Por Marcel Garcés Muñoz
La ultraderecha de Chile, ha dejado de lado todas las buenas maneras políticas y la hipocresía verbal y han pasado francamente a una nueva fase- la de abierta conspiración, en busca de asaltar la institucionalidad democrática que les ha sido esquiva por la decisión democrática de los ciudadanos, en sendas elecciones.
Lo de Brasil, el asalto a las sedes de los tres poderes políticos de la institucionalidad democrática del país -el Palacio Presidencial de Planalto, el Parlamento y el Tribunal Supremo, en Brasilia, demandando a las Fueras Armadas un Golpe de Estado que derroque al presidente Constitucional Lula da Silva, elegido por el voto ciudadano en octubre del año pasado, y que asumió el 1 de enero de 2023, es un mal ejemplo.
PERO EN CHILE LAS COSAS NO ANDAN MEJOR. DEBEMOS ESTAR ALERTAS
El desembozado accionar subversivo puesto en evidencia en las últimas semanas aglutina a la elite política, empresarial y mediática derechista, a un abigarrada y a veces rocambolezco desfile de políticos tradicionales en busca desesperada de exposición- y fondos, claro,- en el escenario del cual han sido justamente desplazados por los ciudadanos.
Es posible encontrar con amplia difusión en las páginas mercuriales, en las pantallas de la TV de una multiforme representación de los llamados “Republicanos”, amarillos, neofacistas, lumpen, analistas, “académicos”, al servicio de la misma estrategia sediciosa, contra el Gobierno del Presidente Gabriel Boric, contra la estabilidad y la seguridad, la paz en el país, desconocimiento de la legitimidad y autoridad del Gobierno, pero sobre todo contra la institucionalidad y el futuro democrático del país.
Y es necesario, indispensable que se demande a todos los actores , una concertación, coordinación, un compromiso político-social que ponga atajo a una amenaza que por ahora se puede limitar a las diatribas a través de las páginas de medios, al atemorizamiento e intranquilización de la población, la le insolencia y agresividad contra autoridades, dirigentes politicos de gobierno y hasta el propio Presidente de la República. Sin descartar actos de violencia terrorista, atentados, asesinatos.
“La Semana Politica” de “El Mercurio” del domingo 8 del presente titula su primer análisis de 2023: “El Peor inicio de año”, agregando que luego de la tormenta comunicacional levantada por el tema de los indultos presidenciales que condujeron a la salida de la ministra de Justicia, Marcela Ríos y del Jefe de Gabinete presidencial, Matías Meza-Lopehandía, es caracterizado como “una crisis donde las actuaciones del propio Presidente han sido determinantes”.
El mismo 8 de enero la columnista de El Mercurio y Directora de Asuntos Juridicos y Legislativos del Instituto Libertad y Desarrollo, de la UDI, Natalia González, publica en el matutino, bajo el titulo “El Presidente de la Primera Fila”, que Boric “hace politiquería, empuerca la vida en democracia, y desvía esfuerzos que deben estar puestos en las prioridades ciudadanas, y no en las del octubrismo, quién vulnera la Constitución, fiándose de que su responsabilidad no será exigida”.
Otro mensaje claramente subversivo, en concordancia con una declaración de Renovación Nacional, en El Mercurio, que duda cabe, un personaje bajo el nombre de Rodrigo Salcedo, lanza una ”voz de orden”- hablando en el leguaje de la conspiración en marcha, de la ambientación de la insurgencia derechista o filofascista: “¿Y cuando un plebiscito revocatorio contra el presidente de Chile, Gabriel Boric Font?”.
Y si el 8 de enero El Mercurio daba las orientaciones estratégicas de cómo el discurso político y social y la praxis de la fronda política y empresarial, la maquinaria propagandística y los poderes fácticos, otros articulistas recibían la orden de seguir avivando la cuenca y mantener la ofensiva.
Personajes como Gonzalo Rojas, clamaría en el Mercurio (11 de enero 2023), que “Boric en su primer año, no ha logrado ni siquiera gobernar, ni bueno ni regular, ni malo, simplemente, hasta ahora no ha habido gobierno en Chile, No lo habido porque el país no ha tenido Gobierno”.
