos, esta reseña de nuestra historia política actual explica magistralmente por qué y cómo el pueblo avanzó en su desarrollo social con las modernizaciones impulsadas por los Presidentes Frei Montalva y Allende.
MI opinión es que estas modernizaciones han sido las más significativas que, en términos generales, han originado grandes beneficios para la patria, a diferencia de las cacareadas “modernizaciones” con que la ex dictadura militar del fascismo y la burguesía han estado alardeando por años (entre ellas: la destrucción de los antiguos regímenes previsionales -excepto el de las FFAA- y la imposición del desprestigiado sistema de las AFPs).
Sobre este interesante tema, me parece pertinente mencionar el extraordinario estudio histórico del intelectual don Manuel Riesco Larraín, contenido en su libro “Parto de un Siglo”. Su lectura ayuda mucho a ampliar y profundizar las principales ideas expuestas por el compañero Teillier.
LA VERDAD DUELE PERO HAY QUE DECIRLA. CREO QUE ES UN JUSTO RECONOCIMIENTO A UN HOMBRE QUE DEJÓ LAS PUERTAS ABIERTAS A LA UP. PARA ALCANZAR LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA CON EL DR. SALVADOR ALLENDE G. PERO TAMBIÉN RECUERDO QUE PARA QUE SUBIERA EL DR. SALVADOR ALLENDE TUVO QUE FIRMAR UN ESTATUTO DE GARANTIAS IMPUESTO POR EL SECTOR DERECHISTA DE LA DC. ALIADA CON EL PN. DE AQUEL ENTONCES. ME ALEGRO QUE OCURRAN ESTOS RECONOCIMIENTOS PARA ASÍ UNIRNOS TODOS LOS QUE AMAMOS LA VERDADERA JUSTICIA SOCIAL. TODAVÍA HAY MUCHO QUE LUCHAR, ES POR ESTO QUE ¡¡UNIDOS VENCEREMOS Y ADELANTE HASTA TRIUNFAR!!
¡¡UN ABRAZO A TODOS LOS COMPAÑEROS Y A LOS VERDADEROS CAMARADAS CONCIENTIZADOS!!