Tanto Morales como su antecesor, Eduardo Rodríguez, coincidieron en sus discursos en resaltar el papel de Lagos en un diálogo entre ambos países, distanciados históricamente por la conquista chilena de las costas bolivianas en el siglo XIX y por desatención de Santiago a la demanda de una salida al mar.
Morales saludó la presencia del gobernante chileno, a tiempo de manifestar la decisión de hacer historia y llegar a tratar y saldar los temás históricos pendientes, en función de lo cual dijo confiar en el pueblo chileno y sus organizaciones.
Dijo que los dos países necesitan relacionarse y poner fin a su enemistad y agregó que la asistencia de Lagos genera en tal sentido esperanzas en el pueblo boliviano.
Anunció que asistirá como invitado a la toma de posesión, en marzo próximo, de la nueva presidenta chilena y aludió a las diferencias históricas bilaterales, al señalar que no tiene miedo de fortalecer la amistad con el pueblo chileno.
Sugirió también la posibilidad de que Lagos, una vez que deje el gobierno, haga un seguimiento del proceso de diálogo entre los dos países bajo la nueva administración.
Por su parte, Rodríguez destacó, en un balance de su administración transitoria de siete meses, la voluntad de Lagos, en la forja de una relación de confianza “en la que los intereses recíprocos contribuyan no solo a acercar a nuestros pueblos, sino también a solucionar nuestras antiguas diferencias”.
Lagos es el primer presidente de Chile que visita Bolivia en más de medio siglo y, en una conferencia de prensa, reiteró la posición chilena, en el sentido de que la demanda boliviana de una salida al mar -que mantiene a los dos países sin relaciones a nivel de embajadores- debe quedar para el futuro.
En tal sentido, sostuvo que es necesaria una agenda de futuro, que puede facilitar el tratamiento de los problemas del pasado y ratificó el rechazo de Santiago a revisar el tratado de límites entre ambas naciones, que consagró hace casi un siglo la conquista chilena de las costas bolivianas en el siglo XIX.
Reiteró Lagos que su gobierno avanzó considerablemente un acuerdo con el régimen boliviano de Hugo Banzer y Jorge Quiroga (1997-02) un acuerdo para la exportación de gas por las costas chilenas.
Ese proyecto que propició una rebelión social que obligó a renunciar a la Presidencia al neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003.
Sostuvo que su país quiere el acercamiento con Bolivia sin plantear otra vez el tema del gas, pero apuntó que Chile tiene grandes necesidades del recurso y sus plantas de licuefacción en actual construcción determinarán el precio del combustible en el Cono Sur.
También sostuvo que los negocios deben hacer abstracción de otros criterios y recordó casos de países que venden gas a sus enemigos.
Tanto Lagos como Morales señalaron que el diálogo entre los dos países no admitirá exclusiones, concepto que alude al tema marítimo.
Por su parte, el líder boliviano recordó que su gobierno es producto del apoyo del pueblo, que ha hecho historia y que quiere seguir haciendola en las relaciones con Chile, con la búsqueda de soluciones mediante el diálogo, que corresponde a la cultura indígena.
La Paz, 23 de enero 2006
Crónica Digital/PL , 0, 68, 11