Por lo visto se repite mucho de la campaña del terror y ambientación alevosa de la “Guerra interna” que precedió al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, y a la generación del ambiente de inseguridad, boicot económico, terrorismo, vivido en Chile previo al golpe de Estado militar derechista de 1973. Y no es posible olvidar el papel provocador de uno de los articulistas del Mercurio de entonces, del famoso Coronel NN, que desde un anonimato aparente desataba su retórica sediciosa, y que resultó ser, según confesó más tarde su propio propietario, Agustín Edwards Eastman, asociado con Richard Nixon y Henry Kissinger, en el Golpe contra Salvador Allende, el coronel y luego General de la Fuerza Aérea, Orlando Gutiérrez.
Entonces surgen pandillas como el “Tean Patriota”, a cuya cabeza se puso al agitador, terrorista, pinochetista, cabecilla de la “Garra Blanca”, Francisco José Muñoz Carrasco, más conocido por su alias de “Pancho Malo.
Se define como “proveedor de informaciones”, informo en su entrevista a lo “rock Start”, indicando haber estado en Tailandia ocho meses entrenando Artes Marciales, y de hacer ”asesorías” en varios países donde tiene muchos “clientes”, confesando que no tributa en Chile. Otros datos establecen que fue “brigadista” de la campaña presidencial de Joquín Lavín y fue procesado por homicidio en el año 2000. (fue una pelea de chiquillos, asegura ahora) y en la actualidad está vinculado “políticamente” con el Partido Republicano.
Quién fuera miembro del pinochetismo, se ufana en El Mercurio, que le ofrece una tribuna privilegiada ( dónde si nó) de haber sido “gestor y facilitador de negocios”, en varios países, de tener relaciones con “narcos internacionales, y movimientos fascistas internacionales, con gente de Trump.
Alimentados por análisis de encuestadoras empresariales, comentarios de articulistas que alimentan la guerra sicológica terrorista que ambienta y proyecta su accionar, generando un ambiente de insurgencia, de inseguridad social, de extremismo, y de miedo, que estimula, promueve un accionar de guerra interna, que demanda provoca, el ejercicio de una respuesta militar, policial, dictatorial, de represión sobre un “enemigo interno, “que justifica y demanda” hasta el genocidio, y compromete a las Fuerzas Armadas y policiales, en la perspectiva más que probable, y deseable, para ellos, de la doctrina y estrategia de la “guerra interna”, de la amenaza insurgente, de un ejercicio de la estrategia de una guerra de exterminio de los demócratas, del “enemigo interno”, de la lucha antinsurgente. Y un largo extcétera que conocImos en Chile cuando imperó la dictadura militar de Pinochet.
PELIGROSOS LLAMADOS SUBVERSIVOS A LAS FUERZAS ARMADAS
La existencia de aparatos de seguridad e Inteligencia del Estado- en el mayor de los casos subordinados a las Fuerzas Armadas y policiales oficiales, que no parecen cumplir con los deberes fundacionales y esenciales de prevenir los ataques contra la seguridad e institucionalidad del Estado, de la ciudadanía, que siguen siendo “indeterminados” lo cual constata la incapacidad de prevención de las amenazas, su negligencia, o francamente su complicidad, obligan a pensar en la necesidad de replantear su doctrina, sus estructuras, y hasta su composición.
Y hay muchas evidencias del adoctrinamiento de altos mandos institucionales en la Doctrina de la Guerra Interna, y las bravatas que amenazan a las acciones de los pueblos indígenas, en la Novena y Décima Regiones, que así lo confirman.
No hace mucho aparecieron en lugares estratégicos de la capital- en los muros de las estaciones del ferrocarril Metropolitano y muros callejeros, en las cercanías de cuarteles y edificios públicos, rayados muy bien delineados, y con la frase “FFAA salven a Chile”, y otros llamados en panfletos a derrocar el gobierno constitucional del presidente Gabriel Boric.
Esta expresión “popular” coincide, se coordina, con el resto de las acciones de “guerra sicológica”, con los mensajes que “El Mercurio” emite editorialmente , dando su orientación sediciosa, concordada como en 1973, con los organismos de inteligencia de Estados Unidos y a través de opiniones seleccionadas- o redactadas- o por sus redactores-, derramada diariamente, en una evidente campaña concertada y planificada, de ambientación de la sedición, del terrorismo de Estado, del Golpe de Estado en marcha.
