El régimen de Bangladesh está perpetrando, a través de sus fuerzas policiaco–militares, un genocidio contra estudiantes, niñas, niños y adolescentes, y la ciudadanía en general. Es un capítulo negro de la historia de Bangladesh. Desde Chile, la comunidad bangladeshí no somos indiferentes al valor de los estudiantes, las niñas y los niños de su país, y clamamos por la solidaridad para defender sus vidas, sus derechos y su libertad.
Estamos en presencia de un muy lamentable crimen contra la humanidad que ha estado ocurriendo en Bangladesh durante las últimas semanas. Siento que mi responsabilidad es informar a las autoridades pertinentes y a la ciudadanía chilena, consciente del imperativo de proteger los Derechos Humanos en todo momento y lugar. Bangladesh también es parte de la comunidad internacional y es el séptimo país más poblado de todo el mundo. Como ciudadanía del mundo global, debemos preocuparnos por quienes están sufriendo y siendo víctimas de la vulneración de sus derechos fundamentales, en cualquier parte del mundo.
Desde julio pasado, las y los estudiantes universitarios de Bangladesh se han manifestado en las calles contra la grabe discriminación del sistema de cuotas laborales, en el que el 56% de los espacios de inserción laboral en los organismos públicos se ha reservado para algunos beneficiarios durante décadas, como los hijos y los nietos de quienes participaron en 1971 en la independencia del dominio pakistaní.
Estos movimientos y protestas fueron pacíficos y legítimos. Para que se conozca el contexto, el régimen de Bangladesh ha estado gobernando sin elecciones justas desde 2008. Es lo que se reconoce internacionalmente como una dictadura, no permite la libertad de expresión y el ejercicio de los derechos fundamentales. El 15 de julio, durante los movimientos pacíficos de los estudiantes, la policía de Bangladesh disparó directamente en su contra y provocó víctimas fatales. Con esos asesinatos comenzó la crisis. Después de aquella matanza, los movimientos se multiplicaron y aceleraron por todas partes del país. Fueron millones los estudiantes que alzaron la voz y salieron a la calle, lo que es una demostración masiva sin precedentes en la historia del país.
El régimen clausuró Internet y la red móvil y decretó el toque de queda. Las fuerzas armadas y la policía de Bangladesh masacraron a un movimiento pacífico y mataron a centenares de personas en un día, incluidas niñas y adolescentes estudiantes. Durante estas semanas, se ha detenido a lo menos 15 mil personas y un número todavía indeterminado permanece desaparecido. Se trata en su mayoría de estudiantes, incluidos menores de edad. Se trata claramente de un genocidio, que todavía continúa.
Chile fue el primer país de América Latina y El Caribe que reconoció a Bangladesh como un Estado independiente en 1971. Ahora no puede permanecer indiferente frente a la masacre y el genocidio contra los estudiantes.
Esperamos la solidaridad de Chile, su Gobierno y su pueblo. Los derechos de los estudiantes no tienen fronteras.
Imágenes: Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas y Amnistía Internacional.
Por Mohammad Amdadul Haque Mollah. El autor es Ciudadano de Bangladesh en Chile.
Santiago, 3 de agosto de 2024.
Crónica Digital.