Un tipo de insecticida neuro-activo relacionado con la nicotina, conocido como neonicotinoides, destruye poblaciones de abejas y amenaza con arruinar la capacidad para cultivar alimentos, de quedar sin control.
Esta familia de productos químicos, implicados en la muerte masiva de colonias de abejas en países como Francia y Alemania, actúa en el sistema nervioso central de los insectos y con menor toxicidad en mamíferos.
Para frenar la disminución de las abejas la Comisión Europea decidió restringir a partir del próximo 1 de diciembre el uso de tres plaguicidas neonicotinoides empleados en el cultivo de plantas y cereales, al constatar que son perjudiciales para estos importantes insectos productores de miel y responsables de polinizar el 80 por ciento de las plantas.
La prohibición cautelar de 2 años para ese tipo de pesticidas sigue el ejemplo de Suiza, Francia, Italia, Rusia, Eslovenia o Ucrania, naciones que prohibieron el uso de estos peligrosos organismos genéticamente alterados, según señalaron medios de prensa europeos.
Un informe de la agrupación conservacionista estadounidense American Bird Conservancy advierte los efectos de los neonicotinoides y llama a prohibir su uso como tratamiento de semillas, a la espera de una revisión de sus efectos en aves, invertebrados terrestres o acuáticos y el resto de animales salvajes.
“Está claro que estos químicos tienen el potencial para afectar a toda la cadena alimentaria”, dijo a los medios de prensa Cynthia Palmer, coautora del reporte de American Bird Conservancy, una de las organizaciones líderes en Estados Unidos para la conservación de las aves.
Bruselas, 31 de mayo 2013
PL