O es que alguien, como algunos “ingenuos”, “amarillos” o cómplices creen que se trata de casualidades o coincidencias de la retórica, (por la cual reciben algunas monedas de la traición) y avivan la cueca de un libreto mayor de los grandes conspiradores, de los grupos económicos, de los paramilitares de la UDI, RN, Republicanos y otras pandillas del “Tean Patriota”, de grupos de oficiales en retiro. de los cómplices de una estrategia y una táctica sediciosa, elaborada con los salones de las elites que manipulan los hilos de las marionetas que hacen las tareas sucias.
El desembozado accionar subversivo puesto en evidencia en las últimas semanas aglutina a la elite política, empresarial y mediática derechista, a un abigarrada y a veces rocambolesco desfile de políticos tradicionales en busca desesperada de exposición- y fondos, claro,- en el escenario del cual han sido justamente desplazados por los ciudadanos.
Es posible encontrar- con amplia difusión las páginas mercuriales en las pantallas de la TV de una multiforme representación de los llamados “Republicanos”, amarillos, neofacistas, lumpen, analistas, “académicos”, al servicio de la misma estrategia sediciosa, contra el Gobierno del Presidente Gabriel Boric, contra la estabilidad y la seguridad, la paz en el país, desconocimiento de la legitimidad y autoridad del Gobierno, pero sobre todo contra la institucionalidad y el futuro democrático del país.
EL DERECHO Y DEBER A ENCONTRAR UNA RESPUESTA A LA CRISIS
Todo apunta a la puesta en escena de una estrategia y táctica que presenta los mismos rasgos o más graves síntomas de una conspiración en contra de la democracia, contra la voluntad de las mayorías y la violación de sus derechos humanos y políticos, en 1973.
Todo señala que está en marcha una confabulación de una derecha extrema, neofacista que busca la violencia, el terrorismo de Estado, un golpe de Estado (“blando”, según algunos que lo anuncian desde las filas de la Derecha y del empresariado- El Mercurio mediante- y ejecutado perfectamente por una fuerza dispuesta a poner en marcha una ofensiva terrorista, con un artero e inevitable componente subversivo militar, una rebelión ultraderechista.
Y tenemos el derecho y el deber democrático y patriótico de encontrar una respuesta a la crisis, a ese desafío.
Hace falta una vigilancia, denuncia y un seguimiento de las autoridades correspondientes (gubernamentales, políticas, de la Inteligencia y Seguridad Nacional), frente a estos indicadores.
Pero sobre todo que se demande a todos los actores una concertación, coordinación, un compromiso político social que ponga atajo a una amenaza real a la institucionalidad democrática del país, que de garantía, estabilidad a la sociedad en su conjunto, lo que implica soluciones efectivas a las demandas de justicia, progreso, educación, salud, trabajo y pensiones dignas, y respeto a los derechos fundamentales de cada ciudadano.
En el contenido de esta iniciativa deben figurar demandas nacionales puestas en la agenda política y social a través de expresiones masivas de la soberanía ciudadana, como un nuevo proyecto de Constitución que genere un escenario posible de las transformaciones, ajustes, modernizaciones y Derechos Humanos que Chile requiere como necesidad histórica, tanto en el plano ciudadano general, como de los pueblos originarios. Y que son una responsabilidad que hemos asumido como país ante la comunidad internacional y sus organismos.
Un paso básico y elemental será desarmar los espíritus, alejarse de la confrontación, de la descalificación, escucharse y respetarse en las diferencias, lo que sin pretender eludir nuestras responsabilidades históricas sociales, ideales y proyectos permitirá encontrar un lenguaje sereno, un dialogo respetuoso y constructivo donde revisar nuestro pasado, pero sobre todo soñar un porvenir de nación, libre, pacifica, amable, soberana, justa.
Mas allá de la soberbia del mesianismo y la altanería, pero sin eludir nuestras manera de identificar y soñar nuestros futuros.
¿Será mucho pedir ciudadanos, hermanos, compañeros, familias, vecinos, conocidos, amados y queridos compatriotas?
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Nota de la redacción: Editorial enviada el 19 de enero.
Santiago de Chile, 22 de enero 2023
Crónica Digital