El próximo domingo unos 13 millones de ciudadanos están convocados a las urnas en Chile, para elegir por primera vez en la historia por voto popular a los gobernadores regionales.
Se trata de la segunda vuelta de los comicios del 15 y 16 de mayo, en los cuales los chilenos eligieron a gobernadores, alcaldes, concejales y a los 155 integrantes de la Convención Constituyente que redactará la nueva carta magna del país.
En esa ocasión solo tres de las 16 regiones lograron elegir a sus respectivos gobernadores, pues en las 13 restantes ningún candidato logró el 40 por ciento de los votos necesarios para resultar victorioso, por lo cual prácticamente casi todo el país volverá a las urnas.
Esta elección cobra trascendencia porque este cargo forma parte de las medidas encaminadas a descentralizar el poder en este país, ya que sustituye a los intendentes nombrados directamente por el Presidente de la República.
En la práctica, el nuevo gobernador regional será el responsable de la administración de cada región y tiene la obligación de velar por su desarrollo social, cultural y económico, elaborando políticas de desarrollo para cada territorio.
Analistas insisten, además, en que el resultado de esta elección brindará una perspectiva de lo que pudiera ocurrir en las presidenciales convocadas para el 22 de noviembre próximo y la correlación de las fuerzas políticas a todo lo largo del país.
Los comicios de mayo último resultaron un descalabro para los partidos tradicionales, pues las urnas le dieron una clara victoria a los candidatos independientes y a los de izquierda representantes del Frente Amplio y el Partido Comunista.
En cambio, los partidos de derecha sufrieron un descalabro por la baja representación alcanzada en la Convención Constituyente, en la cual quedaron lejos de alcanzar los dos tercios de los 155 integrantes de ese órgano.
Algo similar le sucedió a las fuerzas socialdemócratas de la llamada exConcertación, con excepción del Partido Socialista.
Para los observadores políticos las elecciones del domingo venidero pudieran mostrar si ese balance se mantiene o si algunas fuerzas políticas lograron recomponer sus apoyos electorales
entre ambas elecciones.
No obstante, se prevé que en esta convocatoria la asistencia sea muy reducida, a tono con el alto abstencionismo que caracteriza las elecciones en Chile, más aún porque ahora no existen las motivaciones que llevaron a los electores en mayo a ejercer el sufragio.
En esa ocasión existía un enorme interés en la elección de la Convención Constituyente, pero aún así solo acudió a votar el 45,31 por ciento de los electores.
Santiago de Chile, 11 de junio 2021
Crónica Digital/PL