Por Marcel Garcés Muñoz
Los chilenos estamos convocados para este 26 y 27 de octubre a elecciones regionales y municipales donde un universo de 15 millones 450 mil 377 ciudadanos (7.908.994 mujeres y 7.541.383 hombres) están habilitados para participar en este proceso para elegir entre 18 mil 936 candidatos y candidatas.
Como dato de la realidad demográfica del país, en el Padrón definitivo, están habilitados para participar 786 mil electores extranjeros (migrantes venezolanos, colombianos, argentinos, bolivianos etc ).
Pero también hay que agregar otros datos estadísticos, para conformar un cuadro adecuado para el análisis, dada la confrontación política generada, y la pretensión de la derecha opositora, de instalar un escenario de “castigo” al gobierno del presidente Gabriel Boric y su alianza de fuerzas políticas progresistas.
La segunda vuelta presidencial del 19 de diciembre de 2021, dejó estupefacta y nerviosa a la Derecha, y a la Casa Blanca y el Pentágono: Gabriel Boric recibió una votación record en la historia electoral democrática del país, un 55.87 por ciento (4.600.890 papeletas), en tanto el candidato de la Derecha unida en torno al neofascista José Antonio Kast, obtuvo un 44.13 por ciento (3.650.088 votos), con un total de electores de 8.270.978, en un Padrón Electoral general de 15.030.973 ciudadanos.
Los votos nulos fueron 68.802, un 082 por ciento y los en blanco, 24.130, un 0.29 por ciento. La abstención fue de un 44.42 por ciento.
Precisamente por esos datos contundentes de un estado de animo y expresión de la voluntad democrática de cambios de la ciudadanía, el objetivo principal, estratégico, de la derecha política y económica, de los grupos empresariales, es la derrota, por las vías del boicot económico, la conspiración subversiva,-la extremista del populismo neofacista de Kast, o o que representan las señoras Cubillo, la Matthei, la señora Rincón, o de la retórica de cantina de un Carter, Sichell, Desbordes, o las pretensiones mesiánicas de la UDI, RN,los autodefinidos como Republicanos, y otros grupos cupulares, ha sido oponerse frenéticamente al proyecto modernizador, patriótico, humanista, reformista, encabezado por el presidente Gabriel Boric y la alianza oficialista, y a la proyección de su vigencia mas allá de las elecciones presidenciales del 16 de noviembre de 2025 (y una eventual segunda vuelta, el 14 de diciembre del mismo año para elegir el Primer Mandatario, o Primera Mandataria, que encabece el gobierno nacional de Chile 2026-2030.
Pero más allá de los datos objetivos del proceso electoral, de los resultados de los escrutinios, lo trascendente será el contenido político y social de la correlación de fuerzas con que amanezca el país el día 28 de octubre, y marque el rumbo histórico siguiente, en el corto, mediano y largo plazo.
Es evidente que más allá de la decisión de elegir ahora un gobernador o gobernadora regional, un consejero o consejera regionales, un alcalde o alcaldesa, un concejal o concejala de un poder reducido a una región o comuna, de apoyar un programa de realizaciones locales o un color ideológico determinado, que evidentemente tiene un significado político y social para la comunidad y para la interpretación partidista- y este caso para el curso del proceso nacional, de las alianzas y la confrontación política entre Gobierno y oposición, y la interpretación cortoplacista y la retórica inmediata y local, el evento electoral en curso tendrá muchas consecuencias, lecturas, balances, interpretaciones y cada quien querrá sacar cuentas alegres.
En el horizonte político nacional todo parece encaminarse hacia una definición estratégica con la perspectiva de las elecciones presidenciales del 16 de noviembre del 2025, para el período 2026-2030 ( o en caso de una segunda vuelta, el 14 de diciembre del mismo año).
Lo cierto es que el país parece acercarse a un momento crucial de definiciones político sociales internas, en un mundo crispado por conflictos bélicos, de contiendas geopolíticas, de escenarios regionales y vecinales complejos y amenazantes, a una crisis económica global, social y política, a una inestabilidad de seguridad, amenazas evidentes para la paz mundial, el medio ambiente con un cambio climático en pleno e inevitable desarrollo.
Ello explicaría el nerviosismo expresado por el diario “El Mercurio”, en su Comentario Político del domingo 6 de octubre presente, a tres semanas de los cruciales comicios, cuando advierte que: ”Si bien la desaprobación al gobierno de Gabriel Boric es ampliamente mayoritaria en el país, se da la paradoja de que la oportunidad de que la continuidad para un próximo periodo de esa coalición de izquierda no está para nada descartada”.
