El telescopio espacial conforma una serie de cuatro laboratorios diseñados por la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA), para comprender las maravillas del cosmos y entender su variedad y esplendor infinito.
Spitzer, el último elemento del programa lanzado el 2003, explora una región muy importante del espectro electromagnético no disponible desde la superficie terrestre, el infrarrojo térmico.
El segundo de la familia, Chandra de Rayos X, puesto en órbita a gran altura alrededor de la Tierra en julio de 1999, observa objetos como agujeros negros, quasares y gases a alta temperatura.
Compton de Rayos Gamma, comenzó a prestar servicios en 1991 y recolecta datos de los procesos físicos más violentos del espacio cósmico caracterizados por sus altas energías.
El Hubble, el más antiguo y conocido de todos, partió hacia el espacio en abril de 1990, tiene la capacidad de examinar el Universo en el ultravioleta, óptico e infrarrojo cercano.
Con sus análisis se pudo calcular la edad del Universo, (13 mil 700 millones de años), determinar la energía negra y detectar protogalaxias.
También el Hubble demostró la formación de sistemas planetarios, la existencia de agujeros negros y trasmitió imágenes del momento en que un cometa impactaba la superficie de Júpiter.
Cientos de miles de fotografías captadas de constelaciones lejanas, nacimiento de estrellas, polvo cósmico, nuevos planetas fueron enviadas a la Tierra durante todos estos años desde el ingenio espacial.
Sin embargo, el sofisticado laboratorio está condenado a desaparecer, una serie de desperfectos técnicos y el desgaste en sus baterías llevarán al telescopio a una muerte segura, máxime cuando las dificultades económicas de la NASA y los problemas habidos con las misiones tripuladas hacen prever que no será reparado.
De ser así, el Hubble quedaría inservible en el 2007, y debido a la fuerza de gravedad terrestre caería a la Tierra hacia el 2011. Pero los científicos se resisten a ello, muchos expertos reclaman y solicitan una solución para mantenerlo en servicio.
Pudiera haber una esperanza.
Ante la ola de protestas, Michael Griffin, administrador de la NASA, expresó que la agencia iba a reconsiderar la posibilidad de una misión de servicio al observatorio.
La próxima reanudación de vuelos de los trasbordadores espaciales favorecerá la intención, cuya fecha aún se desconoce y hace pensar a muchos si llegará a tiempo de salvar una de las más preciadas joyas de la tecnología cósmica.
Washington, 27 abril 2006
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