Expertos de todo el mundo están atentos hoy a la evolución de una llamarada (clase X 1,4), nivel más alto en la escala de intensidad, proveniente de una gran mancha solar que apunta directamente a la Tierra.
La eyección ha provocado ya algunos problemas en el hemisferio occidental, donde se han producido moderados apagones de radio, pero los expertos consideran que las consecuencias no serán dramáticas, aunque sí podrían contemplarse auroras brillantes en el sur de Canadá y el norte de Estados Unidos.
Se espera que la mayor afectación se produzca el sábado, cuando la eyección de partículas provoque cierta actividad.
Reportes de la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA), indican que la llamarada viaja a una velocidad de mil 367 kilómetros por segundo.
Hace solo unos días, una explosión solar, la quinta en lo que va de año, desestabilizó los sistemas de radio en el este de China y Japón, y además la superficie terrestre recibió un bombardeo de protones que desencadenó una tormenta de radiación solar menor.
Especialistas aseguran que apenas si estamos al comienzo del actual ciclo solar y se espera que la actividad del astro rey se haga más intensa en lo adelante, sin que a pesar de las numerosas investigaciones en curso se puedan prevenir estas erupciones, pues la mayoría surgen sin mayores avisos.
Sin embargo, una tormenta solar lo suficientemente fuerte, desestabilizaría, incluso de forma catastrófica, una buena parte de la tecnología global. El mundo moderno depende en exceso de la red satelital, de telecomunicaciones, aparatos electrónicos de todo tipo, tecnologías todas muy vulnerables a variaciones espaciales.
Hasta el momento la tormenta solar más severa registrada en la historia ocurrió en 1859, y se le conoce como la fulguración de Carrington o el evento Carrington. La misma causó fallas electromagnéticas a lo largo de todo el planeta, y aparecieron auroras boreales en latitudes tan extrañas como el Ecuador.
Washington, 13 julio 2012
Prensa Latina