Atorada en una seria crisis financiera por la acumulación de un elevado déficit público, para Grecia parece que el tiempo se acaba y la bancarrota se acerca con una salida de la euro zona que para muchos parece inminente.
Con una deuda que equivale al 168 por ciento de su producción anual, la nación helénica ostenta dos récords mundiales: la calificación crediticia más baja para un Estado soberano y la deuda más cara de garantizar.
Tan difícil es su situación que para los 11,3 millones de griegos parece acabarse la esperanza de seguir viviendo con la moneda única, para lo cual han agotado la paciencia con una profunda austeridad que redujo los salarios del sector público en el 20 por ciento y las pensiones en el 10 por ciento.
Actualmente casi el 22 por ciento de los griegos no tiene trabajo, y los desempleados son el 54 por ciento de los jóvenes y barrios enteros de Atenas se encuentran en la miseria. Hay cerca de 1,1 millones de parados, 42 por ciento más que en el mismo mes de 2011.
La economía perdió durante estos casi cinco años todo rasgo de credibilidad y confianza en los mercados, y las agencias crediticias han ido rebajando la calificación de su deuda soberana de forma continua.
El 3 de marzo último la agencia Standard & Poor’s bajó la calificación a C, lo que implica quiebra selectiva, el paso previo a la bancarrota.
Ese país del Mediterráneo declaró a finales de 2009 que su deuda ascendía a 6,7 por ciento del Producto Interno Bruto, cuando en realidad era del 12,7, muy por encima del techo máximo de tres establecido por el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea (UE).
El 10 de mayo de 2010, frente a la inminente quiebra de Grecia, la UE acordó dos medidas importantes:
Primero, un plan de apoyo con préstamos bilaterales de los países de la zona euro por valor de 80 mil millones de euros y otros 30 mil millones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
De ese monto, hasta finales de 2011, Atenas había pagado 73 mil millones de euros, de los cuales nueve mil 794 millones correspondían a España.
Segundo, la puesta en marcha del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera con una capacidad de 750 mil millones de euros (60 mil millones de la comisión europea, 440 mil millones de los estados miembros y 250 mil millones aportados por el FMI).
Ese rescate estipuló que en el 2012 debía captar en los mercados la mitad de los recursos que necesitaba y el ciento por ciento para el 2013, pero la UE ya asumió la imposibilidad de atraer financiamiento necesario para pagar ese compromiso y, por tanto, habrá que aplicar otro plan de austeridad.
Dado que Grecia se quedaría sin dinero el mes próximo y no hay ningún Gobierno que negocie el necesario tramo de ayuda, los inversores han comenzado a apostar por una cesación de pagos y una salida del euro más pronto que tarde.
Alemania, el peso pesado europeo, pidió a los griegos que reconstruyeran un Gobierno viable, pero reconoció que la situación era difícil, pues la alternativa consiste en el trauma de un nuevo recorte de gastos, exigido a cambio de ayuda, o vivir fuera del euro.
CLAVES Y CONSECUENCIAS
Con la debacle de Grecia la crisis de deuda en la zona euro, formada por 17 países, entró en una nueva y crítica fase ante el miedo de que ese país incumpla sus pagos y desate un desastre económico mundial como el que siguió a la quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers en el 2008.
Así las cosas, los ministros de Finanzas de ese bloque dijeron al Gobierno griego que tiene que aprobar medidas de austeridad más estrictas antes de que se tome una decisión final sobre nuevos préstamos de la UE y el FMI.
No pierden de vista que los griegos acumulan una deuda soberana superior a los 340 mil millones de euros, más de 30 mil euros por habitante, por lo que, cuanto más tiempo continúe la crisis, mayor será el riesgo de extenderse a las economías de la zona euro con problemas.
Ese caso se refieren a Irlanda y Portugal, que ya han sido rescatados, y a España, cuya economía es mucho más grande y cuyo salvamento sería bastante más caro -quizás demasiado caro-, según analistas.
Además, un impago de Grecia dañará a los bancos que tienen deuda griega, entre ellos el Banco Central Europeo, y a los grandes prestamistas franceses y alemanes.
También podría llevar a los mercados de crédito a la paralización, como ocurrió tras el colapso de Lehman Brothers, cuando los bancos virtualmente dejaron de prestarse dinero entre sí.
Un impago griego sería una catástrofe y una humillación para la UE, que lanzó el euro en 1999 como su proyecto más ambicioso y como símbolo de la unidad del continente.
Eso ha llevado a destacados expertos a pensar lo impensable: que la zona euro podría romperse, bien por la expulsión de Grecia o por la marcha de Alemania, el gran pagador de la UE, que puede verse tentada a retornar a su moneda anterior, el marco.
El Nobel de Economía, Paul Krugman, ha insistido en que Atenas debe salir del euro para salvar a España e Italia, al considerar que ya no hay solución posible para arreglar su crisis financiera.
Líderes europeos y de Estados Unidos intentan por todos los medios buscar una alternativa a esa idea, pues no quieren que el país helénico abandone la moneda única, pero Krugman piensa lo contrario, debido a que para él todas las soluciones que se discuten no sirven para remediar el desastre.
Con anterioridad la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, tampoco descartó que Grecia se vea abocada a la bancarrota y tenga que abandonar el euro y la Unión Europea.
Por el contrario, la UE aseguró que honrará sus compromisos con Grecia en un intento por garantizar que se mantenga dentro del eurogrupo, pero insistió en que en reciprocidad esa nación debe cumplir con las obligaciones contraídas.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, reiteró que quieren a la nación helénica dentro del bloque, por lo que esperan que el futuro Gobierno, después de las elecciones previstas el 17 de junio próximo, acepte las condiciones acordadas para la asistencia financiera.
Durante la reciente Cumbre del G8 se fijó posición en favor del crecimiento y la generación de empleos como imperativos para salir de la actual crisis económica global, y se abogó por una zona euro unida y fuerte.
Los líderes de las ocho naciones más poderosas del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Japón y Rusia), coincidieron en la importancia de la estabilidad y recuperación de ese bloque, y en que Grecia permanezca dentro de él.
Asimismo reconocieron que las medidas para enfrentar la crisis no pueden ser iguales para cada uno de sus miembros, al tiempo que ponderaron el debate que tiene lugar en Europa sobre cómo generar crecimiento junto a la consolidación fiscal con una base estructural.
“A todos nos interesa el éxito de las medidas específicas para reforzar la resistencia de la eurozona y el crecimiento en Europa”, apuntó el comunicado final de la cita.
EVITAR BANCARROTA CON MAS DEUDA
A finales de marzo de este año Grecia anunció que recibirá 172 mil 700 millones de euros para cubrir sus necesidades financieras hasta el 2015, cifra que incluye algunos fondos no usados en su primer rescate de 2010, el cual constituye el segundo salvataje acordado este año con fondos adicionales del FMI.
Los ministros de Finanzas de la zonaeuro someten a aprobación también otro respaldo por 130 mil millones de euros, a los que se sumaran 34 mil 500 millones de euros de la primera ayuda ofrecida por la comunidad europea y otros ocho mil 200 millones adicionales del FMI para el 2015.
Esa última cifra se espera sea parte de un préstamos por 28 mil millones de euros que el FMI dijo podría brindar a Atenas durante un período de cuatro años.
Por Cira Rodríguez César Prensa Latina.
Santiago de Chile 27 de mayo 2012
Crónica Digital