Y a reglón seguido conmina a sus huestes:“Es demasiado lo que está en juego para darse gustitos personales, buscar salidas apresuradas y hacer caer la esperanza que tienen los ciudadanos en un proyecto serio que sea una alternativa a la dramática situación por la que atraviesa el país”.
El periódico llama la atención sobre la ”descoordinación y desorden” de los partidos de la Derecha en los patéticos episodios de la fallida Acusación Constitucional contra el presidente Boric y del escandaloso sueldo de la ex propagandista del dictador (1973-1990) Augusto Pinochet y actual candidata a Alcaldesa de la Municipalidad deeeLas Condes, Marcela Cubillos -pago de favores políticos o lisa y llanamente corrupción al más alto nivel de la Derecha–, caso Universidad de San Sebastián ,reportajes centro “académico” y de pago de “lealtades políticas” y las “aristas” ( así le llaman a la corrupción, el cohecho, abuso) del llamado “caso Audio”.
Bien lo sintetiza El Mercurio, el mismo 6 de octubre en el cuerpo de Reportajes, titulando en su portada, “Esta semana la derecha reprueba el test de gobernabilidad, con un 1.0 bien ganado”, reproduciendo afirmaciones de la Decana de la Facultad de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibañez, María José Naudon, quien señala, en un claro mensaje y llamada de Atención al sector, que “el bloque de centro derecha se nota con ansiedad. Y si no logran atajarla, las consecuencias serán nefastas”.
Pero los actores políticos y militares, económicos y sociales, parecen encaminados en un rumbo suicida, no solo para la estabilidad y la paz mundiales, sino para el destino y estabilidad de la humanidad, de un agotamiento no solo de sus recursos, no solo de su subsistencia como orden global, sino de la propia existencia de la humanidad como experiencia biológica, social, cultural, con guerras de exterminio, genocidio deliberado, y en definitiva un suicidio nuclear global.
Gaza, Ucrania, Israel, Palestina, el Medio Oriente en llamas, las decenas de miles de hombres, mujeres y niños sacrificados en nombre del Imperio, y un desequilibrio mesiánico y genocida de una camarilla militar y política en Israel, apoyados y monitoreados politica, militarmente y financieramente por Estados Unidos, parece ser solo escenarios anticipados de una locura en pleno desarrollo, mientras nosotros, chilenos nos preparamos suicida, alegremente -algunos en realidad no tanto- para participar en un acontecimiento planteado como histórico, determinante, de una decisión electoral local.
De todas maneras, en una perspectiva de una coyuntura local, las elecciones tienen una importancia en el escenario nacio0nal.
Pero la interrogante real es ¿qué es lo que está en juego?” en este particular escenario nacional, pero también global.
La reciente visita de la Comandante del Comando Sur del Imperio, la fuerza de intervención del Pentágono en la región, la generala Laura Richardson, y su discurso poniendo el orden a las cúpulas militares y a los subordinados de la Derecha regional, puso las cosas en su lugar.
De acuerdo a los escenarios que prepara e impone el Pentágono, para los años que se vienen, a nivel regional y global, lo que preparan sus fuerzas de intervención política, social y económica, es la confrontación contra Rusia, China, Viet Nam, Cuba, Nicaragua, Colombia, Venezuela, Brasil, Corea del Norte y quien se le oponga en el camino, como Chile, por ejemplo, y sus fuerzas oolíticas y sociales progresistas y democráticas,
Por ahora y en la perspectiva inmediata, lo que está en juego, es sin duda, el destino de la institucionalidad democrática, el respeto y la defensa de la soberanía nacional en su más pleno sentido y proyección patriótica, el cumplimiento de las demandas y la voluntad colectiva del pueblo: salud, educación, pensiones, vivienda, fin a la corrupción de las cúpulas empresariales y políticas,
Lo que está en juego es la seguridad, justicia, el protagonismo y la participación en el ejercicio de sus derechos y el protagonismo social.
¿Será mucho pedir?
Pero en estos momentos de la historia, es un programa mínimo del progresismo, por cual que vale la pena votar en este proceso electoral inmediato.
O más bien, por el cual luchar, en la perspectiva de las próximas batallas por el porvenir.
El autor es periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 11 de octubre 2024
Crónica Digital/PL
